Al doblar la esquina de un año
me atraca, a mano alzada,
otro año desconocido.
Ni una tregua, ni mis quejas
le importan un comino,
viene a por todas
y sus afilados doce dientes
van haciendo presa en mí.
No siento, sin embargo,
la dulce hemorragia que provoca
la lenta agonía,
quizás algún mal paso,
pero sigo en pie.
Sé que al doblar cualquier esquina,
de nuevo a mano alzada,
sin preguntar, me pedirá la vida.
BEGOÑA ABAD, La medida de mi madre, editorial Olifante.
2 comentarios:
El poema ya de por sí es buenísimo, pero al leerlo lo que me conmueve y me hace temblar es pensar en ella, en esa persona tan entrañable y que quiero tanto.
Un atraco a mano alzada. El de los años, los meses, los días, y tal.
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