El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

martes, marzo 11, 2008

Poemas de Yehuda Amijai


Un amigo me envía este poema de Yehuda Amijai:

ESTOY INVITADO POR LA VIDA

Estoy invitado por la vida, mas
veo que mis anfitriones muestran señales
de cansancio e impaciencia.
Los árboles se mecen, las nubes callan
y se van, los montes se mudan
de un lugar a otro, el cielo bosteza
y de noche, los vientos trasladan
objetos con descontento: humo, hombres, luz.
Yo me apunto en el libro de visitantes
de Dios: Vine, estuve,
lo pasé bien, gocé, pequé, traicioné,
he quedado impresionado por la recepción
de este mundo.


Así os como he ido conociendo a autores que luego se han convertido imprescindibles. A través de poemas que alguien tiene la generosidad de regalarme. Sigo investigando sobre el autor, al que no conocía, y descubro unas palabras suyas que, junto a un artículo acerca de su poesía y su vida, despiertan aún más mi interés:

"Yo escribo sobre mí mismo, sobre mi vida privada, sobre mis amores, mis hijos, mi dolor, la nostalgia de mis padres, y los demás se ven reflejados en ello".

Y leo también unos cuantos poemas, que harán que busque algunos de sus libros publicados en España: Detrás de todo esto se oculta una gran felicidad (Editorial Poesía Señor Hidalgo) o Gran tranquilidad: preguntas y respuestas (Editorial Cátedra). Copio algunos de ellos:


Turistas
Una vez, me senté en las gradas junto a una de las puertas de la Ciudadela de David. Las dos pesadas canastas, las puse a mi lado. Un grupo de turistas estaba parado ahí alrededor del guía y les serví de señal, de punto de referencia. "¿Veis a ese hombre con las canastas? Un tanto a la derecha de su cabeza hay un arco del período romano. Un tanto a la derecha, encima de su cabeza". "¡Pero se mueve, se mueve!" . Me dije: la redención vendrá sóloc uando les digan: "¿Veis ahí ese arco del período romano? No importa: pero junto a él, un tanto a la izquierda y debajo de él, está sentado un hombre que ha comprado fruta y verduras para su familia".


El Sr.Beringuer, cuyo hijo
cayó al canal que excavaron extranjeros
para que los barcos atraviesen desiertos
pasa junto a mí por la puerta de Iafo
adelgazó mucho: ha perdido
el peso de su hijo.
Por ello flota leve por las callejuelas
agarrándose de mi corazón como ramas finas
a la deriva.


Jerusalén

En una azotea de la Ciudad Vieja
hay ropa iluminada con la última luz del día:
sábana blanca de una enemiga,
toalla de un enemigo
para secar con ella el sudor de su frente.
Y en el cielo de la Ciudad Vieja
una cometa.
Y al final del hilo
un niño,
que no vi
a causa de la muralla.

Hemos izado muchas banderas.
han izado muchas banderas.
Para que pensemos que están contentos.
Para que piensen que estamos contentos.


1 comentario:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Suele ser interesante la poesía de quien tiene una rica vida interior y una generosidad palpable en su vida exterior. No creo que leer sea la clave de un buen poeta, aunque dificilmente se es poeta sin leer poesía ajena. La clave creo que está en el corazón. Porque la poesía es respiración, si, pero una respiración que sube desde el vientre, se ilumina en el corazón y aflora por los labios para diluirse en el exterior, para sumarse a las brisas y los Vientos que desde siglos mueven el Río Imposible de la Poesía y los Bosques Inextricables de la existencia. Rumor de bosques zarandeados por las brisas, ondulaciones que son signos en aguas que traen una música que calma la sed. Vida que se respira y expira, si, desde un corazón sonoro, desde un corazón que aún mínimo, expresa con intensidad y ritmo, con precisión y misterio, cuanto de interés acaece, todo lo relacionado con el triple enigma de la noche:

la felicidad
el amor
el poder

Todo ello lo presiento en la lectura apresurada de los bellos poemas de Amijai. Cala lo personal, cala lo impersonal y su inextricable lazo. Fuerte y feraz lazo.


Un beset,

Tu Viktor