El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

miércoles, julio 22, 2009

Entrevista en el diario Público al psiquiatra Guillermo Rendueles: "Los ansiolíticos ya son los fármacos más vendidos"


Interesantísima entrevista de la que extraigo un pequeño texto que me ha dado mucho qué pensar:


"Si se lograra colectivizar ese sufrimiento, que no parte de lo íntimo como dicen, sino de las relaciones sociales, desde luego sería un motor de transformación social. Porque el único remedio real consiste en crear redes seguras, estables, serenas. Lo único que existe contra la agarofobia o los miedos es que la calle sea siempre un sitio donde haya alguien que pueda echarte una mano si te pasa algo. Los críos que juegan en la calle y se pueden alejar sin tener miedo son los que saben que su madre siempre va estar allí si se pierden. La ansiedad viene por el contrario de no poder confiar en nada ni en nadie. La tristeza y los malestares son un fermento del que podría salir fuerza revolucionaria."


Puedes leerla completa aquí.


12 comentarios:

Inma Luna dijo...

Si de verdad saliese una fuerza revolucionaria..., pero no sé cómo podría extraerse.
Besitos

Jenny jirones dijo...

Es que Rendueles es un grande.

un besín, neña

Ismael Cabezas dijo...

Muy interesante. Siempre he pensado que las teorías neoliberales han logrado imponer en occidente un ritmo de vida antinatural, y encima se enriquecen con ello, pues te sientes mal con esa forma de vida y además te venden un antidepresivo y un ansiolítico. Recordemos que el laboratorio que descubrió el Prozac, uno de los medicamentos más vendidos en el mundo, es el todopoderoso "Lilly", norteamericano, los fundamentalistas del neoliberalismo.

Adolfo González dijo...

A veces, si estás perdido en una gran ciudad y te diriges a alguien para que te ayude, puede sentirse el desamparo de ser mirado con desconfianza. Tanta delincuencia e información del miedo ha propiciado el mosqueo general de la sociedad... A mí particularmente me sorprende cómo en Madrid o en otras ciudades grandes puede haber un tío tirado en el suelo y que nadie se acerque a ver qué le ocurre. Por suerte, sólo sucede a veces. Y en España no podemos quejarnos mucho de ello, pues en otros países son mucho más fríos y aquí, sin embargo, sigue habiendo pueblo llano, se suele encontrar a gente que te echa una mano. Pienso, sin embargo, que con tristeza no se puede revolucionar ninguna cosa, a no ser que lo que se tenga triste sea la misma tristeza.

Marta Sanuy dijo...

Hola Ana, ¿cómo estás cielo?. Digo algo porque disiento, generalmente se disiente poco cuando se pasa por aquí y se disfruta mucho.

Disiento aunque sin autoridad para hacerlo, pero yo creo que el planteamiento del dolor que se hace en la entrevista es demasiado genérico y que en la locura, o en las patologías psíquicas, como en la salud, como pretende la literatura, cada caso es único.

Lamentablemente tengo mucha experiencia al respecto y aquí ni una vez se habla de los tejidos sociales y afectivos y la salud psíquica de sus acompañantes que un enfermo mental puede llegar a destruir en poco rato, los más sólidos, te lo aseguro.

También se habla como en tono de crítica de la medicalización obligada de ciertos enfermos. Pues bien, en diciembre degolló a una gran amiga su hermano, esquizofrénico no medicalizado y si alcoholizado. Cuando la semana anterior la madre de ambos llamó a su psiquiatra el psiquiatra le respondió que no tenía derecho a informarse sobre la salud de su hijo que era un adulto.

Esto es un lió, el gran lió Ana. La antipsiquiatría tiene demasiadas víctimas de las que nunca se habla, una de ellas bien conocida por ti y por mí por ejemplo, Marta.

perdón por el rollo, gracias por sacar el tema.Que creo que es fundamental.

Felicisimo verano.

Ismael Cabezas dijo...

