44.
Una vez soñé
que a mis brazos les crecían otros brazos
como ramas dolientes.
En mi sueño el vacío era una concha de animal medio enterrada.
Y toda yo era por fin perfil cerrado
y las puntas de mis dedos por fin finales.
Estaba recogida como un precipicio.
ANA PÉREZ CAÑAMARES -A LOS 20 AÑOS
3 comentarios:
qué hermoso sentirse así... como abrigada por lo que ya no puede continuar...
ha sido un pequeño regalo encontrar tu blog....
Habrá sido un árbol precioso, lo imagino rotundo...
hermoso
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