Leo este poema de Carl Sandburg (en versión de Miguel Martínez Lage):
FELICIDAD
Pedí a los profesores que enseñan el sentido de la vida
que me dijeran qué es la felicidad.
Fui a ver a los afamados ejecutivos que comandan el
trabajo de miles de hombres.
Todos menearon la cabeza y me sonrieron como si yo
tratase de engatusarlos.Y un domingo por la tarde fui a pasear por la orilla del
río Desplaines.Y vi a un grupo de húngaros bajo los árboles, con sus
mujeres y sus hijos, un barril de cerveza y un
acordeón.
(Lo copio en inglés también, por si a alguien le apetece):
Happiness
I asked the professors who teach the meaning of life
to tell me what is happiness.
And I went to famous executives who boss the work of
thousands of men.
They all shook their heads and gave me a smile as though
I was trying to fool with them
And then one Sunday afternoon I wandered out along
the Desplaines river. And I saw a crowd of Hungarians under the trees with
their women and children and a keg of beer and an
accordion.
En cuanto leí este poema recordé una escena que viví hace ya unos años. Antes de contarla, tengo que aclarar que yo soy, a veces, envidiosa. Desprecio el lujo por el lujo, el dinero por el dinero, pero me gustan los objetos hermosos, las casas grandes, los muebles antiguos, las delicatessen, lo que apenas puedo permitirme: no puedo evitarlo. Y ese gusto insatisfecho hace que eche de vez en cuando espumarajos por la boca.
Después de esta aclaración, quizás innecesaria, cuento la escena: en la calle Mayor hay (o había) una tienda de trajes de fiesta y zapatos, muy caros todos, con una decoración minimalista, y unas dependientas de piernas tan largas que parecían de otra especie (diferente a la mía, desde luego). El tipo de sitios que me toca las narices, a menos que la belleza puntual de unos zapatos buenos, bonitos y caros me haga despotricar y desear romper el escaparate y salir huyendo con ellos. Pues un día, al pasar por delante, me encuentro a un grupo de chavales sudamericanos -no llegué a localizar su acento- que estaban, literalmente, descojonándose de los precios de los zapatos. Miraban el zapato, lo comentaban, miraban luego el precio y !se descojonaban! !No podían creérselo! Esta vez, mi envidia fue dirigida hacia ellos, en aquel momento, seres saludables y libres ante mis ojos. Pensé que si nos diéramos cuenta de qué ridículas resultan a veces nuestras aspiraciones, qué ridículas son a veces las convenciones que nos tragamos, en fin, en qué patraña andamos metidos, hasta que empezáramos a llorar, no podríamos hacer otra cosa que reírnos como histéricos.
La risa desarma el lujo, la envidia, la estupidez, la hipocresía.
Y a cuenta de poderes e hipocresías, otra historia: una amiga mía, a punto de cumplir los sesenta, se hizo recientemente una revisión ginecológica. Cuando fue a recoger los resultados, vio su útero descrito como "deforme". Después de varios días de preocupación, por fin la recibió el médico, quien le dijo que en realidad, lo que se quería decir en el informe es que su útero es "completamente normal para su edad, en la que todo útero ha sufrido deformaciones". Es decir, el modelo es el útero de una jovencita; a partir de aquí, el resto, aún correspondiéndose con lo esperable a cierta edad, se califican de "deformes".
Y digo yo: ya que algunos se preocupan tanto del rollo de lo políticamente correcto en la esfera de lo público, cuando una palabra -huérfana, por lo general, de verdaderos gestos- puede ganarles un puñado de votos, ¿no es una hipocresía flagrante que, en lo privado, en lo que afecta a cada uno, las palabras se utilicen a la ligera, sin respeto, sin considerar su poder, sus consecuencias, su profunda carga?
Perdón por la extensión de la frase. Y buen fin de semana.
18 comentarios:
;);)..te imagino corriendo por las calles contus zapatos de mil euros...el poema hermoso en lo natural de la visión de la vida...y querida te tienes que dar cuenta la fuerza que hay entus manos cuando creas poesía...un poeta es capaz de crear sueños u miserias, dar emociones y sugerir miedos...el poder de las palabras se germina en los poemas...un beso con cariño.
Hola Ana. Me gusta esta reflexión que haces sobre la risa porque creo de verdad que muchos de los problemas que nos acucian como seres individuales y como colectivo social se deben a que nos reímos poco. En la espiral de locura socializadora que padecemos -todo es políticamente incorrecto, todo ofende a las minorías, todo va contra la moral y las religiones...- reirse está mal visto y cuando uno se ríe más de lo razonable corre el riesgo de ser encerrado en un manicomio. En este punto, yo estoy totalmente de acuerdo con el gran Bukowski, que se reía hasta de su sombra. "Una cosa que la muerte no soporta es que te rías de ella. La risa verdadera deja fuera de combate las peores expectativas", dejó dicho Hank cuando sus últimos días estaban cercanos. ¿Por qué no nos reímos más y disfrutamos más de la vida, por qué evitamos la ternura de algunas miradas que nos entrecruzamos en el metro, en el autobús, o en la calle? ¿Por qué nos encerramos en un caparazón de acero impidiendo que cualquier emoción nos roce siquiera el corazón? Termino citando otra vez a Bukowski: "Todos vamos a morir, todos nosotros, ¡menudo circo! Debería bastar con eso para que nos amáramos unos a otros, pero no es así. Nos aterrorizan y aplastan las trivialidades, nos devora la nada".
