Cuando veo fútbol, tenis
carreras de fórmula 1
no olvido que en otras cadenas
siguen los telediarios.
Mientras gritamos gol
otro coche bomba explota
en un mercado; antes
de que acabe el set
habrá diez palestinos menos;
se apaga el semáforo
y una vida más en Guantánamo.
Mis padres llamaban
partes a los telediarios.
Ellos sabían que la guerra
no había terminado:
mientras en el salón la tele
vomitaba metralla,
la radio en la cocina
escupía recuentos de muertos.
Perdonadme que ahora juegue:
el dolor fue una institutriz severa.
12 comentarios:
Compa, ésta mañana puse este mismo poema con un comentario en mi blog y ahora lo releo aquí.
Bueno, eso es dos a cero a favor de la poesía, frente al equipo del olvido.
Un abrazote,
Tu Víctor
¿Es tuyo este poema?
Me gusta mucho.
Gracias por compartirlo.
Besos.
Víktor, como decía de pequeña: alucino pepino.
David, es mío, sí. Me alegro de que te guste. Para mí este poema es importante, es importante atreverme a contar lo que cuento. Muchas gracias.
Sencillamente maravilloso.
Gracias por poner en palabras lo que respiro y palpito.
pero que bien que escribes
(esto lo escribo muy, pero que muy en serio)
mirate mi blog
un abrazo
el kebran
Y mi libro que no llega, por favor, por favor que llegue hoy...
Un beso, Miriam G.
ana, sí, pero con todo eso sufrimiento, y con el mundo lleno de gente que mata y muere y miente y gente a la que le duele todo, tenemos que vivir, tenemos que seguir vivos, vivos y más vivos que el fuego, pase lo que pase
:-)
amor
Joe prima!, me estas deprimiendo.... :(.
Un besete fuertote
La realidad está cruda... y el dolor y los poemas no hacen más que cocinarla para que podamos vivir con/sobre ella. El final del poema habla por sí solo, no sabemos lo que tenemos en las manos y queremos romperlo, cuando lo nuestro es sólo un juego comparado con aquello
un saludo
muy bonito!!
Un poema directo al corazón y a la cabeza: y que hace diana doble.
¡Guau! Cuando cogí la revista Iguazú en la Feria del Libro de mi universidad no me esperaba leer un poema tan sincero, tan trágico y bello a la vez, tan vital y tan mortal. Y desde luego, cuando leí esa referencia a "El alma disponible, un blog de Ana Pérez Cañamares" no se me ocurrió que podría encontrar textos tan empáticos como los tuyos. ¡Gracias!
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