AYUDA A LOS ANCIANOS
Ser viejo. Bien, es posible
que yo nunca lo sea. Es posible
que ninguno podamos, pero imagino
mi casa y mi cuerpo de anciano,
un sillón donte aterrice un buen sol
y una cabeza calva donde tan sólo
algunos recuerdos fluyan en silencio
y me mantengan en pie. Quiero
ser ese viejo, y sé perfectamente
que no está de moda una cosa así, pero espero
oír mi voz cascada en la cocina vacía,
ese ritmo de vida en que los pasos
son fruto de un deseo particular.
Quiero veros a todos a la luz
bellísima que da el alejamiento.
Quiero ser viejo y que vosotros
no lo seáis.
JOSÉ DANIEL ESPEJO, Los placeres de la meteorología, NAUSÍCAÄ, Colección Ítaca, Murcia, 2000
3 comentarios:
Lo interesante es llegar con la suficiente carga emocional para que la vida siga siendo apasionante.
Saludos
Muy hermoso poema, compa Ana. Mis felicitaciones para el autor (por escribirlo) y para tí (por traérnoslo).
Un abrazo y buen día.
Jo, muchas gracias. Me siento muy honrado.
Publicar un comentario