UNIVERSIDAD NACIONAL DE JUJUY - FACULTAD DE HUMANIDADES
ESPEJISMOS DEL ALMA.
UN ACERCAMIENTO A LA POÉTICA DE DAVID GONZÁLEZ
POR
MATÍAS EZEQUIEL QUIROGA
TRABAJO FINAL DEL CURSO DE POSGRADO
DI-VERSOS: TENDENCIAS EN LA ÚLTIMA POESÍA ESPAÑOLA
DRA. CARMEN MORÁN RODRÍGUEZ
ESPEJISMOS DEL ALMA.
UN ACERCAMIENTO A LA POÉTICA DE DAVID GONZÁLEZ
La poesía es un Sol en la Noche
D.G.
La poesía es un sacrificio, no una conquista.
Varlam Shalamov
Pseudos intelectuales del arte, irreverentes esclavos de la teoría, siervos contaminados de la ranciolatría ideológica, al decir de los estridentistas, ofuscados perseguidores del sentido, han ocupado sus vidas buscando respuestas al gran interrogante sobre ¿qué es la poesía?, y para colmo vengo a sumarme a este insigne cúmulo de opinólogos con el presente trabajo que intentará dar cuenta de las últimas tendencias en la poesía española, a través de la elección de un autor en particular, me refiero al tan controvertido poeta gijonés David González[1]. Tarea colosal me espera por delante ya que, de entrada, me veo auto-limitado por carecer de las herramientas necesarias para analizar una obra poética en conjunto, y no pasa esto principalmente por la elección del autor mentado sino sencillamente porque siempre le escapé al género poético por encontrarlo alejado de la realidad cotidiana, por lo menos de mi realidad. La poesía a la que accedí en mi etapa de estudiante no produjo huellas significativas, ni despertó mi curiosidad, ya que se vio supeditada a ciertos autores canónicos con sus respectivos estudios teóricos de críticos que ya ni recuerdo, o, lo que es peor, pretendo no recordar.
Sin embargo, algo diferente ocurrió con el seminario de Lírica española dictado por la Dra. Carmen Morán[2]. Soy consciente de haber iniciado el presente curso con muy pocas expectativas sobre poesía contemporánea española, las cuales (conforme fue avanzando el mismo) fueron creciendo gracias a la necesidad de encontrar un tema que pudiera servir de análisis para el presente trabajo final.
Mis expectativas no sólo fueron cumplidas sino que posibilitaron mi re-encuentro con el género lírico a partir de un autor que logró despertar, en primera instancia, mi curiosidad mediante su controvertido concepto de poesía de no- ficción, y que posteriormente terminó por acercarme al género poético y convencerme de que en la poesía puede haber algo más que palabras…
Con las siguientes líneas pretendo ayudar a la difusión (y de ser posible a la comprensión) de la obra poética de David González, un interesante poeta español que, según palabras propias, declara hacer una poesía bastante marginada de los medios de comunicación tradicionales españoles[3]. Mi trabajo se compone de análisis breves de algunos de sus libros que incluyen la reproducción de ciertos poemas de su obra, de una crítica de conjunto, de su posible encuadre generacional y de unos apuntes biográficos sobre este autor.
Introducción
Varias notas comunes caracterizan la obra de David González: autobiografismo, claridad enunciativa, narratividad, realismo, dureza, compromiso. Siendo rasgos interrelacionados, su consideración es diversa según algunos críticos[4]. López Merino entronca la producción poética de David González con el realismo sucio anglosajón, a la estela de Charles Bukowski y Roger Wolfe, incluyéndolo en una amplia nómina de poetas neorrealistas, entendido este término de manera muy vaga. Para el poeta Antonio Orihuela,[5] las consideraciones de López Merino ocultan, de manera ideológicamente deliberada, la dimensión política del tipo de poesía que practica David González. La tesis de Orihuela es que mientras que existen formas poéticas, tales como el realismo sucio o la poesía de la experiencia, en que el biografismo en el contenido y el prosaísmo o realismo en la expresión vehiculizan un nihilismo ideológico al servicio del capitalismo, se da también una práctica poética en que parecidos rasgos sirven como testimonio de la injusticia, desigualdad y brutalidad del liberalismo postmoderno. En esta última posición incluye Orihuela la obra de David González. David Franco Monthiel[6] incluye la poética del autor en semejante posición de confrontación entre un realismo comprometido políticamente en una lucha contra las injusticias producidos por el régimen económico liberal capitalista (el de la llamada poesía de la conciencia) y otras formas de realismo afines a la cultura oficial postmoderna y capitalista (entre los que incluye el malditismo del realismo sucio). Araceli Iravedra[7] percibe también elementos de realismo sucio en la obra del autor, como son la crudeza, el tremendismo, la búsqueda de una provocación desestabilizadora en el lector, la narratividad, la presencia de protagonistas urbanos y marginales, el contenido de escenas de violencia, la desnudez de un estilo que rehúye los esteticismos y formalismos, el predominio del lenguaje directo y la jerga, la tendencia al autobiografismo... Sin embargo, estos factores no eluden la crítica social:
“Pero incluso, y aun cuando –como en el caso de Roger Wolfe– el escepticismo se verbaliza como materia metapoética (y así escribir no deja de ser algo tan inútil como hablar de pintura con un ciego, y el poema se vuelve una “especie de salvoconducto/a ninguna parte”, acaba haciéndose palpable una activa crítica del mundo, más allá del puro testimonio, que no elude la reflexión sobre lo social (léanse poemas como Democracia, Revolución, o la serie Ocho poemas en forma de artefacto. Por no hablar de la escritura de David González, donde la crónica de la marginalidad social se vuelve tantas veces una manifiesta toma de partido. No en vano proclama este poeta que “un poema no debe servir para entretener, sino para estremecer, para quitar vendas de los ojos”.
De modo análogo, Josu Montero,[8] afirma que “(...)junto a estas dos corrientes, la vanguardista de la subversión lingüística y la realista comprometida, se puede señalar una tercera, un realismo extremo, si no sucio sí al menos turbio, y con una innegable intencionalidad crítica, cuyo origen se sitúa en el empeño por llevar a sus últimas consecuencias los postulados de la poesía de la experiencia: David González, Roger Wolfe, Vicente Muñoz Álvarez o Violeta Rangel son algunos de sus practicantes.”
Por otra parte, en su blog personal, en las ponencias realizadas en los encuentros Voces del extremo y en otros lugares, David González califica, precisamente, su producción como realista y comprometida. Así, en la reseña biográfica de varios de sus volúmenes, se afirma "su poesía es cercana, es un poeta comprometido que vive también de forma comprometida. Sus poemas son en ocasiones balas contra la injusticia":[9] No hay mucho que explicar. Mi poesía es social por los temas que trato, por las realidades sobre las que escribo y por mi posicionamiento respecto de esas realidades, afirma el autor en la revista Zurgai.[10] Estas consideraciones, junto a la activa presencia del autor en las actividades y antologías comunes del grupo, implicaría a David González en el grupo de poetas de la poesía de la conciencia.
En común para toda la crítica, la nota más originalmente característica de la producción de David González es precisamente ese radical compromiso entre la vida y la expresión poética. El autor subraya, en innumerables ocasiones, la inexistencia de fronteras entre su forma de vida y su forma de escritura.
Dentro de las dos últimas décadas, la poesía española, según palabras de Laura Scarano[11], se ha convertido en un espacio de lucha y polémica de posturas ideológicas encontradas, que van más allá de rupturas generacionales en torno a un determinado campo intelectual de pertenencia y que, conlleva un debate estético mayor en torno a los problemas suscitados por el actual escenario cultural moderno. Asistimos, según la autora citada, al entrecruzamiento de dos reescrituras estéticas de cuño vanguardista:
una neovanguardia culturalista, autoreferencial y de marcado escepticismo gnoseológico (triunfante en la España de los años 70) frente a una posvanguardia realista, de reflexión ética y fe en la capacidad perlocucionaria de la palabra (recuperada a partir de los años 80) (2004, p.201).
Ambas reescrituras podrían encontrar su correlato en las denominadas epistemologías del fin (basada en un modelo poético de clausura autotélica del lenguaje), frente a las epistemologías de la diferencia (las cuales apuestan por una nueva utopía de compromiso social y alianza del arte con la historia).
Estas nociones cobran trascendental significancia para entender el panorama poético español contemporáneo ya que al ser conceptos dinámicos circulan en los discursos culturales poniendo el acento en la polémica sobre la transformación (o necesidad de transformación) de la literatura en habla social.
Surge la propuesta de una poesía como “lenguaje del reencuentro social, y no del apartamiento iluminado” (2004, p.204) que continúe el malogrado programa de las vanguardias históricas que pretendían recuperar el vínculo perdido del arte con la realidad.
A partir de los años 80, la literatura española trata de incursionar en otras vías de producción que se alejen de la dominante poesía de la experiencia, es así que aparecen alternativas como las del realismo sucio, el hiperrealismo crítico, poesía de la conciencia y, en nuestro caso particular, poesía de no ficción. Todas estas poéticas finiseculares poseen un sentido políticamente social que busca recuperar un lugar y una función del hombre dentro de la historia a través de la recuperación del sujeto y de su lenguaje como verdaderos protagonistas de un habla social.
En busca de una poética personal
Escribo para limpiarme por dentro.
D.G.
David González Díaz es un poeta español nacido en 1964, en San Andrés de los Tacones, Gijón. Considerado por algunos críticos como un poeta de conciencia crítica, al igual que uno de los autores elementales de la poesía de resistencia política su obra se encuentra considerada como pieza clave para entender la actual poesía española. Sin embargo, esto no siempre fue así ya que él mismo se declara como un poeta al margen o muy cerca del margen de la cultura oficial…
Soy lo que se suele considerar un poeta maldito, marginal, en las antípodas de la cultura oficial, demasiado tradicionalista en España, a mi entender. Aquí, la mayor parte de los críticos y catedráticos de literatura han llegado hasta la llamada Generación del 50, y a partir de ahí son casi unos completos ignorantes en lo que a poesía contemporánea se refiere, y no solo española.[12]
Pese a la extensa bibliografía con la que cuenta dentro de su obra poética, en la que se incluyen dieciséis libros de poemas, varios de ellos traducidos al árabe, húngaro, inglés, rumano, alemán, portugués y francés, me fue imposible conseguir su material por lo que tuve que rastrear algunos volúmenes que circulan por internet; entre ellos Los mundos marginados y Sparrings, además de los ofrecidos en la antología que acompañaba el presente seminario. Fueron esos primeros poemas los que me animaron a profundizar en su obra y me pusieron en contacto directo con su página web personal, a través de la cual pude entrevistarlo[13]. En un primer momento de nuestra conversación el autor señalaba no sólo la dificultad de que su obra fuera adquirida en lugares tan remotos como Argentina (ni que hablar de la tan “olvidada” Jujuy…), sino que también aludía al problema que implica encontrar su poesía en la misma España. ¿Causas?, las de siempre, cada vez que aparece en la escena cultural una figura que rompe con los moldes o estereotipos pretendidos encuentra escollos en su camino o, para ser más precisos, editoriales que so pretexto de no encontrar la obra ajustada a sus líneas editoriales o no encajar en sus programas de publicaciones actuales, las desestiman con un saludo cordial de despedida y algunas consideraciones sobre futuras participaciones en concursos literarios[14]. Sin embargo, David González se las ingenió para mostrar y publicar sus poemas en fanzines y otros medios alternativos, convirtiéndose en un activo miembro de la cultura antioficialista de los años 90. Su obra se antóloga en diversos volúmenes, entre los que destaca Feroces (radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía).[15]
Participa regularmente en los encuentros anuales Voces del extremo que, auspiciados por la Fundación Juan Ramón Jiménez, organiza el también poeta Antonio Orihuela. Desde comienzos de los noventa, es director de la colección de poesía Zigurat, que edita el Ateneo Obrero de Gijón. Ha coordinado la antología de poesía femenina La verdadera historia de los hombres y la recopilación La venganza del inca. Poemas con cocaína. Recientemente su nombre ha sido incluido en varios diccionarios de literatura española, como el Diccionario Espasa de literatura española.
Ha ganado el 1º premio en el 4 campeonato de relatos pub Henry Chinaski y el 1º premio en el V certamen poético Blas de Otero, que organiza el centro cultural Blas de Otero. Ha representado a España en el primer Festival Internacional de Poesía de Santo Domingo, República Dominicana (26 a 29 de Abril, 2007).
