El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

viernes, abril 20, 2007

Pregunta

Una cosa que siempre me he preguntado, porque a mí me genera muchas dudas y en ocasiones hasta me paraliza:
¿Cómo decidís cuál es el siguiente libro que vais a leer, una vez terminado el que tenéis entre manos?

10 comentarios:

SONIA FIDES dijo...

A mí es que los libros siempre me eligen, quitando los de mi autora favorita que son cita obligada, los demás son siempre los que me seducen a mí. Unas veces disfrutamos del affaire y otras me engañan.

Un abrazo.

Sonia.

Ababol dijo...

Yo dejo la elección al azar (y la necesidad). Me gusta que los libros me salgan al encuentro. No soy una lectora disciplinada, qué va, para nada, jaja, y además soy bastante ecléctica. Me gusta encontrar libros inesperados, que me sorprendan. No me planteo lo del siguiente libro. Llega a mis manos, simplemente. A veces aún no he terminado de leer uno cuando me encuentro con otro y los simultaneo...

Anónimo dijo...

Yo también creo que los libros nos llegan, aunque creamos que los elegimos. Es decir, yo adquiero libros, pero me llega el consejo, o leo una crítica, o me los pasa mi padre (lector empedernido y del que yo heredé mi aficción)... Ocurre que a veces hay unos cuantos libros compartidos en el tiempo. Y siempre hay dos o tres tomos esperando; y entre ellos, a la hora de empezar, elijo según mi estado de ánimo y cansancio general.
Y si no hay nada esperando... releo. Siempre hay alguno de mis preferidos a los que no les importa volver a pasar un rato conmigo.

Anónimo dijo...

Uno de los mayores placeres de esta vida es ir a una librería a comprar libros (incluso a la FNAC). Suelo llevar un papelito en el bolso con las reseñas de títulos que me interesan y que saco de varias fuentes, aunque reconozco que en estos blogs es donde últimamente me nutro.
Compro de cuatro en cuatro o de seis en seis y los dejo encima de una mesa en mi habitación. Hay veces que pasan meses sin que perciba "la llamada" del libro y, los pobres, se van quedando debajo de la pila.
He comprado impulsivamente muchos títulos que luego me han encantado y también, es cierto, que me han decepcionado. Pero tenemos cierta tendencia a acordarnos sólo de lo bueno, así que seguiré haciéndolo mal que le pese a la VISA.
Ligado a este tema, ¿no teneis un problema REAL de espacio?

Marta Sanuy dijo...

Me gusta mucho esta pregunta, así me la hago a mi misma.

A mi me los elige Luis García (literaturas) para que haga reseñas, y me los condiciona Care Santos (la tormenta en un vaso) con sus listas dominicales.
Eso está muy bien. Me gusta que me asalten sus propuestas porque los dos me conocen bien como lectora, son dos idilios. Nunca sé cuándo ni qué va a llegar por correo en el caso de Luis. A Care se los pido pero a veces me hace ricas propuestas, hace poco reseñamos a dos manos los diez primeros títulos de Alianza Bolsillo (¡la infancia!¡aquellas ilustraciones de Daniel Gil).

También suelo intentar lecturas disciplinadas, estos meses he leído a bastantes africanos, pero si me asalta una reseña o una entrevista tengo que salir corriendo a por el libro que se cruzo. También necesito algunos días certezas y releo a los de siempre. Y una vez cada tanto, sin saber bien qué lo ha provocado, me siento como me fuese a un viaje muy largo: esa mañana paso por la librería de Pepito y entonces sí, me guía la ebriedad, y los apilo, y los mezclo, y chocan unos con otros o se acarician, hasta que me relajo.¡Ah!, también están las visitas a casa de los amigos y sus manjares expuestos desviándome la atención. Y También están los que llegan y arrinconan a todos los demás mucho tiempo porque los leo despacito, como “Hoy, Júpiter” ahora.

¡Vaya desorganización!

Jesús Alonso dijo...

Los elijo como el camino para pasear, si quiero andar mucho elijo un camino largo, si me apetece andar poco uno corto. No es exactamente así, lo que quiero decir es que hago caso a lo que me pide el cuerpo.

Anónimo dijo...

Igual que la gente suele disponer de un fondo de armario, yo dispongo de un "fondo de biblioteca". Una estantería de uno de mis muebles destinada exclusivamente a libros no leídos. Estos llegan a mí de las más diversas maneras: recomendaciones, encuentros casuales al pasear entre los estantes de una librería, regalos. Siempre dispongo de un fondo de unos cinco o seis. Cuando acabo un libro, voy a ese fondo y cojo el siguiente. Cuando ese fondo se va agotando, "salgo de caza" para nutrirlo de nuevo.

Saludos.

Anotherdia dijo...

Tengo la suerte, que me vienen a la mano (verdad Marta). Vamos que me eligen pero con descaro, y por lo general me gustan mucho :)

Ana Pérez Cañamares dijo...

Pues me veo un poco en cada uno de vosotros...
Antes más bien era comprar unos cuantos, apilar e ir tirando según me pedía el cuerpo (a veces compré algún libro que el cuerpo nunca me pidió leer). Pero cuando tengo menos dinero o cuando me abruma el espacio (!Sí, Magda! lo del espacio es abrumador. Al mudarme a mi minipiso tuve que vender libros, y me dolió mucho, la verdad), opto por otras soluciones. Ahora tiro bastante del Bibliometro, porque en el catálogo tienen varios imprescindibles que no había leído. Y también me fabrico mis propias antologías co ntextos que saco de Internet. Me he perdido tanto de poesía, que voy rellenando lagunas muy poco a poco. Un poeta me lleva a otro y a otro, y voy empezando a dibujar, muy poco a poco, un mapa de poetas. Gracias por vuestras respuestas, me he divertido mucho.

Anónimo dijo...

La elección del siguiente libro a leer suele darse por diversos motivos y diferentes caminos. Puede ser que el que termino de leer me haya enganchado tanto que desee seguir leyendo al mismo autor y me compre toda su bibliografía; puede que en una fería del libro me llame la atención uno en concreto, por su originalidad o defecto, por ejemplo, adquirí uno hace un año de Marguerite Duras que estaba impreso al revés, lo compré por su defectuosa impresión y resultó ser una maravilla; puede que alguien me hable maravillas de uno en concreto y me lance a su compra, normalmente por esta vía me decepcionan; también puede ser que un día pase por delante de un escaparate de una librería y me llame la atención las tapas y me lo compre; la lectura de Babelia, el suplemento de "El País" puede ser otra vía por la que llego a autores, últimamente llegué por este medio hasta Agota Kristof, de la que me he leído todo lo publicado en España; puede que me encuentre un libro olvidado en el banco de un parque y piense: "Este libro sale a mi encuentro, debo de leerlo, algo quiere decirme" ... entonces entra en juego el componente surrealista de la vida. En fin... que las vías son infinitas y una cosa está clara, siempre hay una bala en la recámara dispuesta a dar en el blanco, los libros se apilan en la mesilla a la espera de su lectura.

C.A. Makkkafu.