El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

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miércoles, septiembre 22, 2010

Textos en Antología del desamor - Revista Groenlandia


Dos textos de la Antología del desamor - Revista Groenlandia:


LA AMADA DEL SUPERHÉROE


Había soñado con dejarse querer, ingrávida, sintiendo cómo la apresaban y la acariciaban los hilos de seda. En lento y dulce trámite, el veneno iría venciendo sin apenas encontrar resistencia. Y por fin se entregaría como una mariposa en la red, multiplicada su levedad y su belleza infinitamente en los ojos de su captor.


Se llevó la mayor decepción de su vida cuando, para amarla, el Hombre Araña se despojó de su disfraz rojo y negro, mientras la miraba con aquellos ojos de hombre vulgarmente enamorado, que la reflejaban tal cual era.
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ANA PÉREZ CAÑAMARES
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En los desfiladeros de nuestra cama
a campo abierto en el salón yo te persigo
como a un pueblo cansado y débil
te acorralo y te masacro
en vez de ser enfermera
en vez de cantar para tus tropas
en vez de disparar codo con codo
te exijo los restos de las fuerzas
que otros te arrebatan en batallas
transcurridas en despachos de 9 a 6
antes de que acabe contigo
deja que sea mío el último deseo.
Mírame a los ojos, amor:
devuélveme mi humanidad.
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ANA PÉREZ CAÑAMARES
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La Antología completa puede leerse/descargarse aquí.

lunes, mayo 03, 2010

Mis poemas (y cuentos) en blogs

Gracias a nisu, del recomendable blog ............puntos de inflexión........., por colgar El Contrato, acompañado de una estupenda ilustración de Mar Aza.

En Azuldemar, Martín Pedrós, se puede leer uno de los poemas que forman parte de Alfabeto de cicatrices, Tantas caras distintas.

En el blog Insólitos (Caminando por el lado salvaje de la literatura. Literatura no domesticada por el establishment de las letras), acompañado por una magnífica nómina de autores, está mi poema Ortodoncia, gracias a Joaquín Piqueras.

Javier Belinchón, en su blog Tinta en las manos, incluye el poema Como las gallinas, que aparecía en La alambrada de mi boca.

El poema Todo eso, que aparecerá en Alfabeto de cicatrices, puede leerse en el blog de Félix Menkar, Codex de poetas. Muchas gracias. También el poeta Gsús Bonilla recoge este poema en su blog. Una vez más, gracias.

En El sitio de Sina, con motivo del Día de la Mujer, cuelgan mi poema Día de limpieza, que también estará en Alfabeto. Gracias por elegirlo para esa fecha.

Mi querido Antonio Martínez i Ferrer recoge en su blog Voces y miradas, mi poema La verdad de la magia, que también aparecerá en Alfabeto. Gracias, Antonio, como siempre.

Cultura y anarquismo es un blog en el que su administrador ha tenido a bien publicar dos poemas míos: Perdonadme que ahora juegue y Las piedras (también de Alfabeto). Un honor.

Uno de mis haikus de invierno puede leerse en el blog Otros poetas escriben. Aprovecho para agradecer a este blog y a todos los que me habéis dejado cariñosos comentarios hacia mis haikus la cálida acogida que les habéis dado.

El blog ZuMo de PoEsía publica el poema que le dediqué a mi padre cuando murió. Por supuesto, gracias.

En Voces, Jannet Weeber, su administradora, cuelga el poema A salvo en la deriva, que aparecerá en Alfabeto de cicatrices. Un abrazo hasta Alemania.

Iñaki Echarte cuenta en su blog Un extraño en Md cómo En días idénticos a nubes le acompañó en una tarde soleada en el Retiro. Un placer!

El blog Poesía Abierta, de Jesús Malia, recoge el poema que abre La alambrada, Hija, y el poema que da título a Alfabeto de cicatrices, ambos recogidos, como bien señala el blog, en Poesía Capital. Gracias.

Luis Vea, en su blog Reseñados (espacio para la reflexión literaria), habla de Mujeres cuentistas. antología de relatos. En La biblioteca imaginaria puede leerse otra reseña de Mujeres cuentistas (Baile del Sol), la antología en la que aparezco junto a Déborah Vukusic, Inés Matute, Inma Luna, Roxana Popelka, Carmen Camacho, Marina Sanmartín y Ángeles Jurado. Más sobre mujeres cuentistas: en La tormenta en un vaso, reseña de Carmen Fernández Etreros.

miércoles, febrero 10, 2010

Mis poemas (y cuentos) en blogs


Gracias a Alfonso Xen Rabanal, que en su blog Crónicas para decorar un vacío, recoge mi cuento El sol de noche, incluido en En días idénticos a nubes.

En el blog El viajero de una noche de invierno, aparece uno de los haikus que he estado publicando en mi blog estos últimos meses, acompañado de una bellísima foto de un paraje orensano. Muchas gracias.

