El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

viernes, marzo 30, 2007

Me sigo acordando

En el blog de José Ángel Barrueco, Escrito en el viento, encuentro una entrada sobre Me acuerdo, el libro de Perec. Hace tiempo yo también escribí a propósito de ese libro, al que es casi inevitable que sigan recuerdos propios. Como me parece un ejercicio sobre el que deberíamos volver a menudo, más que nada por el gusto que da, y porque hecho en conjunto los recuerdos van dándose la mano unos a otros hasta formar una larga cadena de amigos y conocidos, os propongo que cada uno lancemos unos cuantos.

Me acuerdo de las pastillas de leche de burra.
Me acuerdo de la música de Los hombres de Harrelson y del coche de Starsky y Hutch.
Me acuerdo de los polos de hielo y de los flash.
Me acuerdo de mi madre preguntando qué hacía de comida.
Me acuerdo de los patines de cuatro ruedas.
Me acuerdo de que la radio en Semana Santa emitía solamente marchas fúnebres.
Me acuerdo de que los niños a veces no nos ajuntábamos.

Me acuerdo...

16 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Me acuerdo de "leche Collantes que hace a los niños gigantes".
Me acuerdo del "sile, nole" cambiando cromos en el patio del colegio.
Me acuerdo de Mazinger Z.
Me acuerdo de la impaciencia en el quiosco comprando los tebeos "OLE".
Me acuerdo...

Anónimo dijo...

Me acuerdo de los zapatos castellanos, los calcetines blancos y los pantalones de pitillo

Kebran dijo...

mi poesia va cargada de "meacuerdos"
yo, Ana me acuerdo mucho de mis padres, ya fallecidos, sobre todo de mi madre, me acuerdo de prétéritos tiempos donde todo era posible alcanzar con la fuerza de tan sólo una cosa: imaginación. me acuerdo cuanto tenía seis años, porque sigo siendo un niño pese a mis treinta y uno del cine de verano, de las "tocatas" a las puertas, de jugar al escondite, de confeccionar cabañas, de jugar al lado de la vía, añorar es volver a sentir ese beso que nunca, nunca olvidarás. Gracias Ana. Tienes un blog cojonudo, perdón. Tengo un nuevo poema. Si quieres te lo mando.

Mariano Zurdo dijo...

Y me acuerdo de las lágrimas de mi abuela cuando se murió un tal Franco y las mías cuando se murió Félix.
Y me acuerdo de mi dedo buscando el número en la rueda para llamar por teléfono.
Me acuerdo de la mi vieja Olivetti con la que escribí mis primeros relatos a los diez años.

Enrique Ortiz dijo...

Lo curioso para mí, Ana, es leer en tu blog vivencias que han sido las mías. Tener aproximadamente la misma edad y haber crecido en el mismo país nos dan un bagaje muy parecido y me sorprende y a la vez me gusta. Un abrazo fuerte.

Fernando dijo...

Para mis amigos y mi familia soy su memoria...recuerdo cosas inverosimiles que los sonroja pero también las cosas más cotidianas..el hielo de las ventanas en invierno, la estufa de petróleo, las series de tv en blanco y negro desde los invasores, manix, bonanza, el virginiano, viaje al fondo del mar...buff!...los domingos de cine con las seis pesetas,cesta y puntos y el día que murió Carrero, la borrachera que cogí cuando legalizaron al partido...bueno..y tantas y tantas...en fin es un buen ejercicio para ver como pasa la vida...un beso Ana...sigue hablandole a las flores de la terraza...son muy celosas!

Anónimo dijo...

Me acuerdo de mi manta roja y lo suve de sus borde...

Me acuerdo de que a aquella suavidad yo la llamaba "el boderlillo"...

Me acuerdo de no dormirme ninguna noche hasta haberme rozado bien el bigote contra la suavidad del bordelillo...

No recuerdo cuándo dejé de hacerlo... y es eso lo peor...

Un saludo.

Anónimo dijo...

Me acuerdo de las faldas cortísimas que nos ponían de peques y se nos veían las braguitas de calados.
Me acuerdo de mi traje de comunión, que era de monja.
Me acuerdo de los gorros de plástico para el mar, llenos de flores los de mi madre, con gomita por la barbilla los míos. Y de las dos horas de digestión...pffff.
Me acuerdo de los primeros guateques, cuando apagábamos las luces y las madres entraban y las encendían, y cuando jugábamos a la botella.
Me acuerdo de que las niñas queríamos ser monjas o peluqueras, y los niños bomberos o policías.