La obra entera de González propone una memoria de su vida. Procedente de una familia trabajadora de Asturias, la niñez y juventud de David González están reconstruidas cronológicamente a través de sus poemas que hablan de una infancia plagada de recuerdos dolorosos, una adolescencia signada por la expulsión del colegio jesuítico, a su vez, ambas etapas se encuentran marcadas por la experiencia de la vida en la calle de barriadas obreras. En su primera juventud, participa en un atraco por el que es condenado a prisión. Allí, la poesía le sirve al autor para mantenerse a flote de la durísima experiencia de la reclusión y para encontrarse a sí mismo a través de las palabras…
Yo leí a Bukowsky en la cárcel y decía si este puto borracho es capaz de escribir una novela como Factotum, yo voy a salir de aquí vivo por cojones, tío, porque me considero más joven, más guapo, aunque sólo sea eso, que un tipo que tiene 70 años y ha pasado por todo esto, ¿no? Y todo eso me dio fuerzas en la cárcel, y me dio fuerzas leer Papillón, aunque ya lo había leído con 12 años, pero si Papillón pudo sobrevivir a un presidio de aquella época, ¿cómo no voy a sobrevivir yo a una escuela como son las cárceles de ahora, tío? Entonces la buena literatura, creo yo –no estoy diciendo que la mía lo sea, eso lo dirá el tiempo–, te ayuda a fortalecer tu espíritu, a enfrentarte a la vida diciendo no soy el único que está haciendo esto, no soy el único que no me rindo, hay otra gente.[16]
Esos inicios literarios sirvieron para que el autor se interesara más por la literatura, por lo menos por aquella que él considera “buena literatura”, prueba de esto es el siguiente fragmento que intenta dar cuenta de sus gustos y preferencias por aquellos autores a quienes considera verdaderos poetas:
Aquí tendría que hablar de nombres y eso haría que me olvidase de alguno. Así que te responderé de la siguiente forma. Considero poetas a Rimbaud, a Walt Whitman y Carl Sandburg. A los poetas de la Generación Beat. A Raúl Núñez (poeta argentino ya fallecido). A Jaime Sabines. A Roque Dalton. Considero poetas a la Generación Norteamericana de los 70: Sharon Olds, Carolyn Forché, Linda Pastan. Considero poetas a los integrantes del mal llamado Realismo Sucio, con Charles Bukowski y Raymond Carver a la cabeza... Considero poetas a Jim Carroll, Varlam Shalamov y Tonino Guerra (guionista de Fellini)... Considero poetas a los españoles que forman parte de la corriente que aquí se ha dado en denominar Poesía de la Conciencia, como puedan ser Antonio Orihuela o Enrique Falcón o Antonio Martínez i Ferrer... Y considero poetas a otro grupo de poesía alternativa o contracultural entre los que destacaría a Vicente Muñoz Álvarez, Gsus Bonilla, Déborah Vukusic, Ana Pérez Cañamares, Laura Manzano, Isabel García Mellado, José Ángel Barrueco, Javier Das... En realidad considero poetas a todos aquellos que en sus textos se preocupan dentro de sus posibilidades por, como te dije antes, los más desfavorecidos de nuestra sociedad moderna... Los que se comprometen socialmente. Los que aún piensan que la poesía puede cambiar el mundo...[17]
La obra de David González es resueltamente autobiográfica, por lo que los hechos más destacables de su vida se pueden rastrear en su propia producción. A continuación, debido a la extensión del presente trabajo, abordaremos algunos de sus libros por encontrarlos piezas claves para develar su concepción poética.
Contemplamos las tijeras
por el ojo de buey
decidiendo finalmente
empuñar el cuchillo
y haceros trampa.
D.G.
Sus primeros poemas más simbolistas que realistas y alejados de su posterior autobiografismo se encuentran reunidos en una antología titulada Ojo de buey, cuchillo y tijera (poemas negros) aparecidos en 1993 bajo la firma de su nombre completo, David González Díaz. Dichos poemas vieron la luz en fanzines y plaquetes[18] como el mencionado. En ellos advertimos desde el paratexto que los reúne una metáfora de la creación poética, una posible clave que el autor nos da sobre cómo tenemos que leer su poesía, desde una mirada recortada, minimalista si se quiere, de la realidad que nos ofrece el ojo de buey pero que es más arriesgada que la mera contemplación ya que involucra la decisión de empuñar el cuchillo, el filo de la palabra quizás para, tal vez, engañarnos...:
CREACIÓN
Imagino a Dios
ciego
sordo
mudo
inválido
en el centro de la nada
momentos antes
del principio de los tiempos.[19]
El poema consta de ocho versos irregulares, con rima libre, en los que se advierte una elección por una poética basada en la ruptura y la transgresión en la disposición libre de los versos cortos. Semas como ciego, sordo, mudo e inválido concatenados, sin uso alguno de signo ortográfico, son calificativos fuertes que el yo lírico utiliza para señalar a ese Dios pasivo y lejano que sólo encuentra a través de su imaginación en el momento antes de la creación que, por otra parte, podría ser una metáfora de la creación poética y, a su vez, ese Dios, una alusión de la palabra, del verbum que anticipa al poema mismo.
Siguiendo el análisis en esta primera obra ya podemos apreciar la apuesta por el realismo como modo discursivo[20]que caracterizará la poética Daviniana[21]. Nos sirvamos como ejemplo de lo afirmado a partir del siguiente poema:
EL POLÍTICO
La mar es un mantel.
Espero que esta noche
haya veleros para cenar.
Echaré
las migas a los peces
los perros a los huesos
los pobres a las sobras.[22]
Asistimos a un poema en el que se evidencia por medio de la ironía y la utilización de la figura del mar una metáfora de la vida bastante cruda y cargada de connotaciones negativas. El primer verso es una afirmación de la inmensidad del poder burocrático que ansía degustar el yo lírico encarnado en la figura de ese político que espera cenar lo mejor que le puede ofrecer el mar, los veleros como símbolo del refinamiento, de la ostentación del poder y que se contraponen a aquellas migas, huesos y sobras destinadas al resto de la gran masa proletaria que juegan en un sentido trasladado del orden sintáctico de los versos finales de manera magistral y contundente por medio de figuras de posición denominadas anástrotes[23]. La mar, figura por excelencia de los tópicos poéticos, se presenta con una evocación diferente a la utilizada por los poetas tradicionales, aquí se muestra cargada de un sentido social de denuncia…
Seamos realistas
en este sitio
nadie cuenta
estrellas
por la noche.
D.G.
El demonio te coma las orejas (1997) es el nombre de su tercer volumen cuyo título hace referencia a una maldición coloquial gitana. Su repercusión le deparó una traducción al alemán en el 2000[24], y una re-edición en el 2008. Libro que tuvo que esperar casi un año para poder ver la luz ya que fue desestimado por varias editoriales que incluso le sugerían volcarse a la narrativa por encontrar sus poemas demasiados cercanos a ese género y con un lenguaje oral, bastante llamativo que generaba un efecto dramático;
“…hay algo, que no sé bien lo que es, que no acaba de convencerme. Quizás ello consista en que el efecto es “dramático” […] tan dramático, tan en apariencia sincero que, despojados en apariencia de artificios, tus poemas no parecen poesía, parecen otra cosa. Y esto no sé si es a favor o en contra.”[25]
Es precisamente en este volumen donde se puede rastrear un tinte autobiográfico tan crudo y testimonial de los tormentos vividos durante su reclusión por condena a robo que va a aproximarnos a una concepción de poesía catártica que intenta reflejar en sus poemas:
“Lo he dicho en más ocasiones: Escribo poesía para limpiarme por dentro. Escribo poesía para compartir mis conocimientos y sobre todo mi experiencia vital. Escribo poesía para dar a conocer esas realidades que el Sistema nos oculta sistemáticamente. Escribo poesía sobre las realidades de los más desfavorecidos socialmente hablando, entre los que yo, a pesar de mi extensa bibliografía, sigo formando parte. Así que si tuviera que definir mi poesía lo haría de la siguiente manera: La poesía es un Sol en la Noche”.[26]
Creo imaginar que fueron esas noches oscuras y solitarias en la cárcel las que le permitieron ver el sol a través de la poesía y así poder encarar la gestación de su proyecto poético mediante la experiencia de la reclusión. Experiencia de la que el autor, según palabras de José Boix, extrae un cúmulo de sensaciones, sentimientos y visiones que acaban por formular una imagen del mundo enteramente personal, un mundo poblado por personajes y personalidades que salen a nuestro encuentro con trazos firmes y concisos, a veces como proyecciones de la angustia fundamental de quien ha sido condenado a sumergirse en el inframundo carcelario[27].
La obra se divide en tres partes, la primera (la de mayor peso en cuanto a extensión y números de poemas) se centra en la estancia entre rejas y comienza con una inquietante declaración de bienvenida:
Bienvenido a la cárcel
¿Llevas contigo algo de valor?
¿Cadenas? ¿Medallas? ¿Anillos? ¿El peluco?
Pues déjalo todo a la entrada.
Luego no digas que no te avisé.
Y ahora pasa a la página y entra.
Voy contigo.[28]
En este poema el yo lírico se ofrece como una especie de guía en el descenso hacia las profundidades abismales de su conciencia, una especie de Dante que nos invita a descender a los infiernos del recuerdo pero con ciertos recaudos ya que el viaje no será placentero, al menos para el lector poco acostumbrado a este tipo de poesía. Prueba de esto son las constantes humillaciones[29] a las que es sometida la voz poética que se corresponde –como en la mayor parte de los poemas del libro, pero aquí explícitamente- a David González, devenido en protagonista de sus propias ficciones, como por ejemplo en el siguiente poema titulado El pésame:
El Cejas se ha colgado de mí
y quiere follarme el culo a toda costa.
Pero él solo no va a poder conmigo,
lo sabe. Entonces lo habla con el Tajas
y con el Bullati. A cambio de su ayuda les dará
Una caja de Rophinol a cada uno.
Su plan es este;
[…]
La noche antes
La palma la madre del Tajas,
y el Tajas, agobiado, no quiere seguir adelante
con el plan. El Bullati tampoco.
La pregunta es casi obligada:
¿debo darle el pésame al Tajas?[30]
Aquí podemos apreciar uno de los tantos logros del poeta al abordar esa crónica de su existencia carcelaria desde una óptica que toma distancia para retratar de mejor manera la experiencia ante el peligro pero apelando a la ironía y a la sorna que envuelve la pregunta retórica del último verso. El tono narrativo del poema, más parecido a un informe, encuentra su valor estético en ese verso final en donde el yo lírico consigue violentar la realidad de una forma casi cándida e inocente.
El libro avanza luego a través de los múltiples peligros y humillaciones sufridos por el yo lírico hasta que finalmente cumple su condena y se reincorpora a la sociedad, para encontrarse con el rechazo generalizado de las “gentes de bien” y con las vidas rotas de los que han seguido parecidos camino al suyo, resumidos en ese magnífico Epílogo que contiene el poema, Silvia la del pelo rojo, todo un monumento al paso inefable del tiempo.
Las palabras que dicen la verdad no son hermosas,
Las palabras hermosas no dicen la verdad.
Lao Tsé
Ley de vida, es el título de su cuarto libro de poemas (1997) que además incluía una serie de relatos en su edición original. Esta obra está centrada en un mundo marginal de delincuentes, toxicómanos, presidiarios y adolescentes descarriados, en fin “antihéroes” que habitan espacios anónimos de nuestra sociedad, a los que se suma la figura del yo poético devenido nuevamente en un narrador-protagonista que reconstruye fragmentariamente los difíciles años de su adolescencia, interrumpida drásticamente por la experiencia carcelaria y su posterior intento de reinserción en la sociedad.
Veamos ahora este poema que lleva por nombre, Berlín;
Hay dos bares,
y enfrente de cada bar
un muro.
En uno se apalancan
estudiantes que piran clase,
delincuentes comunes,
jóvenes radicales,
algún que otro yonqui.
En el otro se sientan
estudiantes universitarios,
licenciados, deportistas
y matrimonios con sus hijos.
A veces paso por allí
pero nunca me quedo
a tomar nada..
Aún no he decidido
en cual de los dos muros
me tengo
que sentar.[31]
Este poema se aleja de la realidad despiadada y desnuda de la crónica negra penitenciaria, sin embargo la marginación, o tendríamos que ser más exactos, la auto- marginación se hace patente a través de la indecisión de la voz poética de formar parte de alguno de esos bares. Más allá del tinte autobiográfico que podríamos rastrear en el poema y de cierta “tosquedad técnica que amenaza con abocarlo, en su conjunto, a la falacia patética, el folclorismo quinqui y la carcajada extemporánea […], en donde al autor le falte comprender que el cómo importa tanto como el qué…”[32] (como supo señalarle en algún momento Roger Wolfe, menospreciando su obra como simple representación de un colectivo de autores pertenecientes al denominado neorrealismo español), podemos inferir la preocupación metaliteraria presente en nuestro autor.
