Aquí estoy de vuelta, con los ojos más limpios, restregados por el color de las buganvillas y los hibiscus, el blanco encalado de las casas, las puertas y las ventanas de azul profundo... Han sido vacaciones para recordar que mi cuerpo sí sabe todavía cómo se descansa; para leer tres libros magníficos: la antología de poesía china, Antenas y Ola de frío, de los que iré colgando poemas; para llenar una libreta con notas y versos; y mientras descansaba, y leía, y escribía, levantar la vista y encontrarme con un valle extendido a los pies del pueblo hasta una hilera lejana de montañas, que quizá influida por la lectura, o por las postales que, cuando yo era pequeña, mi padre me traía de la embajada china, a la que llevaba cartas y giros, cada vez que las miraba me hacían pensar en ese país. Días de buena comida, muchas risas, cervecitas y mojitos, poniendo el alma a disposición de los sentidos.
Pues eso: que he vuelto, y lo primero que he hecho según he entrado por la puerta ha sido abrir el correo electrónico y comprobar que seguíais aquí.
(La vista es desde la terraza de la casa en la que estábamos: lo llaman el valle de las pirámides)
8 comentarios:
Valles que limpian los ojos como si de un mágico e inesperado colirio se tratase. ¡Vaya tela!
Un abrazo.
Sonia
Yo que soy de natural ego�sta, me alegro mucho de que est�s de vuelta. Te he echado de menos.
Un beso, Miriam G.
bienvenida, Ana... siempre hay una cerveza esperando el regreso de un amigo
y siempre vamos a estar aqui, bienvenida ANA
Bienvenida Ana, tu semana suena de maravilla.
Eo! Muchos abrazos para vosotros!
Suertuda, suena fenomenal... espero con ganas todas esas cosas que traes para enseñarnos ;)
Ana, se te echaba de menos, mucho. Me pongo al día. Un abrazo.
Publicar un comentario