El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

viernes, octubre 22, 2010

Dos poemas de José Daniel Espejo

ÁRBOLES

Trabajaron. Estuvieron cansados.
Agrandaron minas agotándolas y jamás
se enorgullecieron de eso.
Se casaron y amaron a personas de forma
muy parecida al modo en que los árboles
crecen
y encendieron cigarrillos mientras el mundo
se derrumbaba frente a ellos.
No estoy aquí para decir que la vida
no los trató con justicia. Sólo sé
reconozco
acepto. Mi carne,
mi familia.


LITTLE BANG

Mira a unos niños
de Mozambique y siente el nudo
en la garganta. Un momento antes
de que aparezca la lágrima se sentirá
muy orgulloso y no podrá llorar
más que una gota
de meados.



JOSÉ DANIEL ESPEJO, Los placeres de la meteorología, NAUSÍCAÄ, Colección Ítaca, Murcia, 2000

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