Gracias por tus letras, Ana.

Anónimo dijo...

Me acuerdo de la lluvia tropical en el tejado de cinc y de la música de las ranas después de la lluvia...

Un saludo, Ana.

Anónimo dijo...

Me acuerdo de los vasos de leche, migajas del plan Marshall -nada sabíamos del tal Marshall- y de los partidos de fútbol en el patio del colegio, entre el griterío de la chiquillería.

El Hombre del Cráneo Rasurado

Ana Pérez Cañamares dijo...

Mariano: Me ha encantado el sile, nole. Le tengo que preguntar a mi hija, creo que aún se usa.
Child in time! Los zapatos castellanos! Mi primer novio los llevaba SIEMPRE. Ah, y los pantalones de pitillo, al menos para las chicas, están de moda otra vez...
Kebrantaversos: qué divertido el escondite, qué excitación, qué carreras, por mí y por todos mis compañeros. Me acuerdo de una cabaña que mi padre construyó durante una acampada, junto a un río, el fresquito y la sombra. Siento lo que me dices de tus padres. Gracias por lo del blog, y mándame el poema.
Mariano: yo me acuerdo de la semana de vacaciones cuando murió Franco (lágrimas no hubo en mi familia); pero sí cuando murió Félix, parecía que se había muerto el único hombre bueno sobre la tierra. ¿Qué iba a ser de los lobos? Cuando escribí la entrada estuve a punto de poner lo de los antiguos teléfonos, qué bonitos eran comparados con los de ahora, ¿no? Ah, y yo también tuve una Olivetti negra, preciosa, que nunca supe dónde fue a parar. Lo que daría por recuperarla!
Enrique: ¿verdad que este es un juego increíble? A mí me da la impresión de que tengo un montón de hermanos desconocidos que han crecido en el cuarto de al lado, viendo y viviendo las mismas cosas que yo...
Fernando: yo echo de menos a veces cuando había menos canales y sabías que TODO el mundo había visto el mismo episodio que tú y los debates que se organizaban al día siguiente, y los juegos, no como ahora que para encontrar a alguien que tenga el mismo canal que tú te las ves y te las deseas... Me acuerdo del el virginiano, de cesta y puntos, también el día que voló Carrero...
Javi: yo para dormir tenía que rezar un padrenuestro, es una manía que arrastré hasta mucho después de renegar del dios católico, y tampoco recuerdo cuando dejé de hacerlo... Igual si encontraras la manta y yo rezara otra vez se nos pasaría el insomnio...
Marsu: !las bragas de calados! !Qué bueno! Los gorros de plástico con esas anémonas pegadas...
Ernesto: recuérdame que cuelgue un minirelato con la lluvia tropical de protagonista...
Gracias a todos, me lo he pasado muy bien con los recuerdos.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Perdón, hombre del cráneo rasurado, tu comentario llegó mientras yo mandaba el mío: es curioso, hay recuerdos propios y otros heredados, tu vaso de leche es el que le daban a mis hermanos. Gracias, un abrazo.

Mariano Zurdo dijo...

Yo creo que mi abuela murió cuando murió Franco porque tocaba. 40 años viéndole en todas partes debieron de marcar mucho. Además a ella le mataron a su novio "los rojos". Vivió barbaridades en Madrid, pero aprendió con inteligencia. Siempre me decía: hijo mío que no te toque vivir una guerra, porque es mala para los dos bandos. Siempre he pensado en ello y en qué pensaría ella si me viera tan rojete, jajaja.
Me ha encantado este post. ¡Enhorabuena!

Ana Pérez Cañamares dijo...

Razón tenía tu abuela en aborrecer la guerra. Mis padres nunca se repusieron ni de la guerra ni de sus consecuencias. Yo creo que nosotros no podemos ni imaginarlo.
Gracias, Mariano. El post lo hemos hecho entre todos.

Anónimo dijo...

¡Las pastillas de leche de burra! Creo que no me acordaba de ellas y me has traido su sabor a la boca. Preciosa entrada.

Un beso, Miriam G.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Gracias, Miriam. ¿Se seguirán vendiendo las pastillas de leche de burra? ¿Y aquellos caramelos que tenían apariencia de piedras de río?