Préstame tus tijeras
esas que sirven
hasta para cortar espejos;
destrozaré diálogos, cartas,
rasgaré los recuerdos
para que el viento los regale
a gente a la que no le digan nada.
Préstame las tijeras del pescado
y le arrancaré la piel
a todos los que me mintieron;
las raspas dejarán al aire
el amor que en el fondo, quizás, ójala,
me tenían.
Acércamelas, las tijeras oxidadas
que rasgan en vez de cortar.
Quiero darle dos tajos sucios a la vida,
y servirla fría,
para que una vez quieta,
sobre el plato,
la perdone.
9 comentarios:
buen poema amiga, buen poema.
Me encanta la fuerza, temperamento y el brío con el que te expresas...
Un besito.
Pido permiso para enlazarte ;)
Gracias a los dos. Qué alegría saber que hay alguien por ahí que disfruta del trabajo de una...
Aylandara, por supuesto, permiso concedido. Yo tengo que ponerme al día con mis enlaces, a ver si hoy encuentro un rato.
Abrazo fuerte,
Ana
Me gusta, Ana, me gusta. Abrazos.
Espero que tu hayas perdonado a la vida...todavía ..seguro..te guarda mejores y peores cosas...es la vida!..un abrazo
A veces la perdono y otras estoy profundamente cabreada, por mí y por todos mis compañeros... No por la vida, sino por lo que otros hacen con ella, incluso por lo que hacemos con ella hasta los que la apreciamos tanto... Un abrazo
Qué maravilla, Ana; estoy sorprendido y agradecido. Un abrazo.
Buenísimo. Sí que tiene fuerza y es muy gráfico. Se puede masticar la rabia.
!Para agradecida, yo!
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