En la mañana,
al camino, a edificar patios.
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La mano pequeña se alza sin lápiz,
en el arroyo
nadie encuentra su huella
!es tan pequeña!,
o acaso cruza con pasos de viento.
No sabe de la leche,
ni en el polvo de las sobras pudo soñar.
De los cinco dedos de sus pies,
ninguno nos podrá hablar de rozaduras,
!viven cautivos!
en el vientre del frío.
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He recordado los días de esconder las ideas;
correr las sombras era hermoso.
Las manos blancas de letras
se agotaban en el grito de todos los verbos.
Estuve con hombres que gritaban
en todos los silencios,
corrían en todas las oscuridades,
juntos sin nombre,
sin rostro,
las manos con las manos;
el aliento entonaba canciones de libertad y miedo.
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De la mesa arrugada de vacíos
el poeta no habla,
el hambre le perdió los tonos.
Para qué se inventaron las digestiones
si no quedaban entradas en la taquilla del pan.
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El niño se ha puesto a cantar con voz
de geografías verdes.
Los caballos del tiovivo
corrían por dentro de sus risas.
Alguien puso en mi sojos las lágrimas
del recuerdo.
Dentro de mis soledades
los dientes sin boca de las ausencias
me comían las voluntades.
(Antonio Martínez Ferrer (Alzira, Valencia, 1939) fue obrero de las artes gráficas desde los 15 años hasta su jubilación. De los 11 a los 15 años de edad trabajó en el campo en la recogida de la naranja y en los almacenes de comercialización. Luchador y activista anti-franquista en las décadas de los 60 y 70 hasta la transición, sufrió (junto a Antoñita, su inseparable compañera, y sus cuatro hijos) el exilio político. Actualmente reside en Alzira. Como poeta ha publicado la trilogía de libros compuesta por El rumor del patio (Germanía, Valencia, 2006), Angustia (Germanía, Valencia, 2006) y Corre, corre, niño de arena (Germanía, Valencia, 2006), publicada doblemente en valenciano y en castellano. )
2 comentarios:
Antonio Martinez es el trueno y la cigarra, originario del crisol donde se moldearon la ternura y el espanto, hijo de la paz, sus ojos han conocido el desierto de la sed.
Es un poeta radical, de raíz inextricablemente humana. Nada de lo humano le es ajeno. Desde una voz que sueña ser aguila, surca un cielo verde y grana, Caudal de venas abiertas:
su amada
su gente
su vida
su pueblo
su dolor de todos
su grito de espanto
su pena de los miserables
su arder niño sin tregua
su helarse de edad blanca
su peligro de amar desnudo
su voz
su nosotros
en pie de libertad...
Mucho más, pero no menos es Antonio Martinez i Ferrer
Un beset, Ana, generosísima poeta, compa.
Tu Víctor
Profundos poemas los de este hombre que también tuve el placer de oir el jueves 8, junto a Laura y Arturo. Todo un trío contundente.
Un abrazo.
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