El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

viernes, septiembre 03, 2010

Tenía 20 años, me miraba el ombligo y escribía un poema, sin pensar que podía haber alguien al otro lado (I)


Doy por terminada la serie de los haikus estacionales, y comienzo otra. Creo que el título es lo suficientemente explicativo: Tenía veinte años, me miraba el ombligo y escribía una poema, sin pensar que podía haber alguien al otro lado.
Estos poemas estuvieron agrupados durante años en una carpeta a la que di este nombre: Matemáticos rezos. Tanto este título como los poemas definen una etapa de mi vida en la que lo que más quería en el mundo era encontrar un libro de instrucciones que me guiara a través del caos. Por eso les tengo cariño, aunque, en el plano literario, hay que tener en cuenta que, como sugiere el título de la serie, fueron escritos desde mí, por mí, para mí, sin conciencia ni pretensión de tener un lector (cosa que ahora me parece importante a la hora de escribir, para tratar de llevar los poemas desde al "yo" al "nosotros", y alejarlos lo más posible de un simple ejercicio narcisista). Luego dejé los poemas, o los poemas me dejaron a mí, me dediqué a la narrativa, hasta que, hace unos cuatro-cinco años, la poesía y yo nos miramos a los ojos y dijimos: "vamos a retomar lo nuestro". Y como había pasado tanto tiempo, le dimos otro enfoque a nuestra relación. Nos dejamos de tanta imagen, de tanto romanticismo gótico, de tanta sugerencia, y miramos más hondo dentro y más largo fuera y tratamos de contarlo todo más clarito.
Cuelgo aquí aquellos viejos poemas con un afán casi antropológico. Porque la escritora que soy también fue aquella escritora. Y como alguno de los poemas, al releerlos, ha conseguido arrancarme una sonrisa o una emoción, quiero darles la oportunidad de hacer lo mismo con otros.
Aquí va el primero.


1.

Soy la mujer de las bellas palabras
vivo en el cielo
donde las cosas desaparecen
o súbitamente cambian de color.
Debería colgar de tu cuello
como un pretencioso collar
pero aquí estoy colgada de los pies
con mi falda jugando a ser paracaídas;
veo Berlín a lo lejos
-lo distingo por el acento del viejo que me señala-
pero no veo aquel cementerio que retraté desde abajo
¿Habrán enterrado las lápidas junto a los muertos?
.
.
ANA PÉREZ CAÑAMARES (A LOS VEINTE AÑOS)
.
.
Fotografía de Noemí Márquez. Gracias.

7 comentarios:

Jose Zúñiga dijo...

Gracias por esa explicación, Ana, y por rescatar estos poemas y dejarnos leerlos. A mí me gusta ver las evolución de quien un día se puso a escibir. ¿Seré cotilla?

Rafael C. dijo...

Es maravilloso, saber de un poema, luego de un impulso, de una llama que nos abrasa y que casi nos liberamos en con su forma tomada. ¿qué importan los lectores, y quién sean?
El poema está, pues fue creado, el lector vendrá a su llamada, la del quien hoy en este tumulto nos lo enseña y sitúa de él.
RfRc

María Socorro Luis dijo...

Pues a mí tambien me ha arrancado una emoción y una sonrisa, Ana.

Rescatar poemas de hace años, a veces es una emotiva sorpresa.

Por cierto, tu último libro me ha gustado mucho. Lo estoy releyendo.

Un abrazo. Soco

Ángel Muñoz dijo...

toma ya, que buenos anita, si es que la cañamarse, cagÜen la hostia....

Rafael Pavón Reina dijo...

Hermosos veinte años. Un saludo.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Muchas gracias a todos de parte de aquella Ani de los 20 años...

J.R.Infante dijo...

Es que los cimientos no deben olvidarse, ellos fueron los que nos ayudaron a construir la casa que ahora habitamos.
Un beso