En el número seis de la revista Groenlandia, aparece una estupenda reseña de 23 Pandoras. Más gracias.

En la revista digital Ojos de papel, puede leerse una reseña de la antología Mujeres cuentistas, así como varios cuentos de las autoras antologadas.

En su blog Asperezas, Pepe Perezas recoge la noticia de la segunda edición de La alambrada de mi boca, con un texto que el poeta Ángel González González escribió con ese motivo. Gracias a los dos...

Del vídeo "noviembre", que Patty de Frutos ha realizado a partir de mi poema de "20 de noviembre" - trillones de gracias, Patty- se han hecho eco varios blogs: .ensilencio., del poeta Javier Das; Jorge Muñiz en Al otro lado del mundo, junto con el poema Insomnio, de La alambrada; también Víktor Gómez Valentinos lo cuelga en el blog que lleva su nombre, así como Ángel Rodríguez Voltios en Desde las lindes del sur. Qué os puedo decir a todos: GRACIAS.


En el blog Dejame que te cuente, me encuentro con Ortodoncia, y con una pequeña historia de madres e hijas que en mi caso también va a ser realidad pronto, cuando Gara empiece a llevar su aparato. Muchas gracias, y buena suerte.

Giovanni Collazos, en El plebeyo, publica Plato frío e Hijo mío, ambos de La alambrada. Un abrazo, Gio.

Contrato, el poema con el que se cierra La alambrada, aparece en el blog Fantasmas y olvidos. Y también en el blog Mientras hay vida... Más gracias.
Y por último, gracias al autor de la foto que encabeza esta entrada, he sido incapaz de encontrar su nombre.

martes, enero 05, 2010

Noche de reyes, un cuento de la antología Mujeres cuentistas


NOCHE DE REYES


Sí, señor, yo fui el niño al que, en aquella aciaga noche del 5 de enero, una entusiasta reportera de la tele se acercó durante la cabalgata para preguntar lo que siempre se pregunta en estos casos, a lo que yo, como un mensajero de la verdad que encuentra el momento de desterrar por siempre la ignorancia, contesté serio y circunspecto, consciente de la gravedad de mi misión: “Los Reyes son los padres y el rey Baltasar no es negro, va pintao”, con lo cual la señorita, un tanto pálida, se dispuso a devolver la conexión a los estudios centrales, mientras mis padres me sacaban en volandas del escenario del crimen, ya que las primeras miradas de odio habían empezado a concentrarse a mi alrededor por parte de padres que mejor hubieran hecho en distraer a sus hijos de la visión del rey Baltasar envuelto en oropeles, que, digo yo, si tanto les interesaba mantener el engaño, por otro nombre ilusión, por qué no habían puesto a un negro auténtico y no al señor aquel embetunado hasta la papada y con un cigarro –éste sí, negro- entre los dedos, y que luego, cuando a mi padre le intentaron cerrar la juguetería –sí, señor, ironías del destino, mi padre era dueño de una juguetería- por no sé qué líos de permisos que intentaban simular la venganza, luego, como le digo, nos enteramos de que el tal rey Baltasar era el concejal de nuestro distrito, en el que por cierto los agentes del orden son especialmente duros con todo negro que se cruzan por la calle, y el señor concejal es ahora ministro de Asuntos Exteriores y se da la mano con negros y blancos con tal de que gobiernen o presidan algo, mientras que yo no he dejado de ser el niño hijoputa que destrozó los sueños de una generación y al que todos, niños, padres, presentadores de la tele y concejales han seguido odiando durante años, todos, menos el dueño del sex-shop que ocupa ahora el local de nuestra antigua juguetería, que al verme entrar siempre me palmea la espalda mientras dice: “de niño cabrón a viejo verde, Manolo”, y es que yo no me he atrevido nunca a decirle que no me llamo Manolo, porque si hay algo que la vida me ha enseñado es que la gente no perdona que la saquen de su errores.


ANA PÉREZ CAÑAMARES


Mujeres cuentistas, antología. Baile del Sol, 2009


(Fotografía de Mª José Lozano García. Gracias).

miércoles, abril 08, 2009

En días idénticos a nubes


Ya está en la calle mi libro de relatos En días idénticos a nubes, que reedita la editorial Baile del Sol. Se trata de un conjunto de relatos dedicados a la adolescencia, recordada, odiada, añorada, mitificada desde una edad más adulta. Es un libro que escribí hace ya unos años, pero con el que, cuando he tenido ocasión de releerlo para esta edición, puedo identificarme totalmente. Y es que si miro un momento hacia atrás, aún está ahí, puedo sorprenderla, la llevo, la llevamos pegada a la piel. La adolescencia: el dolor, la música, la Transición, el acné, el BUP, las dudas, la valentía y el miedo...
Si queréis tener más información y leer alguno de los cuentos, podéis encontrarlos en esta página de Baile del Sol:
(Gracias a la fotógrafa Izaskun García, por prestarme la fotografía para esta edición. Y por supuesto, a Baile del Sol, por seguir teniendo confianza en mí y prestarme todo su apoyo).
Más adelante, habrá alguna presentación de la que daré noticia aquí. Y seguiré dando información sobre páginas que en su momento se hicieron eco de la primera edición del libro, por la Editorial Mileto (gracias al editor José Mª Gutiérrez, ya fallecido), mediante reseñas, entrevistas, etc.

