El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

martes, noviembre 28, 2006

Poema de Antonio Colinas

CANTO XXXV

Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
He respirado al lado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.
Respirar el labio en labio el aire enamorado.
Boca puesta en la boca cerrada de secretos,
respiro con la savia de los troncos talados,
y como roca voy respirando el silencio,
y como las raíces negras respiro azul
arriba en los ramajes de verdor rumoroso.
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce
sombrío de mis venas toda la luz del mundo.
Y yo era un gran sol de luz que respiraba.
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho
que inspirando la luz va espirando la sombra,
que nos anuncia el día y desprende la noche,
que inspirando la vida va espirando la muerte.
Inspirar, espirar, respirar: la fusión
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia.
Ebriedad de sentirse invadido por algo
sin color ni sustancia y verse derrotado
en un mundo visible por esencia invisible.
Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
Me he sentado en el centro del mundo a repirar.
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo
y, al despertar, mis labios musitaban despacio
en la luz del aroma: "Aquel que lo conoce
se ha callado y quien habla ya no lo ha conocido".


(Porque de vez en cuando es necesario, al menos para mí, que alguien nos eleve sobre el mundo y nos hable de estas cosas, y las recordemos, tan lejos como estamos del bosque y del silencio...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es uno de los más bellos poemas del libro Noche más allá de la Noche. Es un canto de plenitud, de unidad con el universo, que tiene como hilo conductor algo tan simple como respirar. Porque la poesía se respira. Nada mejor pra terminar el libro que la cita de Lao Tsé. Soy lector mexicano de Colinas desde hace cinco años. Siempre me deja con la convicción de que es uno de los grandes poetas de este siglo, el de formación más clásica, que no clasicista.

Víctor Ardura.