Clave ineludible para entender el poema es la frase programática que abre el libro y que reza así; cualquier parecido con la ficción es pura realidad[33]. Esa realidad trasciende los muros de ambos bares, incluso trasciende la mera anécdota para instalarse en el ojo de la tormenta en torno a la inclusión de su obra en un determinado espacio cultural. Como bien señalara el mismo David González, se resiste a cualquier tipo de encasillamiento de su obra pero entiende que es necesario para su posterior comprensión, veamos lo que nos dice en otro fragmento de la entrevista:
…no me gustan los encasillamientos. En principio, yo solo distingo entre poesía buena y poesía mala. En ese sentido, mi obra solo atiende a una etiqueta: Poesía de No Ficción. Esto es: poesía autobiográfica. Poesía que poetiza hechos, sentimientos o historias reales, verificables. Sin embargo, con el Realismo Sucio comparto parte de su temática y de su lenguaje coloquial, pues considero que en un poema cualquier palabra, por malsonante que sea, no lo es si está dentro de un contexto específico. Y te pongo un ejemplo: si yo voy por la calle y se acerca alguien y me pega una patada en los cojones o en los huevos, tengo que escribirlo así: huevos o cojones (o como se diga en tu tierra); pero si un cirujano me opera en esa zona, tendría que utilizar escroto y no cojones o huevos. Con la Poesía de la Conciencia tengo en común el compromiso y lucha social a favor, como te decía antes, de los más desfavorecidos, de los que no tienen ni un pedazo de pan que llevarse a la boca o de los que duermen en las calles o como decimos por aquí: debajo de un puente. PERO con lo que no tengo nada absolutamente que ver, pero nada de nada, es con lo que en España se conoce como Poesía de la Experiencia y que es la corriente dominante en la cultura oficial desde hace unos 20 años o más. Y digo que no tengo nada que ver pues estos poetas de la mal llamada experiencia reivindican una poesía de ficción. Y puede haber, y de hecho hay, novelas o libros de relatos de ficción. Pero la poesía viene de dentro, del corazón, de nuestra observación directa de la realidad cotidiana a la que hemos de enfrentarnos cada día, y no de la ficción, que es sinónimo de fantasía, de mentira...
En resumen, si hay que encasillar mi poesía que sea bajo el epígrafe de POESÍA DE NO FICCIÓN, que procede más bien de la narrativa de no ficción que practicaban gente como Truman Capote, Norman Mailer, los poemas de Carver, Hunter S. Thompson, Louis-Ferdinand Céline, Varlam Shalamov (sus Relatos de Kolyma son imprescindibles) y bueno, en general, todo el género de no ficción, desde los diarios íntimos a los de viajes, al reportaje periodístico,
las memorias o las autobiografías…[34]
Fragmento extenso el que acabamos de compartir, pero sin ningún desperdicio, ya que estamos aproximándonos al estilo y al sentido pretendido por nuestro poeta. En torno a la segunda categoría mencionada por Laura Scarano, la de sentido, ha vuelto al centro del escenario no sólo poético, sino también teórico-literario, epistemológico y cultural, tras ser re-conceptualizada como un concepto dinámico que…“lejos de imponer una lógica única y sin fisuras, migra en los discursos culturales de manera móvil y flexible…” (2004, p.203). Un sentido políticamente social que busca junto a la figura del sujeto constituir un lugar de identidad colectivo a partir de una comunión entre autor y lector hermanados por el poder de la palabra.
Este libro está dedicado a los que siempre besamos la lona del cuadrilátero.
D.G.
Sparrings se publica en el 2000, pero al igual que obras anteriores encuentra escollos en su camino por ser un proyecto que no encaja en programas de publicación actual por no ajustarse a líneas editoriales.[35]
Título ejemplar que no hace más que reivindicar a aquellas personas que resisten estoicamente los duros golpes de la vida y que se encuentran incluidas en el paratexto final, en forma de dedicatoria, que cierra el libro.
Parafraseando a Vicente Muñoz Álvarez, Sparrings constituye el cierre de una especie de trilogía poética o ciclo autobiográfico de iniciación a la sociedad y al mundo[36], condensada en 31 poemas narrativos, algunos con cierto tinte de apariencia naif, pero precedidos por epígrafes cultos (Raymond Carver, Sam Shepard, Charles Bukowski, Leopoldo María Pinero, entre otros…) que dan muestra de todo un canon personal, al igual que otros epígrafes de tono más popular como los pertenecientes a The Rolling Stones o Burning que desenmascaran esa aparente ingenuidad. Veamos este poema llamado Estigma[37]:
Me mira como si fuese una especie de insecto
KEN KESEY
Ingreso por urgencias en el hospital de cabueñes
un médico que está de guardia en esos momentos
me toma el pulso y la tensión.
¿qué piensa usted? ¿saldré de esta con vida?
llama a una enfermera y la enfermera
me clava una inyección de algo, de no sé qué.
dígame la verdad, ¿voy a salir con vida de esta?
echa un vistazo a mis tatuajes de otro tiempo
una estrella de David,
una m de maría del Carmen,
y un revólver del calibre 45.
¡díganmelo ya de una vez, joder! ¿voy a salir de esta, sí o no?
entonces se rebaja a dirigirme la mirada.
esa mirada traduce todo el asco, toda la repugnancia,
que le inspira mi presencia.
¿no has salido antes de otros sitios, mucho peores?
Este poema es otro golpe a la vida que recibe la voz poética. Siguiendo la eficacia del verso libre, el mensaje y la sensación que transmite provoca un estremecimiento en el lector que supera la mera anécdota. El tono confesional y desprovisto de ornamentos retóricos concentra la intensidad del momento mediante una técnica del tipo cinematográfica que evoca ese recuerdo crudo o fragmento de la vida como si se tratara de una instantánea suspendida en el tiempo. La acción se desarrolla rápidamente a través del verbo introductorio en primera persona pero luego decae la misma en esa interrogación que no encuentra respuesta inmediata y que termina en una afirmación irónica, a modo de pregunta retórica, que esconde todo el prejuicio de una sociedad hipócrita. El epígrafe que abre el poema encuentra su justificación en esa mirada que traduce todo el asco, toda la repugnancia, tanto de la enfermera como también del doctor que presencian la escena y que sólo ven tatuajes en un brazo, no alcanzando a comprender el dolor y la desesperación que generan con su indiferencia. El poema funciona como una gran metáfora de denuncia social desde el título mismo; ese estigma se vincula más con una concepción de tipo sociológica que cristiana ya que, reafirma esa condición o rasgo que hace que su portador (el yo lírico) sea incluido dentro de una categoría social hacia cuyos miembros se genera una respuesta negativa y se los señale como culturalmente inaceptables o inferiores. Ese estigma, por otra parte, podría ser la marca de su escritura maldita, tan menospreciada y marginada por la literatura tradicional, como el mismo autor declara:
Soy un maldito, ¿recuerdas? y los malditos entendemos todo y ¿sábes por qué? Porque hemos sufrido, sufrido, sufrido[38]
Las sombras hablan por ti
con la precisión de un ángel
en el juicio final.
Isabel Bono
Tengo que hablar de David.
Raúl Núñez
Por cuestiones metodológicas me veo en el apremio de saltar en el tiempo y concentrarme en uno de los últimos libros del autor. Me refiero al volumen titulado Reza lo que sepas (2006). En esta obra podemos apreciar su madures, no solo en lo temático sino también en el estilo, el cual se va perfilando en cada uno de los versos carentes de musicalidad pero enriquecidos por una jerga popular que revela una desnuda y dolorosa verdad que no necesita de músicas sabidas, métrica trilladas, asuntos fingidos, según palabras de José Luis Argüelles[39]
Reza lo que sepas es un libro en el que alternan poemas, citas, relatos, notas y dibujos, que señalan un trayecto de vida. Algunos temas son tópicos recurrentes en sus obras como: la presencia hosca del padre, la estadía en la cárcel, la tragedia de cada vida que se extingue a su alrededor, la supervivencia física y moral, la relación con las mujeres, el sufrimiento, en fin, todo un repertorio que marca un itinerario por el lado más profundo y menos complaciente de su personalidad a modo de autorretrato desglosado en varios episodios como si se mirase al espejo para ahondar en su interior (autorretrato a los dieciséis, intimidad, autorretrato a los cuarenta, son algunos poemas que pueden dar cuenta de ello). La cara es el espejismo del alma, escribe magistralmente en un breve poema denominado Desierto en el que logra condensar a través de una metáfora toda la fuerza del género que más significativos logros le ha aportado; la autobiografía.Veamos nuevamente un poema llamado:
Alarido[40]
In memoriam Vachel Lindsay
He nacido de la chusma.
Escuchad mi sueño de oro.
Humillaré al orgulloso.
Humanizaré al fuerte.
He nacido de la chusma.
Escuchad mi sueño de oro.
Nunca más penas y sudor.
Nunca más una sucia prisión.
He nacido de la chusma.
Escuchadme.
Soy el sueño del arroyo.
Este poema conjuga la poesía con el estudio o ensayo de otros poetas menos conocidos como es el caso del autor mencionado en la dedicatoria que abre el poema[41]y que es rescatado como parte del imaginario literario del poeta En la Nota del Autor que precede a su obra se aprecia la humildad de González quien declara haber descubierto poemas en otros libros para luego devolverlos a la vida mediante su propia versión, dando cuenta del fenómeno de la re-escritura[42] como procedimiento estético contemporáneo usado:
Mi único mérito consistió en verlos, luego no tuve más que tachar el texto sobrante, disponer el orden de los fragmentos y decidir el cierre final…[43]
El poema es una declaración desde el sema que funciona como título del mismo, ese alarido se pronuncia en un grito lastimero que reclama, apela, a través de verbos imperativos dispuestos en repeticiones que pretenden dar énfasis al anuncio de ese sueño de oro, sueño de reivindicación social que nos remite al compromiso y la lucha de los más desfavorecidos al compartir postulados de la corriente denominada Poesía de la Conciencia, con la cual su obra posee vínculos de conexión, según señalara él mismo.
Podemos apreciar cierto tono cercano al himno por la manifestación de entusiasmo de parte del yo lírico que canta en forma de alabanza a toda esa chusma de la cual se siente partícipe y mesías de ese sueño de oro dispuesto a partir de paralelismos sintácticos en los versos tercero y cuarto que manifiestan una oposición semántica entre /humillar al orgulloso/ y /humanizar al fuerte/.
Por otra parte, esa apelación que señalábamos anteriormente, va a reafirmarse aún más mediante el escuchadme -verbo pronominalizado del verso diez- que tendrá su corolario en la contundente metáfora final que cierra el poema y que sugiere, quizás, el deseo de no ser simplemente un caudal pequeño, simbolizado en ese arroyo, sino algo más, tal vez la mar donde finalmente pueda ser escuchado.
Me animo a hacer aquí una especulación metapoética, una traslación del sentido que esconde el poema y que va a demostrar (por lo menos a mí) una madurez literaria del autor tantas veces criticado y menospreciado por su tendencia al autobiografismo y, a cierto, sucismo temático y coloquial. El poema funciona como una gran metáfora de su condición de poeta marginado que invoca formar parte de ese sueño de oro y que remite a mis nociones aprehendidas sobre literatura española relativas a la época de apogeo de la cultura española, me refiero al Siglo de oro español[44]. España produjo en su edad clásica algunas estéticas y géneros literarios característicos que fueron muy influyentes en el desarrollo ulterior de la Literatura Universal[45]. De esas estéticas me gustaría rescatar aquella que correspondía a una corriente de realismo popularizador que, pese a ser materia corriente de la narrativa o del teatro, puede rastrearse como una fuente literaria en la poética de González. Y me animo a tamaña analogía puesto que en esa etapa géneros como las crónicas, los relatos y las autobiografías, gracias al paso del tiempo, pasaron a formar parte de la historia de la literatura universal.
Precisamente el concepto del tiempo, eterna obsesión del hombre, en la literatura ha sido motivo de permanente especulación y sino pensemos en Jorge Luis Borges, quien vivió fascinado por el mismo, y que lo precisó con una de las más bellas definiciones que pude apreciar…
"El tiempo es la sustancia de que estoy hecho, el tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; él es el tigre que me destroza, pero yo soy el tigre. Es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego".[46]
Volviendo a la figura de David González creo advertir cuáles fueron realmente los impulsos que me acercaron a su poesía y motivaron el presente trabajo. Esos motivos van más allá de una primera inclinación por la prosa al verso, como señalé en mis primeras páginas, que me aproximaron al estilo narrativo presente en los poemas de No Ficción del autor.