Bueno este asunto es muy complejo, pero es bueno que hay salido en el blog. Recomiendo para los interesados en el tema el documental "Uno por ciento: esquizofrenia" que está disponible en emule. Es cierto que si un esquizófrenico no toma sus antipsicóticos -normalmente el "Zyprexa" de laboratorios "Lilly", casualmente- puede resultar muy peligroso y sobre todo si deteriora su salud mental con el alcohol. Ahora bien se investigan sobre más vias de lobotomía química para que la sociedad se sienta segura de los locos y los laboratorios se enriquezcan con ella, pero no en otras posibles vías de mejora del paciente. La antipsiquiatría tuvo sus cosas buenas y malas, entre las buenas el cuestionamiento del poder de la psiquiatría para decidir qué es normal o anormal, las muy negativas la negación dela existencia de la enfermedad mental. Pero este asunto es muy complejo y llevaría demasiado tiempo analizarlo, de todas maneras es muy positivo que haya entrado en el blog, como asunto a abordar.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Hola a todos, gracias por vuestros comentarios. Quiero aclarar por qué colgué aquí este texto, qué era lo que me interesaba de él, en especial por tus palaras, Marta (besos, cielo).
En esos casos que cuentas, Marta, por supuesto que la lógica brilla por su ausencia. Pero a mí del texto me interesaba justamente lo que cuenta, porque en sus palabras concretas me parece que tiene más razón que un santo. A mí me traían a la mente también un caso muy cercano, el mío: si una persona como yo tiene un depresión en un momento dado por a) problemas familiares b) desplazamiento de horas para resolver el eje casa-colegio-trabajo e imposibilidad de cambiar de casa por un entramado económico a nivel mundial c) llevar veinte años en un trabajo del que no puedo salir d) pagar una hipoteca de más del 50% de mi sueldo, etc, etc, etc, ¿cuál es la opción? Nadie, repito, nadie me va a ayudar a arreglar ninguno de los problemas que objetivamente me llevaron a la depresión y al agotamiento. Ni mi banco, ni mi médico, ni mis jefes, a nadie le interesa ni siquiera escucharme. Bueno, sí, mi médica me escucha y muy amablemente me da dos pastillas diferentes, una para que me conecte al mundo, otra para que me desconecte del mundo. Es decir, para aguantar y sobrellevar la situación. Desde esa óptica me interesaba el texto, porque estoy segura de que mi caso es el de muchos: una crisis económica y social que se refleja en el propio cuerpo, una batalla que se traslada y se disputa al propio cuerpo, en vez de lucharse por todos los puteados del mundo unidos.
Un beso a todos.

Marta Sanuy dijo...

Hola Ana, claro, sigues teniendo razón.

A mi me dio ocasión tu entrada para nombrar algunas excepciones, pero claro, estar sano en una sociedad tan enferma es casi imposible y eso el entrevistado lo cuenta muy bien.

Pasa un buen verano. Estáis invitados al molino of course. Ojala vinieseis. Estaré las tres últimas semanas de agosto. Creo que tienes mi teléfono. besazos

Ismael Cabezas dijo...

Ana, también pertenezco al grupo d elos que toman su pastillita conectar por la mañana, y la de desconexión por la noche. Te entiendo perfedctamente. Simplemente se crean unas formas de vida que van en contra de la naturaleza humana y llega un momento en que el individuo ya no puede más y se hunde. Es como ahora por la crisis, las consecuencias del neoliberalismo salvaje las pagan los trabajadosres de dos formas, quedándose sin ingresos y luego sin salud -mental me refiero lógicamente-. La respuesta del sistema es proporcionar antidepresivos y ansiolíticos a los trabajadores, en vez de reformas estructurales para cambiar radicalmente de sistema.
Simplemente la liberación es la única vía para poder abandonar el uso de psicófarmacos.
A nivel personal, aunque al parecer uno de tus principales problemas es la gestión de tu tiempo, te recomiendo que hagas ejercicio fisíco fecuente, eso provoca cambios en la química cerebral muy beneficiosos, y que folles cuánto más mejor, el sexo y la ternura generan más serotonina que cualquier antidepresivo.
Y encima esta mujer actualiza diariamente su blog. Es que es un sol.

Ismael Cabezas dijo...

Ana, también pertenezco al grupo d elos que toman su pastillita conectar por la mañana, y la de desconexión por la noche. Te entiendo perfedctamente. Simplemente se crean unas formas de vida que van en contra de la naturaleza humana y llega un momento en que el individuo ya no puede más y se hunde. Es como ahora por la crisis, las consecuencias del neoliberalismo salvaje las pagan los trabajadosres de dos formas, quedándose sin ingresos y luego sin salud -mental me refiero lógicamente-. La respuesta del sistema es proporcionar antidepresivos y ansiolíticos a los trabajadores, en vez de reformas estructurales para cambiar radicalmente de sistema.
Simplemente la liberación es la única vía para poder abandonar el uso de psicófarmacos.
A nivel personal, aunque al parecer uno de tus principales problemas es la gestión de tu tiempo, te recomiendo que hagas ejercicio fisíco fecuente, eso provoca cambios en la química cerebral muy beneficiosos, y que folles cuánto más mejor, el sexo y la ternura generan más serotonina que cualquier antidepresivo.
Y encima esta mujer actualiza diariamente su blog. Es que es un sol.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Completamente de acuerdo contigo, Ismael.
Para colmo, una de las pastillas que me recetaron anulaba el deseo sexual. Así que después de un año me planteé: ¿follar, la pastilla, la pastilla, follar...? En fin, que mi marido y yo estamos muy contentos con la respuesta que me di, y las pastillas muy tranquilitas en el cajón.
Je, je.

Mirta Benavente dijo...

Realmente muy interesante y tambièn tu blog, que ire recorriendo dìa a dìa.
Un saludo