El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

miércoles, marzo 14, 2007

Poema: Veinte de noviembre

Gracias a Miriam -compañía dulce y fiel del alma disponible- y a su blog vuelvo a acordarme de mi madre. Ya sé que en su última entrada -preciosa- Miriam habla de abuelas, pero es que cuando yo nací mi madre era ya bastante mayor -creo que mi primer nombre fue Menopausia- y siempre la vi como una mezcla de abuela-madre (no conocí a ninguno de mis abuelos). Recuerdo que mi padre siempre me decía de broma: "tú eres hija de padres viejos", y a mí aquello me causaba mucha angustia, no le veía la gracia por ninguna parte. Y como desde que murió, la mejor manera que he encontrado para acercarme a ella y entenderla ha sido escribirle poemas, aquí va uno.

VEINTE DE NOVIEMBRE

Te fuiste a morir en la misma fecha
que aquel que te había jodido la vida;
nada personal por su parte:
te la jodió a ti como a tantos otros.

En el momento me pareció una coincidencia
con más mala leche que otra cosa:
una ironía fúnebre,
una carcajada de la calavera.
Pero luego pensé que tú reirías la última,
que noviembre sería el mes de las madres
que guardan la ternura y la dignidad
en un cofre rodeado de pinos y regatos;
no el mes de los que se van entre tubos,
ajenos a la muerte como estuvieron ajenos a la vida,
y que yacen incorruptos admirando
la solidez del mármol.

Una última cosa, madre:
sé por ti que hay ideas que atentan contra el corazón.
Dicho de otro modo:
tener corazón no permite tener ciertas ideas.
Y ninguna otra vida
ninguna otra muerte
me convencerá de lo contrario.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuatro buenos poemas Ana, los tuyos y el de Tess Gallagher. Da gusto entrar en tu blog después de haber dado un paseo digital por la más rabiosa actualidad.

Enrique Ortiz dijo...

Qué lujazo de posts, Ana. Me los reservo para el fin de semana, ya te escribo algo. Me parecen un gustazo, como dice Jesús Alonso.

Anónimo dijo...

"tener corazón no permite tener ciertas ideas

Llena de verdad, llena de razón, llena de amor. ¡Que suerte que eso lo enseñe una madre! . ¡Que bello poema Ana!

Un beso, Miriam G.