Me acuerdo de que, después de ver una película de Drácula, cuando me metía en la cama me tapaba el cuello con el pelo, con la pretensión de formar con él una barrera antimordiscos.
Lo curioso es que no recuerdo haber tenido nunca el pelo tan largo como para taparme el cuello.
2 comentarios:
Es que a lo mejor no era tu pelo... que miedo...
Joder, Alfman, no me lo había planteado así. Qué yuyu...
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