Mi padre tiene 84 años.
De jovene stuvo en la guerra civil
haciendo paquetes para el racionamiento,
en el bando republicano.
Cuando los golpistas ganaron
le detuvieron junto a las 13 rosas y todos los demás,
era el más joven,
14 años,
14 años cuando le hicieron un simulacro de fusilamiento.
Le conseguía papel de plata a Marcos Ana
para que hiciera "submarinos" con sus poesías.
conoció a Miguel Hernández,
fue amigo hasta la muerte de Bueron Vallejo.
Cuando llegó la 2ª restauración borbónica,
le quisieron comprar con un cargo en el partido,
pero prefirió continuar junto a su gente
en su Tetuán de las Victorias.
Cuando dejó de ser vocal en el ayuntamiento,
le montaron un homenaje en el que casi se duerme,
y le dieron una placa
que guardo en un cajón,
entre la ropa que no se pone.
Fue a Carabanchel para evitar que la derribaran
y volvió con una arritmia
cuando vio a los usurpadores
haciéndose fotos bajo las pancartas.
Cuando la empezaron a derribar
le vi llorar y maldecir
los ladrillos que había colocado
junto a otros presos políticos.
Mi padre, a sus 84 años
un día nos dará un susto
para irse hacia el universo.
Y cuando eso suceda,
lo que reivindicaría no sería
el simulacro de su fusilamiento,
la condena a muerte,
su lesión coronaria
por las palizas en la DGS,
su detención después del asesinato de Grimau
en un 1 de Mayo que yo vi,
los registros en su casa,
los años de sacrificio y lucha en su barrio,
no,
lo único que reivindicaría
sería la III República
que yo tampoco veré
pero que recojo como testigo
para entregárselo a mi hijo.
RICARDO BORNEZ
La hamaca de lona, noviembre 2009.
2 comentarios:
los pelos de punta
Esplendido poema Ana, cada palabra es una huella que grita y una mirada a la esperanza.
Un abrazo, Antonio.
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