Un abrazo muy fuerte
Galo
Ana: Mi nombre es Paula, y soy de Rosario, Argentina. Encontré tu blog de casualidad (buscando ese poema de Tess Gallagher en el que dobla las mangas de la camisa de Carver, que me conmueve profundamente), y me encantó! Me gusta mucho tu estilo: creo que cierta ironía, muchas veces, es lo que nos ayuda a sobrevivir. Te agregué en mi blog como uno de mis "sitios favoritos", asique cuando tengas un ratito, me encantaría que lo visites: http://vocesdesiertas.zoomblog.com
Un amigo mío lo describió como un blog "intenso, sobrio, desgarrado... muy 'paulino'". Veremos qué te parece.
Va un fuerte abrazo desde este otro lado del mundo. Un placer descubrirte.
Paula
Hola Ana, quería contarte que el otro día me robaron la bolsa de la piscina del coche. Fueron los gitanillos que viven al lado y corrí la voz por este pueblo, que es muy pequeño, de que había recompensa, tambien pequeña, pero recompensa. También puse un cartel en el coche, bien simple, "os doy veinte euros si me devolvéis la bolsa", yo había calculado que el contenido de la bolsa eran cincuenta y me pareció un buen bisness. Me pele buscando como hacer el intercambio "os los dejare en una piedra a la entrada del camino después de que el segundo timbre suene tres veces, esperare cinco minutos” puse, ¡como se iban a aclarar con ese montón de cifras!.
¡Cuánto daño nos hace la literatura!, pobres críos, ¡como soy!.
La bolsa ni ha aparecido ni aparecerá
Y hasta hoy no había pasado nada. Pero se lo conté a mi madre, ella tropezó con una tienda de deportes en rebajas cerca de su casa y me ha montado una bolsa deslumbrante, como los zapatos esos, eso si, esta desconsolada. ¡Nunca hubiera imaginado a nadie tan triste viniendo de las rebajas!. La Arse es empatica en serio y el chaval de la tienda esta saldando porque se ha arruinado. ¡Si vieras con que tristeza hemos estado mirando la bolsa y, sin palabras, sabíamos que era otro robo sobre el anterior!.¡Que absurdo imparable!
Bueno Anucha, que yo soy tímida extrovertida y quizá por eso no hemos hablado nunca en las fiestas. Tendremos que quedar a tomarnos una caña pronto.
Te leo siempre muy a gusto
Lo que me resulta más maravilloso, a la vez que prodigioso, es cómo aciertas al aplicar el poema a tu vida normal. Es casi un milagro que el poema reviva con tu historia. Eso es lo que me interesa, lo que busco. Un abrazo.
Gracias, Fernando. Supongo que a nivel inconsciente me hago cargo de ese poder, que es el mismo que lo que yo leo tiene sobre mí. Pero el caso es que leerlo en tu reflexión me ha sorprendido, así que tendré que pensar más sobre ello.
Galo, imposible estar más de acuerdo contigo y con el gran Hank. A mí a veces me dan ganas de gritar algo parecido cuando voy en el metro... Muchas gracias por tus palabras y por las citas.
Paula, bienvenida. No puedo evitar emocionarme cuando alguien me lee desde tan lejos! Me alegra que nos guste ese poema de Tess Gallagher, a mí me pone la piel de gallina. En cuanto tenga un rato largo (ahora mismo escribo un poco contrarreloj), me daré un paseo por tu blog. Un abrazo.
!Marta! !Qué alegría leerte por aquí! Tu historia me ha puesto triste... Me ha recordado que, cuando era pequeña y salía con mi madre por el barrio, siempre nos fijábamos en las tiendas nuevas. Mi madre siempre expresaba su deseo de que les fueran bien las cosas, era muy consciente del esfuerzo y de los sueños que había detrás. Y cuando alguna cerraba, siempre se preguntaba qué harían ahora los dueños. A mí me ha quedado esa herencia de tristeza cuando me encuentro que una tienda tiene que cerrar.
Respecto a nuestra timidez extrovertida, hija, tú lo sabrás igual que yo, es una carga. Hasta que no entro en una fiesta o en una reunión, no sé de qué lado va a caer la cosa, si hacia la timidez o la extroversión. La extroversión siempre me sale pelín ansiosa, voy de unos a otros como una loca, y la timidez me impide hablar precisamente con quién más podría apetecerme. A ver si un día nos encontramos en un justo y favorable medio...
Enrique, como siempre, gracias. Los dos buscamos lo mismo, y es un milagro que esa búsqueda, de vez en cuando, tenga éxito y se comparta. Un abrazo
Buenas, me encantó este texto tuyo, todas sus partes, y esa frase, "la risa desarma el lujo, la envidia, la estupidez, la hipocresía", qué razón tienes.
