Si un día me oyes
-después de una noche
en la que he resultado ser
encantadora:
de esas mujeres que beben
y se ponen graciosas
contando anécdotas
de bares y ácidos y viajes
y camas y cabrones
con el pelo despeinado
para mejor
y el carmín corrido
como si viniera
de morrearme en el baño
con el tío más guapo
del garito-
si un día
después de una de estas noches
en las que ejerzo
de encantadora de serpientes
al despedirme
me oyes decir
que sólo soy un fraude
compadéceme:
los adictos a los aplausos
también necesitamos testigos
cuando nos quitamos
el maquillaje.
19 comentarios:
Coño, Ana, qué poema más cononudo y qué versos finales más tremendos. Enhorabuena.
Las bambalinas de la noche nos cubren muchas de nuestras soledades..tienes mucha razón...besos
Jo Ana, ¡qué buen poema! Y cuanto me hubiese gustado no sentirme... ¿identificada?
Un beso, Miriam G.
Ana, estás que te sales.
yo ya estoy más que emocionado con este poemita tuyo, ANA, eres la hostia de buena, y que versos al final, por cierto debio pedirte consejo en una cosa personal, envia mail cuando puedas
Muchas gracias! Sinceramente, este es uno de los poemas que más me alegra y reconforta que os guste, porque me ha resultado duro escribirlo y encontrar las palabras exactas que traducían esa actitud. Es una parte de mí que conozco bien, pero que me cuesta exponer. Cuando lo hago resulta que me he quitado un peso de encima.
Por cierto, que si recordáis una de mil últimas entradas, Justicia poética, en la que hablaba de mi primer novio (lo digo sobre todo por ti, Miriam), os ruego que leáis los dos últimos comentarios. Ayer me pasé la tarde llorando.
Yo no había vuelto a esa entrada, para no llorar, ahora estoy llorando de nuevo. Me parece tan tierno el comentario que te han dejado, es tan bonito ver que vuestro amor, de alguna forma sigue, en los que os vieron bailar. Pero lo más bonito Ana, es que te quieran por haber querido.
Un beso, Miriam G.
Qué bien lo dices, Miriam, hay poco que añadir. Sólo que me gusta compartirlo. Ahora mismo te daría un abrazo bien fuerte.
Poco queda por decir, ante este poema de esqueleto perfecto, formado por palabras que no se despeinan ni siquiera ante los envites del dolor y del descreimiento propio. Es un lujo saber contar los que nos vuelve minúsculos desde unas imágenes mayúsculas. Lo sencillo es siempre el mejor traje para lo que nos hace salir en busca de un lenguaje valido para la cara más afónica de nuestra alma.
Es una pasada, y creo que de nuevo y con tu permiso he encontrado un nuevo epígrafe.
Un abrazo.
Sonia.
Perfecto, Ana, enorme y, como dice, Jesús, estás que te sales, así que ya sabes: aprovechaaaaa. Un abrazo y enhorabuena, Ana.
Leyendo este poema, y visitando la entrada "Justicia poética", y siguiendo más o menos la evoluciónd este blog, te digo que eres una persona muy especial, Ana.
Un gusto leerte.
A veces pienso en lo que te quiero decir y luego no te lo digo.
Sigue, este también es estupendo. No desperdicies el tiempo con cosas menudas y perecederas ¿eh?
Qué gran verdad, Ana. Y caray, qué bien lo cuentas.
Ana te he escrito un largo correo. ¿Te lo mando al correo que dejas en los comentarios de mi blog? ¿O es otro?
Un beso, Miriam G.
EStoy en ascuas, Miriam. Me lo puedes enviar al que dejo en los comentarios en tu blog, ése es el que uso habitualmente. Gracias, un beso,
Ana
Ya te lo he enviado. Y justo despues de pulsar el botón me he arrepentido. Te juro Ana que yo nunca había hecho una cosa así. Ja, ja, ja.
Un beso, Miriam G.
si es que la noche y el carmín dan tanta atmósfera a los textos!!
me ha gustado mucho!!!
bss
Debo decir señorita que su letra embriaga y veces interfiere en nocturnidades de mi calaña, desde el respeto que puede tener un paseante la invito a opinar-juzgarguionfirmar algunos de mis escritos.Buenas Noches
esta muuy lindo tu poema , es una fuente de mucha inspiracion me encanto mucho , tienes muy buena pluma ehh??
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