Tampoco fueron los postulados de reivindicación social con sus sueños de igualdad y justicia para todos esgrimidos bajo la bandera de la Poesía de la conciencia, ni, mucho menos, su condición de poeta maldito a partir de la injusta relación vida-literatura que intenta no borrar ese estigma carcelario que lo acompaña como si fuese su propia sombra.
Son todos y cada uno de esos motivos los que, sumados a una aparente sencillez en la expresión, depositaron nuevamente mi esperanza en un género al que vi siempre tan alejado de la realidad, de mí realidad, pero que vislumbro como el mejor camino para poner en juego otras posibilidades de significar y de una vez por todas entender que la poesía es algo más que una forma bella de usar el lenguaje, sino un género de extrema libertad para significar, incluso más allá de los formatos establecidos.
Creo vislumbrar, en un horizonte no muy lejano, la presencia de algo más que un alarido tocando a la puerta del reconocimiento del poeta nacido en el olvidado San Andrés de los Tacones y convirtiendo finalmente en mar ese sueño del arroyo a través del paso del tiempo…
Si mi poesía perdurara en el tiempo se convertiría en una especie de poesía histórica, pero que a diferencia de los libros de historia, dará cuenta de la historia de aquéllos que pertenecemos a las capas más desfavorecidas de la sociedad[47].
BIBLIOGRAFÍA PRIMARIA
Obra Poética de David González
González, David (1993) Ojo de buey, cuchillo y tijera (poemas negros).
González, David (1997). El demonio te coma las orejas. Crecida.
González, David (1998). Ley de vida. DVD Ediciones.
González, David (2000). Sparrings. Línea de fuego.
González, David (2001). Sembrando hogueras. Bartleby Editores. González,
González, David (2006). Algo que declarar. Bartleby editores.
González, David (2006). Reza lo que sepas. Editorial Eclipsados.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
ARGÜELLES, J. Luis (2006), Rezando con David González en Diario La Nueva España, 25 de mayo.
CORREYERO, Isla, (1998). Feroces: muestra de las actitudes radicales, marginales y heterodoxas en la última poesía española. DVD ediciones, S.L. ISBN 978-84-95007-05-6.
GARRIDO, Andrés (2007) David González, poeta: La buena literatura fortalece el espíritu, Gijón.
GARCÍA-TERESA, Alberto (2008) Entrevista a David González, poeta y narrador, Asturias.
LÓPEZ MERINO, Juan Miguel (2006). Sobre la presencia de Roger Wolfe en la poesía española (1990-2000) y revisión del marbete crítico "realismo sucio". Espéculo. Revista de estudios literarios. Facultad de Ciencias de la Información Universidad Complutense de Madrid.
SCARANO, Laura (2004), Políticas de la palabra en el debate poético español contemporáneo, en Anales de Literatura Española, 17 (2004), pp.201-212.
SILVESTRE, Clara (2009) David González: un poeta incontrolable.
WOLFE, Roger (1999), La callada desesperación en Diario El Mundo, sábado 23 de enero, p.86.
PÁGINAS WEB
Que magazine
http://queonline.org/quemagazine/david_gonzalez.html
Bice Mortara Garavelli, Manual de retórica, Madrid, 1988.
http://es.wikipedia.org/wiki/An%C3%A1strofe
Hoy digital
http://www.hoy.com.do/areito/2009/1/3/261429/PoesiaDavid-Gonzalez-un-poeta-incontrolable
Biografías y vidas
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lindsay.htm
Siglo de oro
http://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_de_Oro
Periódico Diagonal Web
http://www.diagonalperiodico.net/Me-jode-decirlo-a-la-poesia-le-han.html
Wikilearning
http://www.ucm.es/info/especulo/numero31/rogwolfe.html
[1] En un poema perteneciente al libro SEMBRANDO HOGUERAS, titulado Pared, el autor alude al lugar de su nacimiento como San Andrés de los Tacones, pero que por no encontrarse en los registros computarizados de una oficina civil termina siendo un ciudadano gijonés: fui a renovar el carné de identidad/ ¿lugar de nacimiento?/ san Andrés de los tacones/ pero no pudieron encontrar/ mi aldea en su ordenador/ […]/ así que cuando salí de la comisaría/ había vuelto a nacer,/ solo que esta vez en la ciudad de gijón. p. 163.
[2] “DI-VERSOS: tendencias en la última poesía española”, Seminario dictado del 23 al 25 de abril en la provincia de Jujuy (Argentina), por la Doctora en Letras Carmen Morán Rodríguez.
[3] En adelante las citas en cursiva corresponderán a palabras cedidas por el propio David González a través de un tipo de entrevista informal, vía mail, a la cual accedió muy amablemente pese a desconocer mi existencia. Aprovecho la oportunidad para agradecerle tamaña predisposición, sin la cual hubiese sido imposible el presente trabajo.
[4] Estos datos y los que siguen fueron extraídos de la página web Sobre la presencia de Roger Wolfeen la poesía española (1990-2000) y revisión del marbete «realismo sucio»-Condena del proyecto de la modernidad-
[5] Orihuela, Antonio (2006). «La operación de lanzamiento de la forma-mercancía Realismo Sucio en el campo literario español.». Manual de Lecturas rápidas para la supervivencia.
[6] Franco Monthiel, David (2003). David González, el demonio que nos come las orejas. Rebelión.
[7] Iravedra, Araceli (2002). Hacia una poesía útil. Versiones del compromiso para el nuevo milenio. Ínsula (671-672). ISSN 0020-4536.
[8] Montero, Josu (2003). Breve génesis de la poesía política española actual: subversión lingüística y realismo crítico. Revista Zurgai Poesía de la conciencia. 0214-7653.
[9] González, David (2006). Reza lo que sepas. Editorial Eclipsados. ISBN 978-84-611-0339-3.
[10] González, David (2003). Poesía de la conciencia. Revista Zurgai. Consultado el 12/09/07.
[11] Scarano, Laura (2004), Políticas de la palabra en el debate poético español contemporáneo, en Anales de Literatura Española.
[12] Consultado el día jueves, 30 de julio de 2009.
[13] http://www.davidgonzalezpoeta.com.
[14] Prueba fehaciente de lo mencionado son las numerosas Notas de rechazo a sus libros que el mismo David González me cedió y que se encuentran en un apéndice final del mismo.
[15] Correyero, Isla, (1998). Feroces: muestra de las actitudes radicales, marginales y heterodoxas en la última poesía española.
[16] Estos datos fueron extraídos de la entrevista realizada por Andrés Garrido en el café Anticuario de Gijón, en abril de 2007.
[17] Consultado el día lunes, 17 de agosto de 2009.
[18] Las plaquettes son publicaciones no mayores de 30 páginas de hechura artesanal, numeradas y firmadas que incorporan un objeto elaborado por el poeta.
[19] Poema Creación en Ojo de buey, cuchillo y tijera (poemas negros) 1993.
[20] Scarano, Laura, Op. Cit.pp.203
[21] Hago uso de esta nomenclatura por pedido expreso del autor quien prefirió este término al de “estilo Gonzaleano” por parecerle un apellido de lo más común que no suena bien. Mas adelante aclara que no resiste a los encasillamientos, por lo que lo anterior debe ser tomado en tono humorístico.
[22] Poema El político en Ojo de buey, cuchillo y tijera (poemas negros) 1993.
[23] En retórica, la anástrofe, del griego anastrophé, "inversión", es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras de posición; consiste en invertir el orden sintáctico habitual o normal de dos o más palabras sucesivas en una frase. No siempre se distingue con claridad del hiperbatón, que, a diferencia de la anástrofe, supone transposición de uno o más elementos de la oración. Ejemplo en la literatura: "ninguno no debe usar ni querer de mujeres amor" (Arcipreste de Talavera, Corbacho).
[24] Dass dir der teufel die orhen auffriss (2000).
[25] Nota de rechazo que data del 28 de febrero de 1996.
[26] Consultado el día lunes, 17 de agosto de 2009.
[27] BOIX, José, El vendedor de pararrayos, Nº 13, septiembre 1997.
[28] Poema que abre el libro El demonio te coma las orejas, 1997.
[29] Ver poemas como: Depósito legal, Humillación, Nostalgia, Cualquier parecido es pura coincidencia, o el mismo, El demonio te coma las orejas, entre otros.
[30] Poema El pésame en El demonio te coma las orejas, 1997.
[31] Poema Berlín, en Ley de vida (1997).
[32] Wolfe, Roger (1999), Diario El Mundo.
[33] Ley de vida (1997), p.70
[34]Se justifica la transcripción completa de la cita porque su información da cuenta de la posición ideológica del enunciador frente al campo intelectual poético español.
[35] Nota de rechazo que data del 27 de marzo 2000.
[36]Muñoz Álvarez, Vicente, Mosaico de las artes, las letras y las ciencias, Huelva Información, 23 de enero 2001. La citada obra tendría fuertes vínculos con El demonio te como las orejas (1997) y Ley de vida (1998).
[37]Poema Estigma en Sparrings (2000).
[38] Palabras extraídas de la entrevista realizada por Clara Silvestre el 3 de enero 2009 en David González: un poeta incontrolable, en Hoy digital.
[39] Argüelles, J. Luis, Diario La Nueva España, 25 de mayo 2006.
[40] Versión libre de un poema de Vachel Lindsay en Reza lo que sepas (2006).
[41] Vachel Lindsay, Springfield, (1879 - 1931) Poeta estadounidense cuya obra influyó en la poesía de su país, dotándola de nuevos ritmos orales y musicales y popularizándola a través de lecturas públicas. Comenzó a recitar públicamente sus poemas muy temprano, durante sus viajes por el país, a la manera de un trovador.
En 1913 la revista Poetry publicó una de sus composiciones, acerca del fundador del Ejército de Salvación. En adelante continuaría con esta línea patriótica, dedicando versos a personajes conocidos de la vida norteamericana protagonistas de cultos y causas sociales. Entre sus libros más destacados se cuentan: Rhymes To Be Traded for Bread (1912), General William Booth Enters into Heaven (1913), The Congo and Other Poems (1914) y The Chinese Nightingale (1917).
Su obra, como la de W. Whitman, se sustentó en el versículo, influyendo en poetas posteriores, como A. Ginsberg, por su tono cercano al salmo, al cántico y a la respiración oral. Es una lírica vigorosa, fuerte, que sin embargo conserva una melodía hablada, que se basa en el poder de las imágenes. También fue un precursor de la poesía acompañada por el jazz, por su ritmo y lectura sincopada y dramatizada.
[42]En el campo de la narrativa actual, la reescritura es un fenómeno frecuente que aquí debe ser entendida como una modalidad escritural interdiscursiva. Para mayor información veánse las propuestas de Gerard Genette y Pierre Laurette.
[43]Nota del autor en Reza lo que sepas (2006).
[44] Por Siglo de Oro se entiende la época clásica o de apogeo de la cultura española, esencialmente el Renacimiento del siglo XVI y el Barroco del siglo XVII. Ciñéndose a fechas concretas de acontecimientos clave, abarca desde la publicación de la Gramática castellana de Nebrija en 1492 hasta la muerte de Calderón en 1681.
[45] Entre las estéticas, fue fundamental el desarrollo de una realista y popularizante tal como se había venido fraguando durante toda la Edad Media peninsular como contrapartida crítica al excesivo, caballeresco y nobilizante idealismo del Renacimiento: se crean géneros tan naturalistas como el celestinesco (Tragicomedia de Calisto y Melibea de Fernando de Rojas, Segunda Celestina de Feliciano de Silva, etc.), la novela picaresca (Lazarillo de Tormes anónimo, Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, Estebanillo González), o la proteica novela polifónica moderna (Don Quijote de la Mancha), que Cervantes definió como «escritura desatada».
A esta vulgarización literaria corresponde una subsecuente vulgarización de los saberes humanísticos mediante los populares géneros de las misceláneas o silvas de varia lección, leidísimas y traducidísimas en toda Europa, y cuyos autores más importantes son Pero Mexía, Luis Zapata, Antonio de Torquemada, etcétera. Extraído de la página web wikipedia Siglo de Oro.
[46] Borges, Jorge Luis, Obra poética, 2. Edición Emecé Editores (Buenos Aires, 1977) Alianza Editorial. Biblioteca Borges. Madrid, 1998.
[47] Estos datos fueron extraídos de la entrevista realizada por Alberto García-Teresa, Jueves 18 de septiembre de 2008. Número 85
ESPEJISMOS DEL ALMA.
