
26.
Exorcizarte
sobrevivir a la presión de tu cabeza
antigua y ciega como el hambre de asideros,
de ti que pendes sólo de una imagen concreta.
¿Y yo?
¿Qué hago yo al extremo de todas las habitaciones?
Mis dos piernas y su profundo camino
son la ofrenda que siempre regresa
temiendo dejarme sola con la parálisis de mis manos.
Tú y yo, herederos de las muertes familiares,
engendraremos al hijo que nos amamente
y triunfe por encima de todas las fronteras,
las que yo adopté como imperios.
Y cuando él nos deje
recordaré que todo este tiempo te he estado ocultando
el más pueril de mis secretos.
ANA PÉREZ CAÑAMARES (A LOS 20 AÑOS)
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