El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

lunes, junio 30, 2008

Entrevista a David González en Cruce de Caminos

En la revista Cruce de caminos, publicada en papel pero también con una versión digital en la que se van subiendo poco a poco los textos del original, podéis encontrar, entre otras cosas, una entrevista al poeta David González, dividida en primera y segunda parte. Como aperitivo, copio aquí el comienzo.

David González (San Andrés de los Tacones, 1964). Poeta y narrador. Dirige la colección de poesía Zigurat, que edita el Ateneo Obrero de Gijón. Ha publicado varios libros, entre los que destacan El demonio te coma las orejas (Asociación Crecida, 1997), La carretera roja (Celya, 2002), Reza lo que sepas (Eclipasados, 2006) o Algo que declarar (Bartleby, 2007). En 2007 fue el único representante español en el I Festival Internacional de Poesía de Santo Domingo.

Define su obra como poesía de no ficción, dado que sus poemas están basados directamente en sus propias experiencias. Su poesía se caracteriza por un estilo crudo, sin contemplaciones, pero teñida también de cierta inocencia y ternura en ocasiones. Y siempre con vocación de resistencia.

Estás a punto de publicar un libro de poemas, En las tierras de Goliat (Baile del Sol, 2008). Participas en dos antologías, como son Hank Over/Resaca (Caballo de troya, 2008) y Poesía para bacterias (Cuerdos de Atar, 2008). Además de tu labor como editor, y de realizar varias lecturas al año… ¿No descansas nunca?

Sin olvidar también que coordino distintas antologías, como por ejemplo Tripulantes (Eclipsados, 2006), con Vicente Muñoz Álvarez, o La venganza del inca. Antología de poemas con cocaína (Cangrejo Pistolero, 2007), aparte de administrar dos cuadernos de bitácora: Yo no quiero ir al cielo y El amigo de lo adverso… Lo cierto es que no puedo permitirme el lujo de descansar casi nunca y en los últimos tiempos es rara la noche en que duermo más de cinco horas. Pero esto no tiene nada de especial: los artistas que le llevamos la contraria a la cultura oficial y políticamente correcta no podemos descansar. Al contrario: tenemos que hacer como los japoneses cuando se declaran en huelga, es decir, trabajar todavía más. Como no gozamos del favor de la crítica oficial, esa crítica que filtra los libros que luego se reseñan en los distintos suplementos culturales, tenemos que esforzarnos más para obtener una centésima parte de lo que los artistas domesticados y vendidos al sistema obtienen. Pero mentiría si dijera que esto me molesta o disgusta (aunque a veces sí que me deprime un poco, un poco mucho en ocasiones), pues en mi caso, y en el de otros poetas que conozco, escribir poesía o narrativa no es un trabajo o una obligación, sino más bien una devoción. Por otro lado, pienso que cuanto menos descanses, más experiencias vitales disfrutas y más lecturas vas acumulando, o por decirlo de otra manera: más conocimientos adquieres. Y al fin y al cabo, ya tendré tiempo, toda la eternidad, cuando la palme, para descansar. Y aunque suene pretencioso, he de confesar que si algo lamento en esta vida es todo el tiempo que perdí en mi juventud haciendo el vago.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias, Ana, por dejar que el Cruce de caminos "invada" otra vez tu blog... Un abrazo