El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

lunes, diciembre 13, 2010

El texto de Marta Sanz para presentar Ovejas es quiladas que temblaban de frío, de Gsús Bonilla


TEXTÍCULO Ó Nueve razones para leer y disfrutar de Ovejas esquiladas que temblaban de frío. LA BUENA VIDA 10/11/10.


Voy a tratar de compartir con vosotros algunas de las razones por las que este poemario de Gsús Bonilla, no es que me guste, sino que me gusta mucho...

1) Por una escritura que surge desde una conciencia histórica de clases. Lo que me lleva a añadir una razón estrechamente vinculada con ésta: la intrepidez de un poeta que no tiene miedo de no estar “a la moda” y que no es “moderno” en el sentido comercial de la palabra, sino que es “moderno” en el sentido ideológico, profundo.

2) Por la austeridad de pequeñas palabras con las que se dicen, sin altisonancia, las grandes cosas. Porque esta es una poesía para ver la realidad, no para disfrazarla.

3) Porque el mundo de Atrapa-tontos –y entenderéis a qué me refiero cuando compréis y leáis el libro o cuando lo leáis y no os quede más remedio que comprarlo-, como decía, porque el mundo de Atrapa-tontos en sus gestos cotidianos, encierra su propia violencia y también a otros mundos que son éste mismo que cada día nos toca vivir. A menudo, para confundirnos, quieran separar, desgajar, ambos territorios a través de la estrategia de una falsa lejanía, de los kilómetros que separan la causa del efecto y del exotismo de detrás de las pantallas de los televisores. Pienso en las palabras que Gsús le dedica a Gaza y pienso que Gaza está aquí. Gsús no juega a confundime. No me manipula. Comparte conmigo.

4) Porque esa distancia fingida y manipuladora no lo es, en el poemario de Gsús, del espacio ni tampoco del tiempo: conviven con nosotros, forman parte de nosotros, esos tiempos de memoria de la miseria a los que no se les puede echar tierra por encima. Sepultarlos con dos paladas como si no fueran nuestros y no se nos hubieran quedado impresos en las arrugas de los ojos y en las líneas de la mano.

5) Porque el poeta se atreve a decir cosas que no nos gusta escuchar, cosas que incluso han dejado de ser “literarias”: por ejemplo, que existe un cuarto mundo en el mejor de los mundos posibles: éste.

6) Porque creo que Gsús denuncia el silencio de las tradiciones revolucionarias frente a las nuevas revoluciones “modernitas” y sabe hablar de todas estas cosas –pensar en todas esas cosas, visibilizarlas...- sin sentimentalismos, rompiendo moldes poéticamente previsibles, cómodos, familiares. Pero además es que, asociado a ese riesgo estético, está el riesgo ético y político de no evitar aludir al coste de la vida, la desigualdad de oportunidades, las alienaciones, la violencia como sustancia, retórica y temática, del poema.

7) Porque esta es una poesía escrita desde la incomodidad no desde la complacencia en lo bien que suenan las propias palabras. Es la poesía escrita por un culo de mal asiento. Bienvenidos sean esos culos. No son poemas que puedan enmarcarse como una labor de punto de cruz que va a ser colgada en la pared. No son poemas para exhibirse. Ni poemas decorativos. Ni poemas música ambiente. Son textos que cuestionan el concepto de “lo bonito” y la necesidad de que la poesía lo sea. No son poemas para que un profesor te dé una palmadita en la espalda y un notable alto. Son poemas para suspender la refitolada asignatura en la que a menudo se convierte el lenguaje de la poesía. Poemas vivitos y coleando que ojalá se claven en el centro de la cornea de los embalsamadores.

8) Por sus impagables metáforas de animales.

9) Porque el poemario, igual que ese Pinocho que tanta importancia tiene en el libro, es un viaje, un rito iniciático, una historia donde crecer es decrecer y sentir que, siempre, siempre hay que tener los ojos abiertos. Porque Gsús, con sus poemas, nos transmite cierto miedo a quedarnos dormidos y, por lo menos, a mí me invita a no desfallecer y a resistirme.

MARTA SANZ
Texto escuchado en directo, y copiado ahora del blog de Gsús Bonilla.