El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

miércoles, marzo 14, 2007

Poema

Si llegamos a viejos,
nuestros amigos, tú y yo,
apenas habrá nadie para cuidarnos.
Procrear no entraba en nuestros planes
(o dentro de nuestras posibilidades).
Somos una raza de elegidos
para extinguirnos.
Dinosaurios mirando el cielo.

Yo aporto una flor a este ramillete
escaso de nuestros hijos. Pero ella
-lo entenderá pronto-
no será suficiente. Bastante tiene
con administrar su herencia de sangre.

La tristeza siempre tienta.
La tristeza es una varita de incienso
encendida en la habitación de al lado.
Sinuosa y volátil,
va y viene a su antojo,
con el derecho que le da su renta antigua.

Cuando sale por la puerta, yo tengo un sueño.
Nuestros amigos, tú y yo
en una ciudad junto al mar,
compartiendo casa como quizá
lo habrían hecho nuestros hijos.
Igual que ahora nuestras preocupaciones
nuestra lecturas
o nuestro sentido del humor,
se complementarán nuestras dolencias.
En mi sueño le describo la playa al que ha perdido la vista,
alguien empuja mi silla de ruedas
por el paseo marítimo,
mientras voy recogiendo en mi regazo
los recuerdos que a otro se le van cayendo del bolsillo.

Festejamos los mismos chistes,
vemos viejos partidos de fútbol,
tú cocinas para todos, como ahora.
Si alguno de los dos tiene que olvidar algo,
prefiero olvidar tu risa
y que tú mantengas en la memoria tus recetas.
Reconoceré cada uno de tus guisos
con un estupor ya viejo,
y cuando rías al ver cómo me relamo,
adoptaré cada risa tuya como a un niño nuevo
que aumentará nuestra familia numerosa.

6 comentarios:

Fernando dijo...

;);)...se me hace de una conversación de amigos que esto ya lo hemos hablado hace tiempo...pero es primavera!...un beso Ana.

Anónimo dijo...

Hoy es sábado y me he despertado prontísimo, he intentado volver a dormirme pero no lo he conseguido, he maldecido mi suerte un poquito. Ahora estoy contenta de no haberme quedado remoloneando, después de haber leído tus poemas ya doy el día por bueno, muchísimas gracias Ana por compartirlos con nosotros, una siente la tristeza, pero también la vida (consciente) que hay en ellos.

Un beso, Miriam G.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Fernando, ayer me llamó un amigo para reservar habitación en la casa de la playa... ;-) Si la idea cuaja podemos hasta comprar un bloque de apartamento...
Miriam, cielo, decirte gracias se me queda corto. Si mis poemas te dan el día por bueno, en fin, no se me ocurre mejor premio...

Anónimo dijo...

Qué azar y qué sorpresa acabar de escribir esto y luego llegar hasta aqui a través de tu comentario, y después leer tus versos.

No sé cómo llegaste hasta mí, ni si volverás, lo que es a mí lo más probable es que vuelvas a verme por estos pagos.


Un saludo.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Hola, Javier. Pues yo tampoco sé qué camino recorrí hasta llegar a tu blog, pero me he encontrado con unos poemas que me gustan mucho. Volveré, seguro, así que seguiremos leyéndonos. Un abrazo

Leo Zelada dijo...

Me gusto tu poema.Es coloquial,empero hay una lìrica crepuscular que me encanta.

Un abrazo.