UN ACERCAMIENTO A LA POÉTICA DE DAVID GONZÁLEZ
POR
MATÍAS EZEQUIEL QUIROGA
TRABAJO FINAL DEL CURSO DE POSGRADO
DI-VERSOS: TENDENCIAS EN LA ÚLTIMA POESÍA ESPAÑOLA
DRA. CARMEN MORÁN RODRÍGUEZ
ESPEJISMOS DEL ALMA.
UN ACERCAMIENTO A LA POÉTICA DE DAVID GONZÁLEZ
La poesía es un Sol en la Noche
D.G.
La poesía es un sacrificio, no una conquista.
Varlam Shalamov
Pseudos intelectuales del arte, irreverentes esclavos de la teoría, siervos contaminados de la ranciolatría ideológica, al decir de los estridentistas, ofuscados perseguidores del sentido, han ocupado sus vidas buscando respuestas al gran interrogante sobre ¿qué es la poesía?, y para colmo vengo a sumarme a este insigne cúmulo de opinólogos con el presente trabajo que intentará dar cuenta de las últimas tendencias en la poesía española, a través de la elección de un autor en particular, me refiero al tan controvertido poeta gijonés David González[1]. Tarea colosal me espera por delante ya que, de entrada, me veo auto-limitado por carecer de las herramientas necesarias para analizar una obra poética en conjunto, y no pasa esto principalmente por la elección del autor mentado sino sencillamente porque siempre le escapé al género poético por encontrarlo alejado de la realidad cotidiana, por lo menos de mi realidad. La poesía a la que accedí en mi etapa de estudiante no produjo huellas significativas, ni despertó mi curiosidad, ya que se vio supeditada a ciertos autores canónicos con sus respectivos estudios teóricos de críticos que ya ni recuerdo, o, lo que es peor, pretendo no recordar.
Sin embargo, algo diferente ocurrió con el seminario de Lírica española dictado por la Dra. Carmen Morán[2]. Soy consciente de haber iniciado el presente curso con muy pocas expectativas sobre poesía contemporánea española, las cuales (conforme fue avanzando el mismo) fueron creciendo gracias a la necesidad de encontrar un tema que pudiera servir de análisis para el presente trabajo final.
Mis expectativas no sólo fueron cumplidas sino que posibilitaron mi re-encuentro con el género lírico a partir de un autor que logró despertar, en primera instancia, mi curiosidad mediante su controvertido concepto de poesía de no- ficción, y que posteriormente terminó por acercarme al género poético y convencerme de que en la poesía puede haber algo más que palabras…
Con las siguientes líneas pretendo ayudar a la difusión (y de ser posible a la comprensión) de la obra poética de David González, un interesante poeta español que, según palabras propias, declara hacer una poesía bastante marginada de los medios de comunicación tradicionales españoles[3]. Mi trabajo se compone de análisis breves de algunos de sus libros que incluyen la reproducción de ciertos poemas de su obra, de una crítica de conjunto, de su posible encuadre generacional y de unos apuntes biográficos sobre este autor.
Introducción
Varias notas comunes caracterizan la obra de David González: autobiografismo, claridad enunciativa, narratividad, realismo, dureza, compromiso. Siendo rasgos interrelacionados, su consideración es diversa según algunos críticos[4]. López Merino entronca la producción poética de David González con el realismo sucio anglosajón, a la estela de Charles Bukowski y Roger Wolfe, incluyéndolo en una amplia nómina de poetas neorrealistas, entendido este término de manera muy vaga. Para el poeta Antonio Orihuela,[5] las consideraciones de López Merino ocultan, de manera ideológicamente deliberada, la dimensión política del tipo de poesía que practica David González. La tesis de Orihuela es que mientras que existen formas poéticas, tales como el realismo sucio o la poesía de la experiencia, en que el biografismo en el contenido y el prosaísmo o realismo en la expresión vehiculizan un nihilismo ideológico al servicio del capitalismo, se da también una práctica poética en que parecidos rasgos sirven como testimonio de la injusticia, desigualdad y brutalidad del liberalismo postmoderno. En esta última posición incluye Orihuela la obra de David González. David Franco Monthiel[6] incluye la poética del autor en semejante posición de confrontación entre un realismo comprometido políticamente en una lucha contra las injusticias producidos por el régimen económico liberal capitalista (el de la llamada poesía de la conciencia) y otras formas de realismo afines a la cultura oficial postmoderna y capitalista (entre los que incluye el malditismo del realismo sucio). Araceli Iravedra[7] percibe también elementos de realismo sucio en la obra del autor, como son la crudeza, el tremendismo, la búsqueda de una provocación desestabilizadora en el lector, la narratividad, la presencia de protagonistas urbanos y marginales, el contenido de escenas de violencia, la desnudez de un estilo que rehúye los esteticismos y formalismos, el predominio del lenguaje directo y la jerga, la tendencia al autobiografismo... Sin embargo, estos factores no eluden la crítica social:
“Pero incluso, y aun cuando –como en el caso de Roger Wolfe– el escepticismo se verbaliza como materia metapoética (y así escribir no deja de ser algo tan inútil como hablar de pintura con un ciego, y el poema se vuelve una “especie de salvoconducto/a ninguna parte”, acaba haciéndose palpable una activa crítica del mundo, más allá del puro testimonio, que no elude la reflexión sobre lo social (léanse poemas como Democracia, Revolución, o la serie Ocho poemas en forma de artefacto. Por no hablar de la escritura de David González, donde la crónica de la marginalidad social se vuelve tantas veces una manifiesta toma de partido. No en vano proclama este poeta que “un poema no debe servir para entretener, sino para estremecer, para quitar vendas de los ojos”.
De modo análogo, Josu Montero,[8] afirma que “(...)junto a estas dos corrientes, la vanguardista de la subversión lingüística y la realista comprometida, se puede señalar una tercera, un realismo extremo, si no sucio sí al menos turbio, y con una innegable intencionalidad crítica, cuyo origen se sitúa en el empeño por llevar a sus últimas consecuencias los postulados de la poesía de la experiencia: David González, Roger Wolfe, Vicente Muñoz Álvarez o Violeta Rangel son algunos de sus practicantes.”
Por otra parte, en su blog personal, en las ponencias realizadas en los encuentros Voces del extremo y en otros lugares, David González califica, precisamente, su producción como realista y comprometida. Así, en la reseña biográfica de varios de sus volúmenes, se afirma "su poesía es cercana, es un poeta comprometido que vive también de forma comprometida. Sus poemas son en ocasiones balas contra la injusticia":[9] No hay mucho que explicar. Mi poesía es social por los temas que trato, por las realidades sobre las que escribo y por mi posicionamiento respecto de esas realidades, afirma el autor en la revista Zurgai.[10] Estas consideraciones, junto a la activa presencia del autor en las actividades y antologías comunes del grupo, implicaría a David González en el grupo de poetas de la poesía de la conciencia.
En común para toda la crítica, la nota más originalmente característica de la producción de David González es precisamente ese radical compromiso entre la vida y la expresión poética. El autor subraya, en innumerables ocasiones, la inexistencia de fronteras entre su forma de vida y su forma de escritura.
Dentro de las dos últimas décadas, la poesía española, según palabras de Laura Scarano[11], se ha convertido en un espacio de lucha y polémica de posturas ideológicas encontradas, que van más allá de rupturas generacionales en torno a un determinado campo intelectual de pertenencia y que, conlleva un debate estético mayor en torno a los problemas suscitados por el actual escenario cultural moderno. Asistimos, según la autora citada, al entrecruzamiento de dos reescrituras estéticas de cuño vanguardista:
una neovanguardia culturalista, autoreferencial y de marcado escepticismo gnoseológico (triunfante en la España de los años 70) frente a una posvanguardia realista, de reflexión ética y fe en la capacidad perlocucionaria de la palabra (recuperada a partir de los años 80) (2004, p.201).
Ambas reescrituras podrían encontrar su correlato en las denominadas epistemologías del fin (basada en un modelo poético de clausura autotélica del lenguaje), frente a las epistemologías de la diferencia (las cuales apuestan por una nueva utopía de compromiso social y alianza del arte con la historia).
Estas nociones cobran trascendental significancia para entender el panorama poético español contemporáneo ya que al ser conceptos dinámicos circulan en los discursos culturales poniendo el acento en la polémica sobre la transformación (o necesidad de transformación) de la literatura en habla social.
Surge la propuesta de una poesía como “lenguaje del reencuentro social, y no del apartamiento iluminado” (2004, p.204) que continúe el malogrado programa de las vanguardias históricas que pretendían recuperar el vínculo perdido del arte con la realidad.
A partir de los años 80, la literatura española trata de incursionar en otras vías de producción que se alejen de la dominante poesía de la experiencia, es así que aparecen alternativas como las del realismo sucio, el hiperrealismo crítico, poesía de la conciencia y, en nuestro caso particular, poesía de no ficción. Todas estas poéticas finiseculares poseen un sentido políticamente social que busca recuperar un lugar y una función del hombre dentro de la historia a través de la recuperación del sujeto y de su lenguaje como verdaderos protagonistas de un habla social.
En busca de una poética personal
Escribo para limpiarme por dentro.
D.G.
David González Díaz es un poeta español nacido en 1964, en San Andrés de los Tacones, Gijón. Considerado por algunos críticos como un poeta de conciencia crítica, al igual que uno de los autores elementales de la poesía de resistencia política su obra se encuentra considerada como pieza clave para entender la actual poesía española. Sin embargo, esto no siempre fue así ya que él mismo se declara como un poeta al margen o muy cerca del margen de la cultura oficial…
Soy lo que se suele considerar un poeta maldito, marginal, en las antípodas de la cultura oficial, demasiado tradicionalista en España, a mi entender. Aquí, la mayor parte de los críticos y catedráticos de literatura han llegado hasta la llamada Generación del 50, y a partir de ahí son casi unos completos ignorantes en lo que a poesía contemporánea se refiere, y no solo española.[12]
Pese a la extensa bibliografía con la que cuenta dentro de su obra poética, en la que se incluyen dieciséis libros de poemas, varios de ellos traducidos al árabe, húngaro, inglés, rumano, alemán, portugués y francés, me fue imposible conseguir su material por lo que tuve que rastrear algunos volúmenes que circulan por internet; entre ellos Los mundos marginados y Sparrings, además de los ofrecidos en la antología que acompañaba el presente seminario. Fueron esos primeros poemas los que me animaron a profundizar en su obra y me pusieron en contacto directo con su página web personal, a través de la cual pude entrevistarlo[13]. En un primer momento de nuestra conversación el autor señalaba no sólo la dificultad de que su obra fuera adquirida en lugares tan remotos como Argentina (ni que hablar de la tan “olvidada” Jujuy…), sino que también aludía al problema que implica encontrar su poesía en la misma España. ¿Causas?, las de siempre, cada vez que aparece en la escena cultural una figura que rompe con los moldes o estereotipos pretendidos encuentra escollos en su camino o, para ser más precisos, editoriales que so pretexto de no encontrar la obra ajustada a sus líneas editoriales o no encajar en sus programas de publicaciones actuales, las desestiman con un saludo cordial de despedida y algunas consideraciones sobre futuras participaciones en concursos literarios[14]. Sin embargo, David González se las ingenió para mostrar y publicar sus poemas en fanzines y otros medios alternativos, convirtiéndose en un activo miembro de la cultura antioficialista de los años 90. Su obra se antóloga en diversos volúmenes, entre los que destaca Feroces (radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía).[15]
Participa regularmente en los encuentros anuales Voces del extremo que, auspiciados por la Fundación Juan Ramón Jiménez, organiza el también poeta Antonio Orihuela. Desde comienzos de los noventa, es director de la colección de poesía Zigurat, que edita el Ateneo Obrero de Gijón. Ha coordinado la antología de poesía femenina La verdadera historia de los hombres y la recopilación La venganza del inca. Poemas con cocaína. Recientemente su nombre ha sido incluido en varios diccionarios de literatura española, como el Diccionario Espasa de literatura española.
Ha ganado el 1º premio en el 4 campeonato de relatos pub Henry Chinaski y el 1º premio en el V certamen poético Blas de Otero, que organiza el centro cultural Blas de Otero. Ha representado a España en el primer Festival Internacional de Poesía de Santo Domingo, República Dominicana (26 a 29 de Abril, 2007).
