OBJETOS Y TESTIGOS
Inmóviles me siguen sin ostentaciones.
En cada pausa
su inquisición sin mirada me devuelve la imagen que necesito.
De tan dispares sitios los traje...
pero no reconocen el leve temblor de mis rasgos:
pronto descorren los velos
sin piedad ni sonrojo -o palabras.
Ellos destilan las apariencias que me sustentan,
de sus colores tomo yo mi tez y mi ropaje,
de su quietud el permiso para abandonarles.
Luego vuelvo, como una brisa escaldada y vencida,
para vigilar la lenta composición de sus máscaras.
Bien saben que yo he de alimentar su perfidia
porque yo soy insuficiente.
ANA PÉREZ CAÑAMARES (A LOS 20 AÑOS)
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