Consejo para escritores, un poema de Billy Collins

Siempre me ha gustado esa historia que cuentan de Fray Luis de León, quien, cuando retomó sus clases tras pasar cuatro años en la cárcel, subió al estrado y dijo éso de "... decíamos ayer...". Es como cuando te encuentras con un amigo que hace tiempo que no veías y te parece que, desde la primera frase, no haces más que retomar una conversación que ha sido interrumpida por circunstancias ajenas a vosotros. A mí, que tanto temo al olvido, me gusta esa idea de pasar por encima del tiempo y volver a la cotidiano, a lo de siempre, a lo que estaba ahí, a lo que no se olvida.
Así que, sin más preámbulos, un poema a modo de decíamos ayer, y un fuerte abrazo para todos, con fuerzas renovadas y la firme voluntad de seguir adelante, paso a paso y con buena letra.

CONSEJO PARA ESCRITORES

Aunque te tenga ocupado toda la noche,
lava las paredes y friega el suelo
de tu estudio antes de componer una sílaba.

Asea el lugar como si hubiera de venir el Papa.
La limpieza es sobrina de la inspiración.

Cuanto más limpies, más brillante
será tu escritura; no dudes, pues, en salir
a campo abierto a restregar la cara oculta
de las piedras, ni en pasar un trapo, en las ramas más altas
de los bosques umbríos, por los nidos atestados de huevos.

Cuando vuelvas a casa
y guardes las esponjas y los cepillos debajo del fregadero,
contemplarás, a la luz del amanecer,
el inmaculado altar de tu escritorio,
una superficie impoluta en medio de un mundo impoluto.

Saca entonces del reluciente jarrito azul
un lápiz amarillo -el más afilado de todos-
y llena páginas de frases diminutas,
como si fuesen largas hileras de hormigas devotas
que te hubieran seguido desde el bosque.

BILLY COLLINS