A mitad de los 80
A mitad de los 80’s mi familia estrenó vajilla de filos dorados y denso decorado de flores.
Nunca comimos juntos.
Por esos mismos años me vestía de camuflaje
desde las botas hasta la boina.
Coleccionaba cartitas de baseball como un junkie
y miraba las caricaturas con fe de ciego.
Mi hermano Marcos, el mayor, hacía casas al otro lado
ocho horas diarias por quinientos dólares semanales.
Mi hermana, Teresa, rizaba su pelo y delineaba sus ojos como Madonna;
nunca compró ninguno de sus discos.
Escuchaba El Andariego mientras escribía en su diario de hojas impresas con tenues imágenes de paisajes y nubes.
Don Marcos perdió un dedo en una máquina trabajando para U.S. Elevators
Carlos, mi otro hermano, escondía sus libros bajo el asiento mientras cruzaba con pasaporte a la escuela.
Mi madre leía la revista Hola para comentarnos a cada uno lo que le pasaba a la Familia Real o a Julio Iglesias y terminaba diciendo: pobres de los Kennedy, están malditos.
OMAR PIMIENTA
(De su poemario Primera Persona: Ella (Ediciones de la Esquina/Anortecer, 2004)
1 comentario:
grande, me gustó.
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