La obra entera de González propone una memoria de su vida. Procedente de una familia trabajadora de Asturias, la niñez y juventud de David González están reconstruidas cronológicamente a través de sus poemas que hablan de una infancia plagada de recuerdos dolorosos, una adolescencia signada por la expulsión del colegio jesuítico, a su vez, ambas etapas se encuentran marcadas por la experiencia de la vida en la calle de barriadas obreras. En su primera juventud, participa en un atraco por el que es condenado a prisión. Allí, la poesía le sirve al autor para mantenerse a flote de la durísima experiencia de la reclusión y para encontrarse a sí mismo a través de las palabras…
Yo leí a Bukowsky en la cárcel y decía si este puto borracho es capaz de escribir una novela como Factotum, yo voy a salir de aquí vivo por cojones, tío, porque me considero más joven, más guapo, aunque sólo sea eso, que un tipo que tiene 70 años y ha pasado por todo esto, ¿no? Y todo eso me dio fuerzas en la cárcel, y me dio fuerzas leer Papillón, aunque ya lo había leído con 12 años, pero si Papillón pudo sobrevivir a un presidio de aquella época, ¿cómo no voy a sobrevivir yo a una escuela como son las cárceles de ahora, tío? Entonces la buena literatura, creo yo –no estoy diciendo que la mía lo sea, eso lo dirá el tiempo–, te ayuda a fortalecer tu espíritu, a enfrentarte a la vida diciendo no soy el único que está haciendo esto, no soy el único que no me rindo, hay otra gente.[16]
Esos inicios literarios sirvieron para que el autor se interesara más por la literatura, por lo menos por aquella que él considera “buena literatura”, prueba de esto es el siguiente fragmento que intenta dar cuenta de sus gustos y preferencias por aquellos autores a quienes considera verdaderos poetas:
Aquí tendría que hablar de nombres y eso haría que me olvidase de alguno. Así que te responderé de la siguiente forma. Considero poetas a Rimbaud, a Walt Whitman y Carl Sandburg. A los poetas de la Generación Beat. A Raúl Núñez (poeta argentino ya fallecido). A Jaime Sabines. A Roque Dalton. Considero poetas a la Generación Norteamericana de los 70: Sharon Olds, Carolyn Forché, Linda Pastan. Considero poetas a los integrantes del mal llamado Realismo Sucio, con Charles Bukowski y Raymond Carver a la cabeza... Considero poetas a Jim Carroll, Varlam Shalamov y Tonino Guerra (guionista de Fellini)... Considero poetas a los españoles que forman parte de la corriente que aquí se ha dado en denominar Poesía de la Conciencia, como puedan ser Antonio Orihuela o Enrique Falcón o Antonio Martínez i Ferrer... Y considero poetas a otro grupo de poesía alternativa o contracultural entre los que destacaría a Vicente Muñoz Álvarez, Gsus Bonilla, Déborah Vukusic, Ana Pérez Cañamares, Laura Manzano, Isabel García Mellado, José Ángel Barrueco, Javier Das... En realidad considero poetas a todos aquellos que en sus textos se preocupan dentro de sus posibilidades por, como te dije antes, los más desfavorecidos de nuestra sociedad moderna... Los que se comprometen socialmente. Los que aún piensan que la poesía puede cambiar el mundo...[17]
La obra de David González es resueltamente autobiográfica, por lo que los hechos más destacables de su vida se pueden rastrear en su propia producción. A continuación, debido a la extensión del presente trabajo, abordaremos algunos de sus libros por encontrarlos piezas claves para develar su concepción poética.
Contemplamos las tijeras
por el ojo de buey
decidiendo finalmente
empuñar el cuchillo
y haceros trampa.
D.G.
Sus primeros poemas más simbolistas que realistas y alejados de su posterior autobiografismo se encuentran reunidos en una antología titulada Ojo de buey, cuchillo y tijera (poemas negros) aparecidos en 1993 bajo la firma de su nombre completo, David González Díaz. Dichos poemas vieron la luz en fanzines y plaquetes[18] como el mencionado. En ellos advertimos desde el paratexto que los reúne una metáfora de la creación poética, una posible clave que el autor nos da sobre cómo tenemos que leer su poesía, desde una mirada recortada, minimalista si se quiere, de la realidad que nos ofrece el ojo de buey pero que es más arriesgada que la mera contemplación ya que involucra la decisión de empuñar el cuchillo, el filo de la palabra quizás para, tal vez, engañarnos...:
CREACIÓN
Imagino a Dios
ciego
sordo
mudo
inválido
en el centro de la nada
momentos antes
del principio de los tiempos.[19]
El poema consta de ocho versos irregulares, con rima libre, en los que se advierte una elección por una poética basada en la ruptura y la transgresión en la disposición libre de los versos cortos. Semas como ciego, sordo, mudo e inválido concatenados, sin uso alguno de signo ortográfico, son calificativos fuertes que el yo lírico utiliza para señalar a ese Dios pasivo y lejano que sólo encuentra a través de su imaginación en el momento antes de la creación que, por otra parte, podría ser una metáfora de la creación poética y, a su vez, ese Dios, una alusión de la palabra, del verbum que anticipa al poema mismo.
Siguiendo el análisis en esta primera obra ya podemos apreciar la apuesta por el realismo como modo discursivo[20]que caracterizará la poética Daviniana[21]. Nos sirvamos como ejemplo de lo afirmado a partir del siguiente poema:
EL POLÍTICO
La mar es un mantel.
Espero que esta noche
haya veleros para cenar.
Echaré
las migas a los peces
los perros a los huesos
los pobres a las sobras.[22]
Asistimos a un poema en el que se evidencia por medio de la ironía y la utilización de la figura del mar una metáfora de la vida bastante cruda y cargada de connotaciones negativas. El primer verso es una afirmación de la inmensidad del poder burocrático que ansía degustar el yo lírico encarnado en la figura de ese político que espera cenar lo mejor que le puede ofrecer el mar, los veleros como símbolo del refinamiento, de la ostentación del poder y que se contraponen a aquellas migas, huesos y sobras destinadas al resto de la gran masa proletaria que juegan en un sentido trasladado del orden sintáctico de los versos finales de manera magistral y contundente por medio de figuras de posición denominadas anástrotes[23]. La mar, figura por excelencia de los tópicos poéticos, se presenta con una evocación diferente a la utilizada por los poetas tradicionales, aquí se muestra cargada de un sentido social de denuncia…
Seamos realistas
en este sitio
nadie cuenta
estrellas
por la noche.
D.G.
El demonio te coma las orejas (1997) es el nombre de su tercer volumen cuyo título hace referencia a una maldición coloquial gitana. Su repercusión le deparó una traducción al alemán en el 2000[24], y una re-edición en el 2008. Libro que tuvo que esperar casi un año para poder ver la luz ya que fue desestimado por varias editoriales que incluso le sugerían volcarse a la narrativa por encontrar sus poemas demasiados cercanos a ese género y con un lenguaje oral, bastante llamativo que generaba un efecto dramático;
“…hay algo, que no sé bien lo que es, que no acaba de convencerme. Quizás ello consista en que el efecto es “dramático” […] tan dramático, tan en apariencia sincero que, despojados en apariencia de artificios, tus poemas no parecen poesía, parecen otra cosa. Y esto no sé si es a favor o en contra.”[25]
Es precisamente en este volumen donde se puede rastrear un tinte autobiográfico tan crudo y testimonial de los tormentos vividos durante su reclusión por condena a robo que va a aproximarnos a una concepción de poesía catártica que intenta reflejar en sus poemas:
“Lo he dicho en más ocasiones: Escribo poesía para limpiarme por dentro. Escribo poesía para compartir mis conocimientos y sobre todo mi experiencia vital. Escribo poesía para dar a conocer esas realidades que el Sistema nos oculta sistemáticamente. Escribo poesía sobre las realidades de los más desfavorecidos socialmente hablando, entre los que yo, a pesar de mi extensa bibliografía, sigo formando parte. Así que si tuviera que definir mi poesía lo haría de la siguiente manera: La poesía es un Sol en la Noche”.[26]
Creo imaginar que fueron esas noches oscuras y solitarias en la cárcel las que le permitieron ver el sol a través de la poesía y así poder encarar la gestación de su proyecto poético mediante la experiencia de la reclusión. Experiencia de la que el autor, según palabras de José Boix, extrae un cúmulo de sensaciones, sentimientos y visiones que acaban por formular una imagen del mundo enteramente personal, un mundo poblado por personajes y personalidades que salen a nuestro encuentro con trazos firmes y concisos, a veces como proyecciones de la angustia fundamental de quien ha sido condenado a sumergirse en el inframundo carcelario[27].
La obra se divide en tres partes, la primera (la de mayor peso en cuanto a extensión y números de poemas) se centra en la estancia entre rejas y comienza con una inquietante declaración de bienvenida:
Bienvenido a la cárcel
¿Llevas contigo algo de valor?
¿Cadenas? ¿Medallas? ¿Anillos? ¿El peluco?
Pues déjalo todo a la entrada.
Luego no digas que no te avisé.
Y ahora pasa a la página y entra.
Voy contigo.[28]
En este poema el yo lírico se ofrece como una especie de guía en el descenso hacia las profundidades abismales de su conciencia, una especie de Dante que nos invita a descender a los infiernos del recuerdo pero con ciertos recaudos ya que el viaje no será placentero, al menos para el lector poco acostumbrado a este tipo de poesía. Prueba de esto son las constantes humillaciones[29] a las que es sometida la voz poética que se corresponde –como en la mayor parte de los poemas del libro, pero aquí explícitamente- a David González, devenido en protagonista de sus propias ficciones, como por ejemplo en el siguiente poema titulado El pésame:
El Cejas se ha colgado de mí
y quiere follarme el culo a toda costa.
Pero él solo no va a poder conmigo,
lo sabe. Entonces lo habla con el Tajas
y con el Bullati. A cambio de su ayuda les dará
Una caja de Rophinol a cada uno.
Su plan es este;
[…]
La noche antes
La palma la madre del Tajas,
y el Tajas, agobiado, no quiere seguir adelante
con el plan. El Bullati tampoco.
La pregunta es casi obligada:
¿debo darle el pésame al Tajas?[30]
Aquí podemos apreciar uno de los tantos logros del poeta al abordar esa crónica de su existencia carcelaria desde una óptica que toma distancia para retratar de mejor manera la experiencia ante el peligro pero apelando a la ironía y a la sorna que envuelve la pregunta retórica del último verso. El tono narrativo del poema, más parecido a un informe, encuentra su valor estético en ese verso final en donde el yo lírico consigue violentar la realidad de una forma casi cándida e inocente.
El libro avanza luego a través de los múltiples peligros y humillaciones sufridos por el yo lírico hasta que finalmente cumple su condena y se reincorpora a la sociedad, para encontrarse con el rechazo generalizado de las “gentes de bien” y con las vidas rotas de los que han seguido parecidos camino al suyo, resumidos en ese magnífico Epílogo que contiene el poema, Silvia la del pelo rojo, todo un monumento al paso inefable del tiempo.
Las palabras que dicen la verdad no son hermosas,
Las palabras hermosas no dicen la verdad.
Lao Tsé
Ley de vida, es el título de su cuarto libro de poemas (1997) que además incluía una serie de relatos en su edición original. Esta obra está centrada en un mundo marginal de delincuentes, toxicómanos, presidiarios y adolescentes descarriados, en fin “antihéroes” que habitan espacios anónimos de nuestra sociedad, a los que se suma la figura del yo poético devenido nuevamente en un narrador-protagonista que reconstruye fragmentariamente los difíciles años de su adolescencia, interrumpida drásticamente por la experiencia carcelaria y su posterior intento de reinserción en la sociedad.
Veamos ahora este poema que lleva por nombre, Berlín;
Hay dos bares,
y enfrente de cada bar
un muro.
En uno se apalancan
estudiantes que piran clase,
delincuentes comunes,
jóvenes radicales,
algún que otro yonqui.
En el otro se sientan
estudiantes universitarios,
licenciados, deportistas
y matrimonios con sus hijos.
A veces paso por allí
pero nunca me quedo
a tomar nada..
Aún no he decidido
en cual de los dos muros
me tengo
que sentar.[31]
Este poema se aleja de la realidad despiadada y desnuda de la crónica negra penitenciaria, sin embargo la marginación, o tendríamos que ser más exactos, la auto- marginación se hace patente a través de la indecisión de la voz poética de formar parte de alguno de esos bares. Más allá del tinte autobiográfico que podríamos rastrear en el poema y de cierta “tosquedad técnica que amenaza con abocarlo, en su conjunto, a la falacia patética, el folclorismo quinqui y la carcajada extemporánea […], en donde al autor le falte comprender que el cómo importa tanto como el qué…”[32] (como supo señalarle en algún momento Roger Wolfe, menospreciando su obra como simple representación de un colectivo de autores pertenecientes al denominado neorrealismo español), podemos inferir la preocupación metaliteraria presente en nuestro autor.
