A los vallados que fracturan el mundo.
Seis metros entre el goce y la hambruna, el continente blanco y el negro continente, la obesidad de las viviendas y la desnutrición de las chozas. Seis metros parten las humanidades, esta resignada distancia que desgarra la dulzura y sacude las sonrisas de alambre, los cuerpos de alambre, las vidas de alambre.
Seis metros absolutos, seis metros de escalada al cielo; seis metros de vestiduras rasgadas y pechos vacíos, pechos de puta, pechos de esclava. Seis metros de servidumbre para un salto sin pértigas; seis metros incrustados en a piel de lo civilizado, en el ultraje de las techumbres, en la frente de las farsas, en la boca de los valores, en el silencio del futuro que miente sus fulgores.
Seis metros preservan de la intemperie que arden en los talones; seis metros que alzan todas las murallas.
Seis metros sin métrica ni mes: hexámetros sin colmena, tejidos que cuelgan a la altura la esperanza de manos laceradas.
Seis metros desesperados para ser sin fuga y acariciar sin tanta herida y no temer la langosta que todo lo devasta.
Seis metros para erigir la promesa de otro destino; seis metros para saltar la sed, los huesos famélicos, el accidente de haber nacido en un desierto.
(De Cuadernos Caudales de Poesía I, Gijón, septiembre 2007).
2 comentarios:
Sin dudarlo este es uno de los mejores poemas que he podido escuchar recitar y defender a un Poeta, el ínclito Arturo Borra.
¿Cuántas veces no habré por cobardia o por ignorancia ayudado a levantar una valla...?
Gracias, Arturo,
Gracias, Ana
Vuestro Víctor
Hola Ana, me alegra encontrarte por aquí. Ultimamente, no he tenido demasiado tiempo para seguir indagando en la poesía de otros compañeros y compañeras de ruta, pero seguro que regreso por aquí. Te sumo a mis sitios, así seguimos construyendo esa red invisible que nos contenga de tanta intemperie de mundo.
Va un abrazo fraterno,
Arturo Borra
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