El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

miércoles, abril 04, 2007

Poema

Hija, si en algún momento,
mientras estás ocupada en crecer,
-dura y lícita tarea-
puedes mirarme a los ojos,
hazlo.

No te dejes las preguntas
para cuando sea la misma voz
la que cuestione y la que responda.

Mira que en esta familia
tenemos la dolorosa costumbre
de conocernos mejor de muertos.

26 comentarios:

Unknown dijo...

Un poema cojonudo, Ana. Con fuerza. Y sinceridad. Y verdad. Te felicito.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Joder, David, mil gracias...

Anónimo dijo...

Somos así de ciegos, mientras los tenemos al lado callamos, es después cuando nos acordamos, cuando quisiéramos saber, cuando ya están muertos...

Un saludo.

Marta Sanuy dijo...

¡Un poema!, como la copa de un pino, no todos los días se encuentran tan redondos.

Anónimo dijo...

Un poema muy sincero

Kebran dijo...

pura sinceridad Ana. Escribes la ostia de bien. Te mandé mi poemita al mail. Un abrazo. Kebrantaversos

Anónimo dijo...

¡Que bello poema Ana! Me he quedado impresionada, ahora mismo se lo pongo a las manzanas.

Un beso, Miriam G.

Anónimo dijo...

Es bellísimo, Gracias por dejárnoslo leer.

Fernando dijo...

Muy duro y hermoso...a veces con tus ancestros sigues hablando pero ellos te miran sin saber nada..con la sonrisa del que no recuerda nada..sólo siguen sabiendo que tú eres algo de ellos...besos.

Anónimo dijo...

Realmente precioso.....
cuanta razón

Anónimo dijo...

Una verdad como un templo, Ana. Genial.

Leo Zelada dijo...

Veo que hemos escribimos en estos dias sobre temas parecidos.Me encanto tu poema,preciso y descarnado.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Gracias a todos. Desde hace tiempo me duele escribir porque escribo desde sitios dolorosos y arrancándome los poemas, pero se agradece muchísimo que os toquen en alguna parte. Un beso

Anónimo dijo...

Interesante esto último que cuentas Ana. Te duele escribir y más desde donde escribes. Te diré que en una etapa mía de desamor, a mí me dolía leer, pero lo gracioso es que lo hacía en el váter. Poemas cortos, rápidos para el ojo, no más, me era imposible mantener la atención y sobre todo en otro lugar que no fuera el retrete. Pero a todo se le saca partido. Así que sin querer comencé un poemario, al que sigo sumando poemas ya superada esa etapa, (te hablo de hace cuatro años) que titulé "frases o poesías para leer en el váter" El primero de la lista es el siguiente. Es cachondo.


Pido perdón a los poetas
Por tener la manía de leer en el váter
Pero quien esté libre de pecado
Que tire de la cadena



Un saludo y suerte en ese dolor. Dile al dentista que no te apriete tanto los brakes

Ana Pérez Cañamares dijo...

Ja, ja, qué bueno...
Se agradecen los ánimos. Curiosamente -o no, más bien- escribir es lo que más me sana. Localizo el dolor, lo depuro, lo escribo y ahí está, en frente de mí. Las palabras me dan perspectiva, entre otras muchas cosas.
Has acertado, los brakets son la puntilla!

Anónimo dijo...

Interesante tema el de la escritura como arma de doble filo. A mí, por ejemplo, la literatura en general y mi escritura en particular, tanto me salva el pellejo como en ocasiones me desangra en cada línea. Pero también cada una de esas líneas que falla su objetivo, que no me mata, me hace más fuerte...

Child in time, bravo por esa iniciativa poética: libres de culpa o no, tiremos de la cadena, de lo contrario no habrá nariz que nos ladre...

Anónimo dijo...

Javi, supongo que eres Tann Haüser, ya veo que sí porque acabo de ticar en tu nombre, me gusta mucho lo que escribes, una mezcla de existencialismo y rabia. Lo comento aquí, Ana con tu permiso, porque yo esto de los blogs los veo como espacios para encontrarnos. Quién sabe, cualquier día acabo poniendo el ordenador en el váter. Verás que mi poema es cachondo pero tiene su profundidad, tanto como la que alcance el brazo buscando un transilium, como en aquella película: Trainspoting
No sé exactamente lo que es escribir. Cada vez lo tengo menos claro. Sólo sé que me salva de algún modo. Quizás una tirita en la costra de mis herida. No sé... también me une a vosotros. Y mal de muchos consuelo de tontos. Me satisface saber que no soy el único tonto en esta vida

Harold S. Alva Viale dijo...

buen poema Ana, exacto y preciso, como un corte, como un roce de navaja, de hielo en la mejilla. Saludos desde Lima.

Anónimo dijo...

Impresionante. Sobre todo la estrofa final.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Mil gracias. Me costó subir el poema pero si lo llego a saber lo subo antes... ;)

Francisco Ortiz dijo...

Magnífico tu poema: con una verdad latente que toca muy adentro, de verdad. Un abrazo.

SONIA FIDES dijo...

Padres que hablan con sus hijos y sale a escena el magnífico "Palabras para Julia", eso sí sin tanta afectación y sin el tono elegíaco que carga de dramatismo la normalidad. La normalidd ha de ser contada desde la normalidad, porque el diálogo sólo puede venir dado desde la cercanía y no desde la posición de poder porque sino no es otra cosa que salmodia. Por eso me ha parecido tan valioso tu poema, porque o adoctrinas.

Unknown dijo...

Me ha encantado tu poema Ana, tiene esa belleza de las cosas limpias que se dicen de corazón a corazón.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Gracias, Jimenalassan, Francisco, Ernesto. De corazón, también.

Enrique Ortiz dijo...

Lo mejor que he leido en mucho tiempo, Ana. Me gusta ese tono, como de confesión, para acabar con el trallazo. Un abrazo y enhorabuena.

Ana Pérez Cañamares dijo...

!Gracias, Enrique, exagerao!