Argi, el perro que vivía con Batania, ha muerto. Y Batania, en su blog Neorrabioso, le está dedicando las palabras de despedida más bellas que yo haya leído en mucho tiempo.
Yo quiero que a Batania se le pase la pena, pero también quiero que recuerde y que lo cuente, porque nunca he vivido con un perro y gracias a Argi al menos sé lo que me pierdo y puedo adoptar un pedacito de su memoria.
3 comentarios:
Es imposible imaginar cuánto se puede querer a un perro o a un gato o a cualquier animal...el día que me falte Rodolfito...no quiero ni pensarlo. Siento un montón lo de Argi...era un perro precioso :)
Ah, no, pero no penséis que estoy llorando todo el rato, no: de hecho, escribo esos homenajes contentísimo, muy alegre, creo que voy a llegar a la decena de lo contento que me pongo reviviéndolo. Otra cosa es cuando llego a casa, al mediodía o por la noche, cuando llegan las horas habituales donde le sacaba al parque: ahí sí que me viene la tristeza de repente. O cuando tiro alguna cosa de comida sobrante a la basura, o voy al súper y me encuentro con comida de perro, o el miedo que he cogido a toda la gente del parque que lleva diez días sin verme y yo no quiero verla, porque se me hace cuesta arriba presentarme allí sin Argi.
Abrazos. Gran blog jartit@detó. Yo te enviaré mis jartadas a tu correo cuando lo necesite.
Hasta pronto.
precioso perro tenía bata
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