El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta
lunes, noviembre 23, 2009
El Martirio del oficinista, de David Benedicte
La nada
que recorre
entre alambradas
este negociado
como una
c
o
l
u
m
n
a
v
e
r
t
e
b
r
a
l
me intranquiliza
Las cosas van
con calma
hasta que llaman
insistentemente
al timbre.
¿Por qué vine
a trabajar
a este lugar?
¿No pude
encontrar
nada mejor?
Abro la puerta
y un enorme
saltamontes
brinca dentro
reclamando mi atención.
Un pájaro
de mal agüero
se cuela
por la ventana
y me examina
atentamente
desde un archivador.
Se respira
una paz
dulce y tranquila.
Ningún
jefe
a
la
vista.
De modo que
enciendo
la radio
y suena
la primera
trompeta
de mi particular
Apocalipsis.
Miles Davis
Kind of Blue
o sea, Una especie de tristeza.
Me
lo temía.
El ángel
caído
era negro
tanto como el carbón
y ya estuvo aquí antes
entre los oficinistas
leyéndonos
la mano
con el estrepitoso
runrún
de su trompeta.
DAVID BENEDICTE
Del poemario Biblia ilustrada para becarios.
Poema tomado del blog HankOver. Gracias).
Publicado por
Ana Pérez Cañamares
Etiquetas:
poemas de otros
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3 comentarios:
Me ha gustado la forma casi monosilábica del desarrollo del poema; muy cuco. Has hecho bien en publicarlo.
Un saludo, Jaime.
Inquietante descripción...
Un abrazo ;)
Hay oficinas que terminan siendo una fuente inagotable de poesía.
Muy visual y descriptivo el poema.
Un saludo
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