Se lo oí nombrar a David González (cuyos gustos nunca me han decepcionado) y me quedé con su nombre. Vi que tenían un tomo de su poesía completa en la biblioteca que hay en la estación de metro donde me bajo para ir al trabajo, pero hasta ahora se me habían cruzado otras lecturas por delante. Pero entonces leí este poema en el blog de Jesús Alonso y me dije de hoy no pasa. Y la primera maravilla me la encuentro en el prólogo de Juan Vicente Piqueras:
"le oigo (a Tonino) contarme al teléfono la historia de cuando en 1984 fue operado en Moscú de un tumor cerebral. Cuando me desperté de la anestesia me encontré con una enfermera bellísima que me estaba dando masajes en las sienes. Yo la miré como si fuera un milagro y balbuceando le di las gracias. Ella me respondió: Es hermoso ver vivir a un hombre".
Y otro fragmento que complementa al anterior:
"Y hoy, justo cuando estaba a punto de ponerle punto final a este prólogo y a estas traducciones que me traen de cabeza, de corazón, desde ya no sé cuándo, me llama (Tonino) para decirme que ha ido a felicitar a su hermano que cumple 90 años y no lo ha encontrado muy bien. Me ha dicho que su madre, Penélope, decía siempre una frase con la que quiero acabar, porque en ella veo cifrada la emoción de su poesía: "Acuérdate de que el último día, por muy mal que estés, será el más hermoso de tu vida".
Y hoy que mi ánimo vuelve a estar gris oscuro, que el miedo y la tristeza me comen, pienso por qué con gente tan hermosa, con tanta sabiduría sencilla y profunda, con percepciones tan plenas, tantos otros hay que no se contagian, que todo lo convierten en feo, escarpado, agrio, por qué la vida se pone a veces tan chunga si podríamos ver mariposas por todas partes sin sentir ganas de comérnoslas.
3 comentarios:
Le tengo unas ganas a Guerra y todavía no le echado el guante. A ver... Eso sí, el último de Piqueras, me ha encantado. Gran libro, Ana.
Bien, otra vez por Tonino y por ti. Por motivos laborales he estado un tiempo buscando textos sobre la muerte (creo que podría intentar sacar las oposiciones a un funeraria) y así, a bote pronto recuerdo tres que van en la misma línea que la de Penélope, que la muerte no es para tanto, que no hay que tomársela tan a la tremenda:
El primero es un verso del propio Tonino Guerra: La muerte no es aburrida. Viene sólo una vez.
El segundo una anécdota de Gonzalo Rojas: Sin humor la vida no funciona. Casi todo es otra cosa, decía un filósofo, y nada es para tanto. Le contaré un gran acto de humor: cuando mi madre agonizaba, en torno a su cama estábamos los ocho hermanos. Hizo un gesto para que alguien se acercara y lo hice yo. “Qué divertido es todo esto”, me dijo al oído.
Y el tercero y definitico contra el miedo este texto de Mark Twain: La nada no me produce temor, porque ya la he probado antes de nacer, durante cien millones de años, y he sufrido más durante un día (un partido del Athletic, por ejemplo) que en todo ese centenar de millones de años juntos.
¿Cuál es el libro de Piqueras, Enrique? Confieso que no le conocía.
Gracias por las anécdotas, Jesús, son buenísimas. Había leído el verso de Tonino en el prólogo a su poesía completa, y me quedé maravillada. Me gusta mucho la de Gonzalo Rojas: a mi madre, días antes de morir, le dio por cantar coplas, nos ponía a todos al pie de la cama y nos dirigía con una mano y nos regañaba cuando desafinábamos.
Lo de Twain es consolador. Me recuerda a un verso de Roberto Juaroz que me consuela y me ilusiona: "en el centro del vacío hay otra fiesta".
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