El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

martes, abril 01, 2008

Renato Rosaldo (I)


Hace unos días tuve la suerte de compartir charla y cena con el poeta y antropólogo Renato Rosaldo y con su familia, a quienes conocí a través de una amiga en común. Buenos conversadores, en la cena hablamos sobre todo de comida, de política y de poesía: de cómo ambos podíamos decir que la poesía nos había dado la oportunidad de una nueva vida. Y como su vida es tan interesante y compleja de resumir, os invito a conocerla a través de esta entrevista, en la que habla sobre todo de qué ha sido para él, como experiencia y como tema de estudio, el ser chicano.


Yo aquí quiero hablar del poemario que Renato me envió días después de nuestro primer encuentro, y que se titula Prayer to Spider Woman/Rezo a la mujer araña. Se trata de un poemario bilingüe, que él mismo dice haber escrito "en un vaivén entre idiomas", lo cual lo dota de fuerza y peculiaridad. En los poemas se puede seguir el rastro de la familia de Renato, de su vida como antropólogo y como profesor, del reencuentro con la historia de sus antepasados, de cómo es vivir a caballo entre idiomas y culturas, de la enfermedad, el miedo y la superación. Fue publicado en Saltillo, México y ganó un American Book Award en 2004. Ahora mismo está agotado, pero gracias a Renato, puedo colgar aquí algunos de sus poemas. Otro día seguiré con más.
LOS INVISIBLES
Celebramos sus días,
comemos hot dogs, nos entusiasma el béisbol,
pero ellos dicen que nacimos para desyerbar,
limpiar casas, cargar bultos en el gris de la madrugada
mientras ellos duermen. Despiertos, miran sin vernos.
Nos vemos a nosotros claramente, nos conocemos
precisamente, sin fiestas y desfiles.
Para sobrevivir, nos urge.
Día tras día oigo las puertas cerrándose,
me tropiezo con el menosprecio, doy con los hombres
que dicen con la cabeza que sí, que sí, pero no escuchan.
HOMBRES SALVAJES
Un filipino de la sierra
y yo decidimos llamarnos hermanos.
¿Cómo me atrevo a preguntarle si ha decapitado a un ser humano?
Me daba de comer, me cogía la mano en veredas traicioneras.
Pido disculpas, nadie debería de creer en historias de guerra.
Hace una pausa y se acuerda de la época de los japoneses.
Sí, descabezaron a unos rezagados, ayudando a los medikano.
Río abajo, revela hazañas más recientes,
indica la casa donde degolló a alguien y dice:
Las mueres familiares se apegan como enredaderas a un árbol.
El dolor disminuye mis pasos, blanquea mis cachetes.
El tirar la cabeza de la víctima desvanece mi rabia.
Me coge la mano, un sitio accidentado en la vereda.
Sólo los aretes de pico colorado, una seña de
que has descabezado, permitirán lucir tu belleza.
Me han llamado para un examen físico.
Los soldados nunca me encontrarán en esta sierra.
Ofrece protegerme,
dice que vio a un oficial americano
que mandó a sus hombres avanzar por la línea de tiro.
Es inhumano, ningún hombre ordenaría
que su hermano sacrificara su cuerpo.

2 comentarios:

Gsús Bonilla dijo...

jodol, que buenos :)

ana aunque no lo parezca
porque aparezco poco
me gusta mucho pasar por aquí,
siempre tienes alguna cosa que es de agradecer
y hace que mi ignorancia
sea menor .

bso.
y porsupuestisimo: gracias.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Gsus, me alegra mucho que te gusten. Yo he disfrutado muchísimo con el libro completo.
Y lo mismo te digo, últimametne ni siquiera tengo tiempo de contestar aquí los comentarios, pero siempre me paso por mis blogs imprescindibles y los leo igual de agradecida.
BS, gracias a ti (estoy empezando a leer tu libro, ya colgaré algo aquí, me está gustando mucho!)