DE NIÑO
De niño leía los viejos libros
que explican los secretos
ancestrales de la sabiduría.
Leía que era conveniente
apartarse de las pugnas humanas,
dar el bien cuando recibiésemos el mal
y abandonar por siempre
cualquier violencio,
cualquier deseo,
cualquier inconformismo.
Y yo quería
ser como el sabio de los libros:
apartarme de las pugnas humanas,
dar el bien cuando me recibiese el mal
y abandonar por siempre
cualquier violencio,
cualquier deseo,
cualquier inconformismo.
!Y no podía! Y no podía
más que combatir contra mi propio objetivo,
porque yo estaba muy vivo y violentamente
pedía lucha contra las pugnas humanas,
daba el mal cuando me recibía el mal
y estaba lleno
de deseo y de inconformismo.
Pero ya había decidido ser
sabio, en el futuro, mi espíritu.
ADOLFO GONZÁLEZ
(Matasellos, El taller del poeta, 2da. edición)
No hay comentarios:
Publicar un comentario