Clave ineludible para entender el poema es la frase programática que abre el libro y que reza así; cualquier parecido con la ficción es pura realidad[33]. Esa realidad trasciende los muros de ambos bares, incluso trasciende la mera anécdota para instalarse en el ojo de la tormenta en torno a la inclusión de su obra en un determinado espacio cultural. Como bien señalara el mismo David González, se resiste a cualquier tipo de encasillamiento de su obra pero entiende que es necesario para su posterior comprensión, veamos lo que nos dice en otro fragmento de la entrevista:
…no me gustan los encasillamientos. En principio, yo solo distingo entre poesía buena y poesía mala. En ese sentido, mi obra solo atiende a una etiqueta: Poesía de No Ficción. Esto es: poesía autobiográfica. Poesía que poetiza hechos, sentimientos o historias reales, verificables. Sin embargo, con el Realismo Sucio comparto parte de su temática y de su lenguaje coloquial, pues considero que en un poema cualquier palabra, por malsonante que sea, no lo es si está dentro de un contexto específico. Y te pongo un ejemplo: si yo voy por la calle y se acerca alguien y me pega una patada en los cojones o en los huevos, tengo que escribirlo así: huevos o cojones (o como se diga en tu tierra); pero si un cirujano me opera en esa zona, tendría que utilizar escroto y no cojones o huevos. Con la Poesía de la Conciencia tengo en común el compromiso y lucha social a favor, como te decía antes, de los más desfavorecidos, de los que no tienen ni un pedazo de pan que llevarse a la boca o de los que duermen en las calles o como decimos por aquí: debajo de un puente. PERO con lo que no tengo nada absolutamente que ver, pero nada de nada, es con lo que en España se conoce como Poesía de la Experiencia y que es la corriente dominante en la cultura oficial desde hace unos 20 años o más. Y digo que no tengo nada que ver pues estos poetas de la mal llamada experiencia reivindican una poesía de ficción. Y puede haber, y de hecho hay, novelas o libros de relatos de ficción. Pero la poesía viene de dentro, del corazón, de nuestra observación directa de la realidad cotidiana a la que hemos de enfrentarnos cada día, y no de la ficción, que es sinónimo de fantasía, de mentira...
En resumen, si hay que encasillar mi poesía que sea bajo el epígrafe de POESÍA DE NO FICCIÓN, que procede más bien de la narrativa de no ficción que practicaban gente como Truman Capote, Norman Mailer, los poemas de Carver, Hunter S. Thompson, Louis-Ferdinand Céline, Varlam Shalamov (sus Relatos de Kolyma son imprescindibles) y bueno, en general, todo el género de no ficción, desde los diarios íntimos a los de viajes, al reportaje periodístico,
las memorias o las autobiografías…[34]
Fragmento extenso el que acabamos de compartir, pero sin ningún desperdicio, ya que estamos aproximándonos al estilo y al sentido pretendido por nuestro poeta. En torno a la segunda categoría mencionada por Laura Scarano, la de sentido, ha vuelto al centro del escenario no sólo poético, sino también teórico-literario, epistemológico y cultural, tras ser re-conceptualizada como un concepto dinámico que…“lejos de imponer una lógica única y sin fisuras, migra en los discursos culturales de manera móvil y flexible…” (2004, p.203). Un sentido políticamente social que busca junto a la figura del sujeto constituir un lugar de identidad colectivo a partir de una comunión entre autor y lector hermanados por el poder de la palabra.
Este libro está dedicado a los que siempre besamos la lona del cuadrilátero.
D.G.
Sparrings se publica en el 2000, pero al igual que obras anteriores encuentra escollos en su camino por ser un proyecto que no encaja en programas de publicación actual por no ajustarse a líneas editoriales.[35]
Título ejemplar que no hace más que reivindicar a aquellas personas que resisten estoicamente los duros golpes de la vida y que se encuentran incluidas en el paratexto final, en forma de dedicatoria, que cierra el libro.
Parafraseando a Vicente Muñoz Álvarez, Sparrings constituye el cierre de una especie de trilogía poética o ciclo autobiográfico de iniciación a la sociedad y al mundo[36], condensada en 31 poemas narrativos, algunos con cierto tinte de apariencia naif, pero precedidos por epígrafes cultos (Raymond Carver, Sam Shepard, Charles Bukowski, Leopoldo María Pinero, entre otros…) que dan muestra de todo un canon personal, al igual que otros epígrafes de tono más popular como los pertenecientes a The Rolling Stones o Burning que desenmascaran esa aparente ingenuidad. Veamos este poema llamado Estigma[37]:
Me mira como si fuese una especie de insecto
KEN KESEY
Ingreso por urgencias en el hospital de cabueñes
un médico que está de guardia en esos momentos
me toma el pulso y la tensión.
¿qué piensa usted? ¿saldré de esta con vida?
llama a una enfermera y la enfermera
me clava una inyección de algo, de no sé qué.
dígame la verdad, ¿voy a salir con vida de esta?
echa un vistazo a mis tatuajes de otro tiempo
una estrella de David,
una m de maría del Carmen,
y un revólver del calibre 45.
¡díganmelo ya de una vez, joder! ¿voy a salir de esta, sí o no?
entonces se rebaja a dirigirme la mirada.
esa mirada traduce todo el asco, toda la repugnancia,
que le inspira mi presencia.
¿no has salido antes de otros sitios, mucho peores?
Este poema es otro golpe a la vida que recibe la voz poética. Siguiendo la eficacia del verso libre, el mensaje y la sensación que transmite provoca un estremecimiento en el lector que supera la mera anécdota. El tono confesional y desprovisto de ornamentos retóricos concentra la intensidad del momento mediante una técnica del tipo cinematográfica que evoca ese recuerdo crudo o fragmento de la vida como si se tratara de una instantánea suspendida en el tiempo. La acción se desarrolla rápidamente a través del verbo introductorio en primera persona pero luego decae la misma en esa interrogación que no encuentra respuesta inmediata y que termina en una afirmación irónica, a modo de pregunta retórica, que esconde todo el prejuicio de una sociedad hipócrita. El epígrafe que abre el poema encuentra su justificación en esa mirada que traduce todo el asco, toda la repugnancia, tanto de la enfermera como también del doctor que presencian la escena y que sólo ven tatuajes en un brazo, no alcanzando a comprender el dolor y la desesperación que generan con su indiferencia. El poema funciona como una gran metáfora de denuncia social desde el título mismo; ese estigma se vincula más con una concepción de tipo sociológica que cristiana ya que, reafirma esa condición o rasgo que hace que su portador (el yo lírico) sea incluido dentro de una categoría social hacia cuyos miembros se genera una respuesta negativa y se los señale como culturalmente inaceptables o inferiores. Ese estigma, por otra parte, podría ser la marca de su escritura maldita, tan menospreciada y marginada por la literatura tradicional, como el mismo autor declara:
Soy un maldito, ¿recuerdas? y los malditos entendemos todo y ¿sábes por qué? Porque hemos sufrido, sufrido, sufrido[38]
Las sombras hablan por ti
con la precisión de un ángel
en el juicio final.
Isabel Bono
Tengo que hablar de David.
Raúl Núñez
Por cuestiones metodológicas me veo en el apremio de saltar en el tiempo y concentrarme en uno de los últimos libros del autor. Me refiero al volumen titulado Reza lo que sepas (2006). En esta obra podemos apreciar su madures, no solo en lo temático sino también en el estilo, el cual se va perfilando en cada uno de los versos carentes de musicalidad pero enriquecidos por una jerga popular que revela una desnuda y dolorosa verdad que no necesita de músicas sabidas, métrica trilladas, asuntos fingidos, según palabras de José Luis Argüelles[39]
Reza lo que sepas es un libro en el que alternan poemas, citas, relatos, notas y dibujos, que señalan un trayecto de vida. Algunos temas son tópicos recurrentes en sus obras como: la presencia hosca del padre, la estadía en la cárcel, la tragedia de cada vida que se extingue a su alrededor, la supervivencia física y moral, la relación con las mujeres, el sufrimiento, en fin, todo un repertorio que marca un itinerario por el lado más profundo y menos complaciente de su personalidad a modo de autorretrato desglosado en varios episodios como si se mirase al espejo para ahondar en su interior (autorretrato a los dieciséis, intimidad, autorretrato a los cuarenta, son algunos poemas que pueden dar cuenta de ello). La cara es el espejismo del alma, escribe magistralmente en un breve poema denominado Desierto en el que logra condensar a través de una metáfora toda la fuerza del género que más significativos logros le ha aportado; la autobiografía.Veamos nuevamente un poema llamado:
Alarido[40]
In memoriam Vachel Lindsay
He nacido de la chusma.
Escuchad mi sueño de oro.
Humillaré al orgulloso.
Humanizaré al fuerte.
He nacido de la chusma.
Escuchad mi sueño de oro.
Nunca más penas y sudor.
Nunca más una sucia prisión.
He nacido de la chusma.
Escuchadme.
Soy el sueño del arroyo.
Este poema conjuga la poesía con el estudio o ensayo de otros poetas menos conocidos como es el caso del autor mencionado en la dedicatoria que abre el poema[41]y que es rescatado como parte del imaginario literario del poeta En la Nota del Autor que precede a su obra se aprecia la humildad de González quien declara haber descubierto poemas en otros libros para luego devolverlos a la vida mediante su propia versión, dando cuenta del fenómeno de la re-escritura[42] como procedimiento estético contemporáneo usado:
Mi único mérito consistió en verlos, luego no tuve más que tachar el texto sobrante, disponer el orden de los fragmentos y decidir el cierre final…[43]
El poema es una declaración desde el sema que funciona como título del mismo, ese alarido se pronuncia en un grito lastimero que reclama, apela, a través de verbos imperativos dispuestos en repeticiones que pretenden dar énfasis al anuncio de ese sueño de oro, sueño de reivindicación social que nos remite al compromiso y la lucha de los más desfavorecidos al compartir postulados de la corriente denominada Poesía de la Conciencia, con la cual su obra posee vínculos de conexión, según señalara él mismo.
Podemos apreciar cierto tono cercano al himno por la manifestación de entusiasmo de parte del yo lírico que canta en forma de alabanza a toda esa chusma de la cual se siente partícipe y mesías de ese sueño de oro dispuesto a partir de paralelismos sintácticos en los versos tercero y cuarto que manifiestan una oposición semántica entre /humillar al orgulloso/ y /humanizar al fuerte/.
Por otra parte, esa apelación que señalábamos anteriormente, va a reafirmarse aún más mediante el escuchadme -verbo pronominalizado del verso diez- que tendrá su corolario en la contundente metáfora final que cierra el poema y que sugiere, quizás, el deseo de no ser simplemente un caudal pequeño, simbolizado en ese arroyo, sino algo más, tal vez la mar donde finalmente pueda ser escuchado.
Me animo a hacer aquí una especulación metapoética, una traslación del sentido que esconde el poema y que va a demostrar (por lo menos a mí) una madurez literaria del autor tantas veces criticado y menospreciado por su tendencia al autobiografismo y, a cierto, sucismo temático y coloquial. El poema funciona como una gran metáfora de su condición de poeta marginado que invoca formar parte de ese sueño de oro y que remite a mis nociones aprehendidas sobre literatura española relativas a la época de apogeo de la cultura española, me refiero al Siglo de oro español[44]. España produjo en su edad clásica algunas estéticas y géneros literarios característicos que fueron muy influyentes en el desarrollo ulterior de la Literatura Universal[45]. De esas estéticas me gustaría rescatar aquella que correspondía a una corriente de realismo popularizador que, pese a ser materia corriente de la narrativa o del teatro, puede rastrearse como una fuente literaria en la poética de González. Y me animo a tamaña analogía puesto que en esa etapa géneros como las crónicas, los relatos y las autobiografías, gracias al paso del tiempo, pasaron a formar parte de la historia de la literatura universal.
Precisamente el concepto del tiempo, eterna obsesión del hombre, en la literatura ha sido motivo de permanente especulación y sino pensemos en Jorge Luis Borges, quien vivió fascinado por el mismo, y que lo precisó con una de las más bellas definiciones que pude apreciar…
"El tiempo es la sustancia de que estoy hecho, el tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; él es el tigre que me destroza, pero yo soy el tigre. Es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego".[46]
Volviendo a la figura de David González creo advertir cuáles fueron realmente los impulsos que me acercaron a su poesía y motivaron el presente trabajo. Esos motivos van más allá de una primera inclinación por la prosa al verso, como señalé en mis primeras páginas, que me aproximaron al estilo narrativo presente en los poemas de No Ficción del autor.