La carga de las palabras... cuando me quedé embarazada la primera vez, la ginecóloga me dijo que era "primípara añosa"....y creo que fue la parte más deprimente del embarazo.
Me gusta tu bitácora, volveré por aquí con más calma si no te importa. Un saludo.
LLevo todo el fin de semana dándole vueltas a esta entrada Ana, me parece que la reflexión que haces es muy importante, más de lo que parece a simple vista. Me he tomado la libertad de recomendársela a las manzanas: http://www.manzanasazules.com/foro/viewtopic.php?t=2238.
Un beso, Miriam G.
Gracias, Ana, por dejar tu dirección en el blog de Montero Glez. Llego tarde pero trataré de leerte lo antes posible. Me gusta mucho lo que haces. Sólo una reflexión, quizás una vuelta de tuerca más en esa historia ginecológica. Tu razonamiento es perfecto si tomas lo deforme como algo negativo. Para mí lo "deforme" es símbolo de la máxima perfección. Lo anormal sería tener el útero como una niña de veinte a los sesenta. Es decir, que todo va bien, que todavía nadie se ha saltado las reglas de la mortalidad. No hay vampiros. Un saludo
Child in time, me gusta tu reflexión (aunque me da un poco de pena que no existan los vampiros, siempre me han dado morbo). Pero insisto en que hay que tener en cuenta el poder de las palabras en cada contexto: una aclaración para una persona que recibe un informe médico no estaría de más. ¿Qué cuesta sustituir "deforme" por "normal para su edad"? Veo tu reflexión, pero también entiendo la experiencia innecesariamente desagradable que tuvo mi amiga. Gracias a ti por pasarte por aquí, bienvenido. Una curiosidad: ¿tu apodo es por libro de McEwan?
Gracias, Marsu, y un beso para Miriam, y gracias por recomendar el texto.
La risa desarma el lujo.
Me encanta. sabes q siempre siempre yo t leo, y aunq últimamente no encuentro la inspiración (llamese bajodeanimos) de escribirte sabes yo siempre siempre con tu blog. con tus historias. con tus palabras.
La risa desarma el lujo.
Mua
Querida Ana tienes mucha razón en el uso de las palabras: "útero acorde con su edad" no estaría mal. Mi nick viene por una canción de Deep Purple.
CHILD IN TIME
Dulce niño con el tiempo
tú verás la línea
la línea que está trazada
entre el bien y el mal.
Mira al ciego
que dispara al mundo
balas que vuelan
causando bajas.
Si has sido malo,
oh, señor, apuesto que lo has sido,
y no te ha alcanzado
el plomo que vuela,
será mejor que cierres los ojos
agaches la cabeza,
y esperes el tiro de gracia.
!Un beso, Marcus! Parece que el 2007 nos ha cogido manía a unos cuantos, con lo bien que pintaba... No tengo ánimos para regalarte, ¿te vale una tristeza compartida y un abrazo?
Uf, qué letra más fuerte, gracias. Voy a ver si busco la canción, a ver si la conozco. Bienvenido otra vez.
Me alegra saber que no soy la única que tiene tentaciones de romper los escaparates de las tiendas... Bueno, yo hace tiempo por cuestiones de trabajo he tratado con las clientas de esas tiendas, primero te dan envidia pero acaban dando grima, de verdad, tienen unos problemas existenciales muy raros.Nunca he visto a nadie desperdiciar su tiempo y su alegria en cosas tan absurdas como ellas. Yo hace mucho tiempo que me río cuando veo que unos zapatos cuestan mi sueldo de mes y medio, no niego q me encantaría tenerlos pero creeme, despues de tratar con la gente de ese entorno me alegro un montón de ser una pobre barriobajera,aunque suene a consuelo barato, no lo es, que he tardado muchos años en llegar a esa conclusión. Cada uno debe saber quien es y el lugar que ocupa en este mundo, no me refiero únicamente al nivel social, voy mucho mucho más lejos.
Por cierto, las dependientas no son humanas. Viven en una urna refrigerada y las sacan en horario de comercio, luego las guardan otra vez¿Tu has vistoa alguna de esas chicas en el metro? Yo tampoco.
Gracias, Bastet, por esa visión desde cerca... Te entiendo perfectamente. Bienvenida.
La canción más estremecedora de Deep Purple. ¿Habéis probado a poner la canción mientras contempláis el cuadro homónimo de Munch?
Este post de Ana es una maravilla y es lógico que haya generado esta polémica polisémica.
Besos a todos
¡Qué bueno, Enrique! No había caído en eso. Much y Ian "Rugido" Gillan al mismo tiempo. Dicen que en esa canción, durante el Made in Japan, alguien se pegó un tiro. Supongo que una leyenda urbana. Espero algún día escribir esa novela.
Gracias, Enrique. Qué bien sabes subirme los ánimos.
Jo, qué burra soy. Tengo que buscar la canción ya. No soy una experta en Deep Purple, como se ha podido comprobar. Espero que al menos me suene...
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