Recorre la mirada un vasto territorio
hasta dar con el río Jordán.
No resulta difícil ver al anciano Moisés
vagando perdido durante cuarenta años
con todo un pueblo a sus espaldas.
Descalzos sobre la tierra roja.
La que lleva a los nabateos.
el lugar donde habita la tribu de Nébáyót.
La ciudad de los muertos: Petra.
Siento la presencia
de los cadáveres corrompiéndose
en lo alto de las montañas
que rodean la explanada.
Cuerpos amortajados dentro de cuevas
que los siglos se encargaron de convertir
en hogares de humildes comerciatnes
que ahora venden alfombras
tejidas por las manos de sus antepasados.
DESFILE MILITAR
Una mañana cualquiera.
Aburridos
bajo el aplastante sol del trópico.
Agotando insaciables
nuestros cigarrillos
de marca barata.
Sentados como de costumbre
sobre los escalones de cemento
que dan a la vieja iglesia del pueblo.
Nos entretenemos
contando camiones
tanquetas y un río
de guardias nacionales
con destino a la masacre.
(De su último poemario, La maleta en el desván, inédito)
2 comentarios:
La verdad es que no he leído aún los poemas de éste tu último mensaje (lo leeré ahora), pero sí, ayer, los de tu libro "La alambrada de mi boca". Y me ha gustado, sobre todo, la mirada que proyectas en ellos, que, a fin de cuentas, es lo peculiar de cada poeta. Gracias, amiga. Un abrazo.
Buen día, Ana.
Cada día es una sorpresa más agradable leer su blog, gracias. Conocer poetas de los cuales poca o nula información conocemos en Colombia. Es una ventana al conocimiento de los poemas de escritores insignes. Conocer a Antonio Gamoneda, Czeslaw Milosz, Yehuda Amijai, y el de hoy Carlos E. Garcia.
Es agradable leerlos y determinar su buen gusto.
Infinitas Gracias.
Oliver.
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