Crónicas de lo que me perdí

Últimamente ha habido varios eventos a los que he sido invitada, me hubiera encantado asistir y no he podido. Se trata de las presentaciones de los poemarios Guerra de identidad, de Déborah Vukusic, y de El demonio te coma las orejas, de David González, y Satélite de inhóspito planeta, de el Kebrantaversos. Y sobre todo, de Poesía en los bares III: ellas, la lectura de mujeres poetas que el Kebran organizó en Illescas, con el mismo cariño y dedicación de siempre.

Este año -cuento los años desde septiembre, como cuando estudiaba- ya van varios actos importanes que me pierdo, y mira que lo siento. Pero el año pasado aprendí que de vez en cuando, hay que replantearse las prioridades, y las prioridades cambian de un día para otro, unas veces se eligen y otras las circunstancias las imponen. Que si una intenta sacar todo adelante contra viento y marea, el viento y la marea pueden arrastrarnos y llevarnos lejos, y cuesta regresar. Aprendí también que casi todo espera, que pocas cosas se volatilizan y que la comprensión de los amigos es siempre mayor de lo que una teme. Que cuando intento estar a todas, sufro sin solución, y que no puedo darme el lujo de sufrir por lo imposible. Así que esta vez fueron mi hija y sus exámenes, primero, y luego mi hija y su virus estomacal los que tuvieron el mayor cacho de mí, y me enseñaron a estar donde debía estar en esta ocasión.

En los blogs de Déborah Vukusic -con acentos que nunca encuentro en este teclado, perdona, Deb-, del Kebran, David González, J.A. Barrueco, Leticia Vera, Hank Over, Gsus Bonilla, Javier Das, etc -por favor, si conoces alguno más, déjalo en los comentarios- se habla de estos actos que me perdí, pero en los que de corazón estuve. Gracias a todos ellos por estar cerca.