Quiero aprovechar esta emocionante entrada que José Ángel Barrueco me dedica en su blog, Escrito en el viento, para expresar mi agradecimiento, aprecio y admiración por él. Y a los demás, recomendaros que nos os perdáis los textos de este escritor lúcido y ávido, con un sentido común, valga la redundancia, fuera de lo común .
Aliento, en cada actualización, es lo que siempre encuentro en la bitácora de mi colega Ana Pérez Cañamares, “El alma disponible”. Es un sitio que reconforta, como meter los pies en los calcetines cuando, en invierno, notas el frío en los huesos. Como entrar en esas tabernas en las que uno se siente como en casa.
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