Tampoco fueron los postulados de reivindicación social con sus sueños de igualdad y justicia para todos esgrimidos bajo la bandera de la Poesía de la conciencia, ni, mucho menos, su condición de poeta maldito a partir de la injusta relación vida-literatura que intenta no borrar ese estigma carcelario que lo acompaña como si fuese su propia sombra.
Son todos y cada uno de esos motivos los que, sumados a una aparente sencillez en la expresión, depositaron nuevamente mi esperanza en un género al que vi siempre tan alejado de la realidad, de mí realidad, pero que vislumbro como el mejor camino para poner en juego otras posibilidades de significar y de una vez por todas entender que la poesía es algo más que una forma bella de usar el lenguaje, sino un género de extrema libertad para significar, incluso más allá de los formatos establecidos.
Creo vislumbrar, en un horizonte no muy lejano, la presencia de algo más que un alarido tocando a la puerta del reconocimiento del poeta nacido en el olvidado San Andrés de los Tacones y convirtiendo finalmente en mar ese sueño del arroyo a través del paso del tiempo…
Si mi poesía perdurara en el tiempo se convertiría en una especie de poesía histórica, pero que a diferencia de los libros de historia, dará cuenta de la historia de aquéllos que pertenecemos a las capas más desfavorecidas de la sociedad[47].
BIBLIOGRAFÍA PRIMARIA
Obra Poética de David González
González, David (1993) Ojo de buey, cuchillo y tijera (poemas negros).
González, David (1997). El demonio te coma las orejas. Crecida.
González, David (1998). Ley de vida. DVD Ediciones.
González, David (2000). Sparrings. Línea de fuego.
González, David (2001). Sembrando hogueras. Bartleby Editores. González,
González, David (2006). Algo que declarar. Bartleby editores.
González, David (2006). Reza lo que sepas. Editorial Eclipsados.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
ARGÜELLES, J. Luis (2006), Rezando con David González en Diario La Nueva España, 25 de mayo.
CORREYERO, Isla, (1998). Feroces: muestra de las actitudes radicales, marginales y heterodoxas en la última poesía española. DVD ediciones, S.L. ISBN 978-84-95007-05-6.
GARRIDO, Andrés (2007) David González, poeta: La buena literatura fortalece el espíritu, Gijón.
GARCÍA-TERESA, Alberto (2008) Entrevista a David González, poeta y narrador, Asturias.
LÓPEZ MERINO, Juan Miguel (2006). Sobre la presencia de Roger Wolfe en la poesía española (1990-2000) y revisión del marbete crítico "realismo sucio". Espéculo. Revista de estudios literarios. Facultad de Ciencias de la Información Universidad Complutense de Madrid.
SCARANO, Laura (2004), Políticas de la palabra en el debate poético español contemporáneo, en Anales de Literatura Española, 17 (2004), pp.201-212.
SILVESTRE, Clara (2009) David González: un poeta incontrolable.
WOLFE, Roger (1999), La callada desesperación en Diario El Mundo, sábado 23 de enero, p.86.
PÁGINAS WEB
Que magazine
http://queonline.org/quemagazine/david_gonzalez.html
Bice Mortara Garavelli, Manual de retórica, Madrid, 1988.
http://es.wikipedia.org/wiki/An%C3%A1strofe
Hoy digital
http://www.hoy.com.do/areito/2009/1/3/261429/PoesiaDavid-Gonzalez-un-poeta-incontrolable
Biografías y vidas
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lindsay.htm
Siglo de oro
http://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_de_Oro
Periódico Diagonal Web
http://www.diagonalperiodico.net/Me-jode-decirlo-a-la-poesia-le-han.html
Wikilearning
http://www.ucm.es/info/especulo/numero31/rogwolfe.html
[1] En un poema perteneciente al libro SEMBRANDO HOGUERAS, titulado Pared, el autor alude al lugar de su nacimiento como San Andrés de los Tacones, pero que por no encontrarse en los registros computarizados de una oficina civil termina siendo un ciudadano gijonés: fui a renovar el carné de identidad/ ¿lugar de nacimiento?/ san Andrés de los tacones/ pero no pudieron encontrar/ mi aldea en su ordenador/ […]/ así que cuando salí de la comisaría/ había vuelto a nacer,/ solo que esta vez en la ciudad de gijón. p. 163.
[2] “DI-VERSOS: tendencias en la última poesía española”, Seminario dictado del 23 al 25 de abril en la provincia de Jujuy (Argentina), por la Doctora en Letras Carmen Morán Rodríguez.
[3] En adelante las citas en cursiva corresponderán a palabras cedidas por el propio David González a través de un tipo de entrevista informal, vía mail, a la cual accedió muy amablemente pese a desconocer mi existencia. Aprovecho la oportunidad para agradecerle tamaña predisposición, sin la cual hubiese sido imposible el presente trabajo.
[4] Estos datos y los que siguen fueron extraídos de la página web Sobre la presencia de Roger Wolfeen la poesía española (1990-2000) y revisión del marbete «realismo sucio»-Condena del proyecto de la modernidad-
[5] Orihuela, Antonio (2006). «La operación de lanzamiento de la forma-mercancía Realismo Sucio en el campo literario español.». Manual de Lecturas rápidas para la supervivencia.
[6] Franco Monthiel, David (2003). David González, el demonio que nos come las orejas. Rebelión.
[7] Iravedra, Araceli (2002). Hacia una poesía útil. Versiones del compromiso para el nuevo milenio. Ínsula (671-672). ISSN 0020-4536.
[8] Montero, Josu (2003). Breve génesis de la poesía política española actual: subversión lingüística y realismo crítico. Revista Zurgai Poesía de la conciencia. 0214-7653.
[9] González, David (2006). Reza lo que sepas. Editorial Eclipsados. ISBN 978-84-611-0339-3.
[10] González, David (2003). Poesía de la conciencia. Revista Zurgai. Consultado el 12/09/07.
[11] Scarano, Laura (2004), Políticas de la palabra en el debate poético español contemporáneo, en Anales de Literatura Española.
[12] Consultado el día jueves, 30 de julio de 2009.
[13] http://www.davidgonzalezpoeta.com.
[14] Prueba fehaciente de lo mencionado son las numerosas Notas de rechazo a sus libros que el mismo David González me cedió y que se encuentran en un apéndice final del mismo.
[15] Correyero, Isla, (1998). Feroces: muestra de las actitudes radicales, marginales y heterodoxas en la última poesía española.
[16] Estos datos fueron extraídos de la entrevista realizada por Andrés Garrido en el café Anticuario de Gijón, en abril de 2007.
[17] Consultado el día lunes, 17 de agosto de 2009.
[18] Las plaquettes son publicaciones no mayores de 30 páginas de hechura artesanal, numeradas y firmadas que incorporan un objeto elaborado por el poeta.
[19] Poema Creación en Ojo de buey, cuchillo y tijera (poemas negros) 1993.
[20] Scarano, Laura, Op. Cit.pp.203
[21] Hago uso de esta nomenclatura por pedido expreso del autor quien prefirió este término al de “estilo Gonzaleano” por parecerle un apellido de lo más común que no suena bien. Mas adelante aclara que no resiste a los encasillamientos, por lo que lo anterior debe ser tomado en tono humorístico.
[22] Poema El político en Ojo de buey, cuchillo y tijera (poemas negros) 1993.
[23] En retórica, la anástrofe, del griego anastrophé, "inversión", es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras de posición; consiste en invertir el orden sintáctico habitual o normal de dos o más palabras sucesivas en una frase. No siempre se distingue con claridad del hiperbatón, que, a diferencia de la anástrofe, supone transposición de uno o más elementos de la oración. Ejemplo en la literatura: "ninguno no debe usar ni querer de mujeres amor" (Arcipreste de Talavera, Corbacho).
[24] Dass dir der teufel die orhen auffriss (2000).
[25] Nota de rechazo que data del 28 de febrero de 1996.
[26] Consultado el día lunes, 17 de agosto de 2009.
[27] BOIX, José, El vendedor de pararrayos, Nº 13, septiembre 1997.
[28] Poema que abre el libro El demonio te coma las orejas, 1997.
[29] Ver poemas como: Depósito legal, Humillación, Nostalgia, Cualquier parecido es pura coincidencia, o el mismo, El demonio te coma las orejas, entre otros.
[30] Poema El pésame en El demonio te coma las orejas, 1997.
[31] Poema Berlín, en Ley de vida (1997).
[32] Wolfe, Roger (1999), Diario El Mundo.
[33] Ley de vida (1997), p.70
[34]Se justifica la transcripción completa de la cita porque su información da cuenta de la posición ideológica del enunciador frente al campo intelectual poético español.
[35] Nota de rechazo que data del 27 de marzo 2000.
[36]Muñoz Álvarez, Vicente, Mosaico de las artes, las letras y las ciencias, Huelva Información, 23 de enero 2001. La citada obra tendría fuertes vínculos con El demonio te como las orejas (1997) y Ley de vida (1998).
[37]Poema Estigma en Sparrings (2000).
[38] Palabras extraídas de la entrevista realizada por Clara Silvestre el 3 de enero 2009 en David González: un poeta incontrolable, en Hoy digital.
[39] Argüelles, J. Luis, Diario La Nueva España, 25 de mayo 2006.
[40] Versión libre de un poema de Vachel Lindsay en Reza lo que sepas (2006).
[41] Vachel Lindsay, Springfield, (1879 - 1931) Poeta estadounidense cuya obra influyó en la poesía de su país, dotándola de nuevos ritmos orales y musicales y popularizándola a través de lecturas públicas. Comenzó a recitar públicamente sus poemas muy temprano, durante sus viajes por el país, a la manera de un trovador.
En 1913 la revista Poetry publicó una de sus composiciones, acerca del fundador del Ejército de Salvación. En adelante continuaría con esta línea patriótica, dedicando versos a personajes conocidos de la vida norteamericana protagonistas de cultos y causas sociales. Entre sus libros más destacados se cuentan: Rhymes To Be Traded for Bread (1912), General William Booth Enters into Heaven (1913), The Congo and Other Poems (1914) y The Chinese Nightingale (1917).
Su obra, como la de W. Whitman, se sustentó en el versículo, influyendo en poetas posteriores, como A. Ginsberg, por su tono cercano al salmo, al cántico y a la respiración oral. Es una lírica vigorosa, fuerte, que sin embargo conserva una melodía hablada, que se basa en el poder de las imágenes. También fue un precursor de la poesía acompañada por el jazz, por su ritmo y lectura sincopada y dramatizada.
[42]En el campo de la narrativa actual, la reescritura es un fenómeno frecuente que aquí debe ser entendida como una modalidad escritural interdiscursiva. Para mayor información veánse las propuestas de Gerard Genette y Pierre Laurette.
[43]Nota del autor en Reza lo que sepas (2006).
[44] Por Siglo de Oro se entiende la época clásica o de apogeo de la cultura española, esencialmente el Renacimiento del siglo XVI y el Barroco del siglo XVII. Ciñéndose a fechas concretas de acontecimientos clave, abarca desde la publicación de la Gramática castellana de Nebrija en 1492 hasta la muerte de Calderón en 1681.
[45] Entre las estéticas, fue fundamental el desarrollo de una realista y popularizante tal como se había venido fraguando durante toda la Edad Media peninsular como contrapartida crítica al excesivo, caballeresco y nobilizante idealismo del Renacimiento: se crean géneros tan naturalistas como el celestinesco (Tragicomedia de Calisto y Melibea de Fernando de Rojas, Segunda Celestina de Feliciano de Silva, etc.), la novela picaresca (Lazarillo de Tormes anónimo, Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, Estebanillo González), o la proteica novela polifónica moderna (Don Quijote de la Mancha), que Cervantes definió como «escritura desatada».
A esta vulgarización literaria corresponde una subsecuente vulgarización de los saberes humanísticos mediante los populares géneros de las misceláneas o silvas de varia lección, leidísimas y traducidísimas en toda Europa, y cuyos autores más importantes son Pero Mexía, Luis Zapata, Antonio de Torquemada, etcétera. Extraído de la página web wikipedia Siglo de Oro.
[46] Borges, Jorge Luis, Obra poética, 2. Edición Emecé Editores (Buenos Aires, 1977) Alianza Editorial. Biblioteca Borges. Madrid, 1998.
[47] Estos datos fueron extraídos de la entrevista realizada por Alberto García-Teresa, Jueves 18 de septiembre de 2008. Número 85
MATÍAS EZEQUIEL QUIROGA
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