
Nos dejamos seducir por el orgullo.
Somos seres atormentados
que nos dejamos seducir por el orgullo
de la distancia y las palabras mordidas al tiempo;
que nos saciamos demasiado pronto de cuerpos vacíos,
que nos vacían a la par que los años.
Las mujeres queremos acunar el tiempo
a nuestro ritmo y alimentarlo en la proporción exacta
de sueños y razones.
Las mujeres morimos
asfixiadas por los dedos de palabras
que nunca dijimos,
por miedo
o por orgullo.
A las mujeres nos asoma el deseo a los ojos
y nos suicidamos constantemente.
Nos matamos solas,
o nos matan a golpes.
No nos cuesta amar lo que duele,
y si duele seguimos amando.
Somos guardianas de paraísos propios y secretos,
de lágrimas que nos corren el rímel
y nos hacen feas a la vista de los hombres.
Por eso muchas veces las mujeres
preferimos lucir bellas
y pudrirnos por dentro.
CARMEN RUIZ FLETA
2 comentarios:
Terrible. no podemos seguir "siendo" así.
Muy bueno!!! Algún parecido con la realidad es pura coincidencia... =)
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