El pueblo natal
En el pueblo natal, en el jardín esponjado por las lombrices,
crece todavía la aquilea
y en todas las casas se oye el vetusto tictac de los altos relojes de pesas.
El humo asciende de las cabañas como columnas de sacrificio
y para aquellos que vienen de lejos,
del duro trabajo de los mares del mundo y de las calles de putas de Barcelona,
este sereno pueblecito parece una mentira silenciosas.
Una mentira junto a la que uno le gustaría demorarse.
Una mentira por la que uno querría
pisotear todas las malvadas verdades.
HARRY MARTINSON
(Vía Neorrabioso. Gracias.)
1 comentario:
Gracias Ana (y Batania), es silenciosamente cierto.
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