Antes de la lectura que tendrá lugar el día 20 de este mes en Traficantes de Sueños, me he propuesto conocer mejor a los poetas con los que voy a compartir mesa. Y aprovechar de este manera para presentároslos a aquellos de vosotros que no los conozcáis. Así que iré colgando algunos de sus poemas en estos días. Comienzo por Daniel Bellón.
A Daniel Bellón hace tiempo que lo sigo en la página http://www.islasenlared.net/, de la que puedo decir que siempre aprendo algo sobre buena poesía, y en la que he encontrado varias pasiones comunes, como el poeta Juarroz.
En el blog las afinidades electivas, se puede leer esta biobibliografía suya:
Nacido en Cádiz en 1963. Vive en Canarias desde 1978. Obra publicada (en papel): Bajo la Luz de una pantalla (Col. Poesía Mínima1982), Canción de almadía (Cuadernos Insulares de Poesía1982) Salir corriendo (La calle de la costa1986) Tatuajes, Selección de poemas 1989-2001 (Baile del Sol, 2002) Haikus para Tetsuo (La última canana de pancho villa, 2005), Lengua de Signos (Idea, 2006), Tatuajes en otra tinta azul (Crecida, 2006).
(Daniel también ha participado en la antología Once poetas críticos en la poesía española reciente, publicada por la editorial Baile del Sol).
Del mismo blog, las afinidades electivas, extraigo esta poética firmada por Daniel:
Creo que escribo poesía intimista. Lo que pasa es que tengo una intimidad muy frecuentada y siempre mirando al exterior. Politizando lo íntimo e intimizando lo político. Los tres poemas siguientes pueden completar el cuadro, o acabarlo de revolver.
He leído también en una entrevista reciente, declaraciones tan interesantes como éstas:
"La primera conciencia a la que uno debe llegar o trabajar es la propia, sólo desde esa honestidad raigal se puede hablar de tú a tú a los demás con un poema, sólo cuando perciben que hay una verdad ahí (aunque a veces sea una verdad equivocada) puede que, de algún modo, influyas a alguien, como yo me he sentido influido por otros poetas, para eso es muy importante tener siempre muy claro que los demás no son idiotas, y que los demás se dan cuenta cuando eres condescendiente con ellos o emites mera propaganda."
"(...) la verdadera poesía se encuentra en nuestro lenguaje natural, en los diminutivos con los que acariciamos a las cosas y a las personas, toda voz impostada o grandilocuente es falsa. Por eso nuestros políticos suenan tan poco creíbles".
Y por último, os dejo con este pedazo de poema:
A Daniel Bellón hace tiempo que lo sigo en la página http://www.islasenlared.net/, de la que puedo decir que siempre aprendo algo sobre buena poesía, y en la que he encontrado varias pasiones comunes, como el poeta Juarroz.
En el blog las afinidades electivas, se puede leer esta biobibliografía suya:
Nacido en Cádiz en 1963. Vive en Canarias desde 1978. Obra publicada (en papel): Bajo la Luz de una pantalla (Col. Poesía Mínima1982), Canción de almadía (Cuadernos Insulares de Poesía1982) Salir corriendo (La calle de la costa1986) Tatuajes, Selección de poemas 1989-2001 (Baile del Sol, 2002) Haikus para Tetsuo (La última canana de pancho villa, 2005), Lengua de Signos (Idea, 2006), Tatuajes en otra tinta azul (Crecida, 2006).
(Daniel también ha participado en la antología Once poetas críticos en la poesía española reciente, publicada por la editorial Baile del Sol).
Del mismo blog, las afinidades electivas, extraigo esta poética firmada por Daniel:
Creo que escribo poesía intimista. Lo que pasa es que tengo una intimidad muy frecuentada y siempre mirando al exterior. Politizando lo íntimo e intimizando lo político. Los tres poemas siguientes pueden completar el cuadro, o acabarlo de revolver.
He leído también en una entrevista reciente, declaraciones tan interesantes como éstas:
"La primera conciencia a la que uno debe llegar o trabajar es la propia, sólo desde esa honestidad raigal se puede hablar de tú a tú a los demás con un poema, sólo cuando perciben que hay una verdad ahí (aunque a veces sea una verdad equivocada) puede que, de algún modo, influyas a alguien, como yo me he sentido influido por otros poetas, para eso es muy importante tener siempre muy claro que los demás no son idiotas, y que los demás se dan cuenta cuando eres condescendiente con ellos o emites mera propaganda."
"(...) la verdadera poesía se encuentra en nuestro lenguaje natural, en los diminutivos con los que acariciamos a las cosas y a las personas, toda voz impostada o grandilocuente es falsa. Por eso nuestros políticos suenan tan poco creíbles".
Y por último, os dejo con este pedazo de poema:
CARDENAL: UNA POÉTICA BAJO EL SOL
Escribir poesía,dice el poeta, es fácil.
Y las reglas para ello son pocas y sencillas.