jueves, octubre 23, 2008

Cuento en Cuentos y cuentos

En el blog Cuentos y cuentos, dedicado a hacer una selección de cuentos cortos, han tenido el detalle de colgar un relato hipebreve que escribí en tiempos de maricastaña. Podéis encontrar unas cuantas joyitas en ese blog.
Muchas gracias.

miércoles, mayo 14, 2008

Microcuento en el blog de Adolfo González

Gracias a Adolfo González, que ha buceado en Internet para encontrar un microcuento que escribí hace bastante más de una década.

miércoles, julio 25, 2007

La amiga de mamá


Alguien nombró hace poco este cuento en los comentarios. Salió publicado en una antología de relato hiperbreve, Por favor, sea breve, editada por Páginas de Espuma. Lo cuelgo a propósito del tema de las madres, y porque, a pesar de que hace mucho tiempo que lo escribí, me sigue gustando. Es decir, lo sigo sintiendo cercano a mí, y eso que va para años que no escribo relatos.

LA AMIGA DE MAMÁ

La amiga de mamá llegaba a casa, con sus maletas cargadas de regalos y era como si la Navidad se hubiese presentado, fuera abril o septiembre. La amiga de mamá extendía mapas, repartía paquetes, nos disfrazaba de bereberes, desplegaba historias y fotos y por último colocaba su neceser entre nuestros jabones y cepillos de dientes, y así sabíamos que sería nuestra por una temporada.
Las comidas se llenaban de sabores exóticos, los bailes eran voluptuosos y frenéticos, y hasta nuestros nombres cambiaban, y un día nos llamábamos Samarcanda, otro Tegucigalpa, o Gobi, o Tombuctú. En el colegio nuestros compañeros se disputaban el privilegio de venir a pasar la tarde en casa. Y la amiga de mamá, aunque por la noche la oíamos hablar hasta muy tarde frente a una botella de licor de extraños reflejos, la amiga de mamá nunca parecía cansada.
Eso fue lo primero que me llamó la atención aquel día: su rostro exhausto, descansando sobre el regazo de mamá. No recuerdo a qué había bajado al salón pero enseguida tuve la sensación de asistir a una escena prohibida, no por impropia ni vergonzosa; era algo más allá, como entrar en la trastienda de aquellas dos mujeres. Porque no sólo estaba la fragilidad de la amiga de mamá; sobre todo estaba la tristeza de mamá. Como si sus ojos hubieran visto más que los de su amiga. Como si se hubiera despedido de más gente. Como si estuviera agotada de servir de sostén a los sueños de los demás.

martes, junio 05, 2007

El sol de noche

Este es un cuento de En días idénticos a nubes. Es uno de los que más ternura me siguen despertando.


EL SOL DE NOCHE



Ella es de esa gente que fuma en las cuestas, que se bebe un litro de coca-cola de un trago, que sonríe cuando la expulsan de clase y se tira vestida a la piscina, ella es la amiga-vendaval, esa que te arrastra y te asusta, que adoras y temes, que te dice ven y sabes que algo va a pasar.
- Ven- me dice.
Y voy, esta vez a la fiesta que hace Pablo, porque sus padres se han ido, y cuando llegamos todos nos saludan y nos ofrecen porros, y la música sube de volumen, y ella grita y salta, y dice “esto es guay, ¡qué de puta madre!”, y tira de mi brazo y lo sacude al ritmo del chunda chunda, y me hace sentir que bailo bien, pero luego me suelta y el ritmo se me escapa y cuando me vuelvo a buscarla no está, pregunto por ella, y está en el baño preparando una sangría en un barreño, remueve con el brazo el vino, la fruta, el hielo que los demás van echando y luego saca la mano y me mete los dedos en la boca: “pruébala, ¿qué le falta?”, y yo no encuentro que nada le falte, más bien diría que se ha pasado con el vino, pero no me atrevo a decírselo porque ella ya está sorbiendo asomada al borde del barreño
Luego, a la hora de “qué mala estoy, todo me da vueltas”, soy yo quien la sostengo en medio de la calle, y sus vómitos me huelen siempre a lo mismo, como si no comiera otra cosa que hígado empanado y coliflor; se lo digo y se ríe, y luego sigue vomitando, y quisiera taparla de las miradas de ese señor que no nos quita ojo, pero mi cuerpo no da para tanto y ella dice “joder, siempre igual”, y siento que está cansada, pero la animo a seguir caminando, casi cargo con ella, entre las dos no juntamos para el taxi y el metro la marearía más, así que caminamos y caminamos por la ciudad de noche, bajo la luz de las farolas y de una luna tan brillante que parece una bombilla desnuda, y entonces recuerdo que la luna no tiene luz propia, que el sol le presta su reflejo, y qué, me encojo de hombros, ahora es el momento de la luna, brillará toda la noche hasta que el sol salga de nuevo, pero eso no será hasta mañana.

