En el blog de noticias de la Editorial Bartleby, hay un enlace con una revista, Veintiuno, en la que se hace una entrevista a David González. En ella nombra, como elemento fundacional de su propia poesía, un poema que leí hace tiempo y que de vez en cuando recuerdo con verdadero dolor: dolor casi físico, en la boca del estómago, porque este poema me resulta durísimo; y sin embargo, me parece que es un poema que hay que recordar, todo lo a menudo que se necesite echar mano de la conciencia. Es de Antonio Gamoneda y se llama Malos recuerdos.
MALOS RECUERDOS
"La vergüenza es un sentimiento revolucionario."Karl Marx
Llevo colgados de mi corazón
los ojos de una perra y, más abajo,
una carta de madre campesina.
Cuando yo tenía doce años,
algunos días, al anochecer,
llevábamos al sótano a una perra
sucia y pequeña.
Con un cable le dábamos y luego
con las astillas y los hierros. (Era
así. Era así.
Ella gemía,
se arrastraba pidiendo, se orinaba,
y nosotros la colgábamos para pegar mejor.)
Aquella perra iba con nosotros
a las praderas y los cuestos. Era
veloz y nos amaba.
Cuando yo tenía quince años,
un día, no sé cómo, llegó a mí
un sobre con la carta del soldado.
Le escribía su madre. No recuerdo:
"¿Cuándo vienes? Tu hermana no me habla.
No te puedo mandar ningún dinero…"
Y, en el sobre, doblados, cinco sellos
y papel de fumar para su hijo.
"Tu madre que te quiere."
No recuerdo
el nombre de la madre del soldado.
Aquella carta no llegó a su destino:
yo robé al soldado su papel de fumar
y rompí las palabras que decían
el nombre de su madre.
Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
no podría volver y despegar
el cable de aquel vientre ni enviar
la carta del soldado.
(Trato de recordar este poema porque la vergüenza -la culpa- es un sentimiento doloroso, pero tremendamente útil si se recuerda a tiempo. El mundo sería distinto si pudiéramos soportar el recuerdo de la vergüenza sin excusas y nos dejáramos guiar por el eco del dolor ajeno en nuestra piel).
6 comentarios:
Hola, leí un poema tuyo en el blog de Fernando, y vine sólo a felicitarte, es muy bueno.
Tu blog es impresionante.
Saludos.
Muchísimas gracias, espero verte por aquí a menudo. Me pasaré por un blog. Un abrazo
Especialmente el final, qué puñetazo.
david es bueno como poeta, pero pesado tio: habla y habla y habla y habla de drogas, borracheras, resacas, papás que no lo entienden (es un grosero con su padre), siempre tristeza agobiante (obviamente por las drigas), y todo esto cansa.
Totalmente de acuerdo con el de arriba, a mi tanto sufrimiento me carga.
Querida ana, el poema de Gamoneda lo tengo anotado bajo el epígrafe de culpa. Creo que es de de lo mejor que he leído sobre el tema. Si algún día alguien se deciera escribir una antología sobre el tema no podría faltar.
Publicar un comentario