Tenía 20 años, me miraba el ombligo y escribía un poema, sin pensar que podía haber alguien al otro lado (LXIII)

63.

Nadie está preparado
-cuando aún hay personas que pretenden definir sus cuerpos,
¿quién puede estar preparado?-
Nadie diría "ya" si de él fuera su voz,
nadie dejaría que el polvo se independizase
y decidiera su vida y sus lealtades.
Nadie -y yo soy todos los nadies-
cambiaría la rotundidad de los espejos
por el misterio infinito de la piel.
Yo -este límite azul que me impongo-
yo no estoy preparada para interrogarme
sobre la suavidad de tu mano
sobre tu ausencia sin ley.
Yo -y tú, de quien pendo
pequeña como una casualidad-
también busco un lecho de espaldas
a las que abandonarme.

ANA PÉREZ CAÑAMARES - A LOS 20 AÑOS