sábado, abril 21, 2007

Última voluntad

Os cuelgo completo el cuento de la abuela y el mago.


ÚLTIMA VOLUNTAD



Allí estábamos todos: mis tíos, mis primos, mis padres, yo, y la abuelita muriéndose. Eso nos habían dicho pero era tan difícil creerlo viéndola dormir la siesta que la reunión había tomado un aire festivo, como de celebración sin comilona. Hasta que la abuela despertó, que le acercáramos el teléfono y las páginas amarillas, y obedientes, con cara de idiotas, se los pusimos en el regazo, temiendo que su cuerpo se quebrara bajo el peso de los dos volúmenes. Pero a quién va a llamar usté ahora, madre. Trabajosamente había marcado el número con su dedo como un hueso de pollo y por dos veces, casi dirigiéndose a nuestra incredulidad, repitió la pregunta: "Que si es ahí la Asociación de Magos". Se explicó con una lucidez y una cortesía que sólo guardaba para los extraños: "Si fuera usted tan amable de resolverme esta curiosidad que mi difunto marido y yo tuvimos durante tanto tiempo... ¿cuál es el truco que hacen cuando meten a la chica en un cajón, y luego le clavan cuchillas de parte a parte y separan el cajón en dos y aún es capaz la muchacha de mover los dedos de los pies y mirar al público sonriendo? No, por Dios, cómo se va a enterar nadie de esto, el secreto me lo llevo a la tumba. Si yo tendría que estar ya muerta, el médico no para de decirlo, pero estaba esperando a reunir fuerzas y llamarles, tantas vueltas que le he dado al asunto, no me iba a quedar sin... así que la cogen y la... claro, por eso es que, hombre, la de tonterías que a mi marido se le ocurrieron para explicarlo... No sabe usted lo tranquila que me quedo. Muchísimas gracias también de parte de mi difunto. Hala, a seguir bien". La abuela pidió entonces que le acomodáramos los almohadones y se durmió con un sueño beatífico. El primero en reaccionar fue mi primo; se sentó en la cama y pegó la boca a su oído, mientras le daba palmaditas en la mano: "Abuela, ¿qué le ha dicho el señor ese?" Todos rodeamos la cama, yo pensando que el cabrón de mi primo era capaz de callarse en el improbable caso de que mi abuela rompiera su promesa. Y ella ajena a todo, soltando ese hilillo de respiración que se había convertido en nuestra única conexión con el tesoro. Qué puñetera, qué puñetera ha sido siempre esta mujer, mi madre por lo bajo. Con la conciencia de que el secreto se nos iba, la muerte fue entrando en la habitación con un aire más sarcástico que nunca. Cuando horas después la abuelita murió, mi primo pequeño rompió a llorar sin consuelo. Nunca me he atrevido a preguntarle el motivo de su llanto.

martes, octubre 24, 2006

El otoño del ciego

En aquel pueblo sin colegio ni biblioteca, el niño ciego se dejaba guiar por el aburrimiento. El tiempo vacío era para él su perro lazarillo, que le llevaba a paso lento por los caminos que rodeaban el pueblo.
Una mañana de otoño, al recoger una hoja seca, el niño ciego siguió con la yema de su dedo índice las nervaduras. En la hoja del álamo estaba escrito un chiste, y el niño rió entre lágrimas de risa y de sorpresa. Se agachó para coger otra hoja, y al acariciarla descubrió que el sauce era poeta. De camino a casa, arrancó una hoja de roble y en ella leyó la carta que el árbol había escrito para el viento del norte y que empezaba así: “Querido viento del norte. No te des prisa en venir”.
Cuando llegó a casa, le contó a su abuela lo que había leído en las hojas del otoño. Entonces la abuela se subió la falda, estiró su pierna y llevó el dedo del niño ciego hasta su muslo. Al calor de la lumbre, él leyó en las varices de la abuela las viejas historias de sus familiares muertos.
El otoño se abrió para él como un tomo de pastas doradas, la antología de todo lo importante y lo sencillo.

domingo, octubre 01, 2006

Reflexión de resaca

El viejo es un niño al que le queda poco tiempo para crecer.