El sol pega y escandila rebotado en la blanca melena
de Cardenal: Sin embargo, los oyentes,
las viejas campesinas, los milicianos con apenas
una sombrita oscura sobre los labios,
la comandante de la brigada,
no apartan sus ojos del monje flaco
cuya voz muchos conocen desde que eran pibitos de las lagunas
que rodean la isla Solentiname.
Bajo la boina oscura, la voz de Cardenal, delicada
como una pieza de cerámica, ligera
y consistente a la vez, dice:
Primero: los versos no necesitan rima.
Segundo: son preferibles los términos concretos
a los imprecisos, ya saben, la tierrita que pisan al universo,
la piedra al infinito. Tercero: la poesía
tiene un efecto adicional
si incluye nombres propios
de ciudades, de ríos o de personas:
Estelí, Masaya, León, Granada,
Pancho Marianita, Tomás, Augusto César,
Solentiname.
Cuarto: mejor que basarse en ideas
la poesía debe basarse en cosas
que nos llegan a través de los sentidos,
cosas que pueden tocarse
oirse,
verse,
olerse.
Cosas como los abrazos,
como los labios mordidos
que saben a aguacate y a lluvia,
como el olor de las tortillas al tostarse,
como los tiroteos en la noche.
Uno debe escribir como habla,
con la sencillez de la lengua hablada. Esta
es la quinta regla. La sexta,
muy importante: evitar los clichés,
todos esos vacíos que llenan canciones vacías
y que, si los miras bien, son mentira
o nada significan.
Séptima:debemos intentar condensar el lenguaje
lo más posible. No sé si me entienden:
el agua ya está inventada,
nada sabe a agua como el agua
por muchas palabras que pongas en la boca.
Dos últimas cosas nada más:
hay que suprimir los superlativos,
todo eso de grandioso, esplendoroso...
Las palabras nunca deben ser más grandes
que la gente que las dice.
Y los poemas deben expresar sentimientos
pero descritos objetivamente. Esto es muy difícil
si lo piensan, pero es muy sencillo
cuando es mucho lo que se lleva sufrido.
Al final del día quiero ver sus pinturas
y oir sus poemas
para que todos llevemos la belleza
del paisito espetada en los ojos
a la frontera.
Así que a trabajar.
Y las reglas para ello son pocas y sencillas.
El sol pega y escandila rebotado en la blanca melena
de Cardenal: Sin embargo, los oyentes,
las viejas campesinas, los milicianos con apenas
una sombrita oscura sobre los labios,
la comandante de la brigada,
no apartan sus ojos del monje flaco
cuya voz muchos conocen desde que eran pibitos de las lagunas
que rodean la isla Solentiname.
Bajo la boina oscura, la voz de Cardenal, delicada
como una pieza de cerámica, ligera
y consistente a la vez, dice:
Primero: los versos no necesitan rima.
Segundo: son preferibles los términos concretos
a los imprecisos, ya saben, la tierrita que pisan al universo,
la piedra al infinito. Tercero: la poesía
tiene un efecto adicional
si incluye nombres propios
de ciudades, de ríos o de personas:
Estelí, Masaya, León, Granada,
Pancho Marianita, Tomás, Augusto César,
Solentiname.
Cuarto: mejor que basarse en ideas
la poesía debe basarse en cosas
que nos llegan a través de los sentidos,
cosas que pueden tocarse
oirse,
verse,
olerse.
Cosas como los abrazos,
como los labios mordidos
que saben a aguacate y a lluvia,
como el olor de las tortillas al tostarse,
como los tiroteos en la noche.
Uno debe escribir como habla,
con la sencillez de la lengua hablada. Esta
es la quinta regla. La sexta,
muy importante: evitar los clichés,
todos esos vacíos que llenan canciones vacías
y que, si los miras bien, son mentira
o nada significan.
Séptima:debemos intentar condensar el lenguaje
lo más posible. No sé si me entienden:
el agua ya está inventada,
nada sabe a agua como el agua
por muchas palabras que pongas en la boca.
Dos últimas cosas nada más:
hay que suprimir los superlativos,
todo eso de grandioso, esplendoroso...
Las palabras nunca deben ser más grandes
que la gente que las dice.
Y los poemas deben expresar sentimientos
pero descritos objetivamente. Esto es muy difícil
si lo piensan, pero es muy sencillo
cuando es mucho lo que se lleva sufrido.
Al final del día quiero ver sus pinturas
y oir sus poemas
para que todos llevemos la belleza
del paisito espetada en los ojos
a la frontera.
Así que a trabajar.
Por último, deciros que en su blog pueden encontrarse ediciones digitales de algunos de sus poemarios. Valen la pena (y la alegría).
2 comentarios:
Sí, Ana, es un poema enorme, y con verdades enormes. No lo conocía. Gracias.
Pues me alegro de coincidir -una vez más- contigo, Enrique. Yo estoy descubriendo grandes poemas de Daniel.
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