NOSTALGIA DE SER UN SALINGER
Hasta hoy hubiera querido ser un Salinger, escribir dos libros, triunfar joven y darme el piro durante años para reaparecer sin querer, indignado y viejo intentando darle una hostia a un fotógrafo meticón. Eso es una biografía. Hoy Salinger ha muerto y ya quiero ser menos Salinger, se entiende; pero tampoco mucho menos Salinger, sobre todo en otra jornada en la que ha habido que convivir con más externalizaciones, más cinismo y el anuncio de que la jubilación va a retrasarse hasta una avanzada vetustez. ¡Y yo pensaba que ya no iba tener tiempo de cumplir todos mis sueños laborales! En fin, una cosa es segura ya no volveré a sentirme Salinger hasta que muera a no ser que se me cruce por medio algún entrometido con cámara al que haya que partirle la cara. A ese nivel de Salinger todavía puedo llegar y más con el humor que me están poniendo.
JESÚS ALONSO (el bolsillo del albornoz lleno de notas)
SI REALMENTE LES INTERESA
Si realmente les interesa lo que voy a contarles, probablemente lo primero que querrán saber es dónde nací, y lo asquerosa que fue mi infancia, y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y todas esas gilipolleces estilo David Copperfield, pero si quieren saber la verdad no tengo ganas de hablar de eso. Primero porque me aburre y, segundo, porque a mis padres les darían dos ataques por cabeza si les dijera algo personal acerca de ellos. Para esas cosas son muy susceptibles, sobre todo mi padre. Son buena gente y todo eso, no digo que no, pero también son más susceptibles que el demonio. Además, no crean que voy a contarles toda mi maldita autobiografía ni nada de eso. Sólo voy a hablarles de unas cosas de locos que me pasaron durante las Navidades pasadas, justo antes de que me quedara bastante hecho polvo y tuviera que venir aquí y tomármelo con calma.
J. D. Salinger, El guardián entre el centeno [Edición revisada de 2006]
(Tomado de Escrito en el viento, el blog de José Ángel Barrueco)
1 comentario:
Hola Ana,
llego aqui desde Al otro lado del mundo.Bonito homenaje a Salinger. Voy a darme una vuelta por tu blog que tiene muy buena pinta.
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