El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

martes, junio 05, 2007

El sol de noche

Este es un cuento de En días idénticos a nubes. Es uno de los que más ternura me siguen despertando.


EL SOL DE NOCHE



Ella es de esa gente que fuma en las cuestas, que se bebe un litro de coca-cola de un trago, que sonríe cuando la expulsan de clase y se tira vestida a la piscina, ella es la amiga-vendaval, esa que te arrastra y te asusta, que adoras y temes, que te dice ven y sabes que algo va a pasar.
- Ven- me dice.
Y voy, esta vez a la fiesta que hace Pablo, porque sus padres se han ido, y cuando llegamos todos nos saludan y nos ofrecen porros, y la música sube de volumen, y ella grita y salta, y dice “esto es guay, ¡qué de puta madre!”, y tira de mi brazo y lo sacude al ritmo del chunda chunda, y me hace sentir que bailo bien, pero luego me suelta y el ritmo se me escapa y cuando me vuelvo a buscarla no está, pregunto por ella, y está en el baño preparando una sangría en un barreño, remueve con el brazo el vino, la fruta, el hielo que los demás van echando y luego saca la mano y me mete los dedos en la boca: “pruébala, ¿qué le falta?”, y yo no encuentro que nada le falte, más bien diría que se ha pasado con el vino, pero no me atrevo a decírselo porque ella ya está sorbiendo asomada al borde del barreño
Luego, a la hora de “qué mala estoy, todo me da vueltas”, soy yo quien la sostengo en medio de la calle, y sus vómitos me huelen siempre a lo mismo, como si no comiera otra cosa que hígado empanado y coliflor; se lo digo y se ríe, y luego sigue vomitando, y quisiera taparla de las miradas de ese señor que no nos quita ojo, pero mi cuerpo no da para tanto y ella dice “joder, siempre igual”, y siento que está cansada, pero la animo a seguir caminando, casi cargo con ella, entre las dos no juntamos para el taxi y el metro la marearía más, así que caminamos y caminamos por la ciudad de noche, bajo la luz de las farolas y de una luna tan brillante que parece una bombilla desnuda, y entonces recuerdo que la luna no tiene luz propia, que el sol le presta su reflejo, y qué, me encojo de hombros, ahora es el momento de la luna, brillará toda la noche hasta que el sol salga de nuevo, pero eso no será hasta mañana.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado este cuento, mucho. Me reconozco en la una y en la otra, todos somos un poco las dos.

Y sí lo sé, soy la pesada de las canciones:

...y Manzanas Azules
Amargo licor
Noches de sol, de sol que deslumbre
Manzanas azules
y no me hables de amor
Dame tu adiós y envuélvelo en nubes
Para olvidarte... para olvidar


Pues eso, noches de sol.

Un beso, Miriam G.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Yo (hasta que me desengaché del personaje) he sido la burra-adicta-a-lo-intenso que siempre, en un sentido o en otro, acaba dando el espectáculo. Supongo que este cuento era un homenaje a tod@s l@s que se han divertido conmigo, pero que también me han tenido que aguantar...
Gracias por la canción, ¿cómo te sabes tantas? ¿dónde las encuentras? Vienen tan a cuento (nunca mejor dicho) que parecen hechas a propósito. Qué misterio.
Un beso

Anónimo dijo...

No te imagino así Ana, me cuesta.

Y lo de las canciones, es que solía tener buena memoría y escuchar muchas.

Un beso, Miriam G.

Jesús Alonso dijo...

¿Quién que es no ha vomitado tras beberse la noche?
"´Vámonos, vámonos
que estoy herido
vámonos a beber lo ya vivido (¿o es a vivir lo ya bebido".
Me ha recordado a las juergas como mi amiga Ane, cuando todo lo hacíamos a lo grande.

Mamen Alegre dijo...

¿Y quién no ha tenído alguna amiga como la tuya?, me has recordado a mi "amiga vendaval", hace tiempo que no sé de ella.
Precioso cuento. Gracias.

Kebran dijo...

CREO QUE YO HE SIDO ESE AMIGO VENDAVAL, ANA . Y LO SEGURÉ SIENDO. ABRAZOTE FUERTE. Y MUY PRONTITO EN TU CASA EL CREATURA ESPECIAL BIZARRO. DISECCIÓN COMNPLETA EN MI BLOG.

Enrique Ortiz dijo...

Entiendo lo de la ternura, es lo que desprende, Ana. Un abrazo.

Ciertamente dijo...

Una gran dádiva escribir así...no lo pares, un abrazo ¡Y suerte¡