Gracias, mil gracias, a José Ángel Barrueco que en su blog Escrito en el viento -imprescindible, desde cualquier punto de vista- le dedica a La alambrada de mi boca una reseña escrita con su habitual seriedad, dedicación y agudeza.
Y gracias -y van....- a David González, que recoge hoy en su blog Yo no quiero ir al cielo el poema que le dedico en mi libro, La pregunta, junto con unas palabras de lo más cariñoso. David se merece no uno, sino muchos, muchos poemas.
Gracias de corazón a ambos.
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