Todos somos monstruos
Nacemos monstruos y vamos empeorando con la edad. Sobre todo en el colegio, en primaria. Ese es el punto álgido de nuestra monstruosidad. El momento en que nos damos cuenta en qué fallamos, cuál es nuestro punto de atracción y cuál el punto de detracción. Qué nos aman, qué nos odian.
Somos monstruos, cargando a nuestras espaldas las vergüenzas, todos y cada uno de nuestros prejuicios. Las manchas de nacimiento que no se van ni con maquillaje y que se multiplican a la luz del sol. Escondidos en un mutismo de pudor inconfesable, intentando aparentar siempre que todo va bien. Que no somos bestias como el resto.
Somos el monstruo gordo de la clase de quinto de primaria, a quien no queríamos nadie y llamábamos bola de sebo; somos el monstruo cíclope de segundo de primaria, a quien llamábamos cegato por tener un parche en el ojo izquierdo. Somos la caspa, los kilos, el moco, la roña en el cuello de todos esos niños marginados. Somos la vergüenza de nuestros años de instituto, los chándales cutres de Adridas para las clases de educación física. Somos aquella voltereta que no supimos dar, el balón prisionero que nos dio en toda la cara, el sol que nos cegaba al jugar sin ganas al puto vóleibol.
Todos somos los monstruos. Las cajeras del día madres solteras a los veinte con un novio que se sobreexcita al cambiar el motor del coche. Todos somos los monstruos. El triunfador que se muerde la lengua cada vez que recuerda lo patético que fue a los quince.
Somos monstruos. Cargamos a nuestras espaldas, y lo tenemos tatuado en la frente, quiénes fuimos y el peso de nuestra vergüenza.
ADRIANA BAÑARES
(Adriana leyó este texto en el Destroyer, y le pedí que me lo enviara para colgarlo aquí, porque me conmovió recordar que Todos somos monstruos. Gracias).
4 comentarios:
¿Empeorar, más todavía? Lo veo complicado, visto donde está puesto el listón, compa Ana. Que tampoco somos tan malos, leche...
Un fuerte abrazo y buen día
Yo lo llamaría poema, no texto, porque hay más poesía aquí que en muchos prosas que se colocan en verso. Por otro lado, para mí los monstruos son estos párrafos que te hacen pensar que eres una monstrua y que todos somos unos monstruos, pese a que no lo seas ni lo seamos. Los monstruos nunca mueren, pero los hombres todos mueren, por muy monstruos que sean.
Que un texto esté en primera persona del plural no tiene porqué llevar a una identificación con el
yo del poema mismo, al que se le puede ver desde muy distintos ángulos las ilusiones y figuraciones que crea. Al menos yo encuentro fácilmente un acceso a la comprensión de esos yoes, pues para algo soy un monstruo de la poesía!
Te debo un libro, por cierto, y será el próximo, uno que me va a sacar otra editorial dentro de no mucho tiempo, una de Madrid que lleva muchos años de manera honrada y publicando a buenos poetas. Te va a sorprender y te va a gustar, como a mí me va gustar regalártelo para que así mates la mosca de la distancia:) Ya te avisaré cuando se presente para que te acerques si quieres.
Es maravilloso el poema de Adriana. Mis felicitaciones para ella.
grande adriana, y tú por colgarlo, un beso guapa
Muy buen texto de Adriana.
Abrazos.
Publicar un comentario