Para quienes se debaten cada día entre una palabra y otra, ¿es más fácil perderse en los vericuetos de la inseguridad?
Pregunta retórica.
Creo que sí.
Respuesta insegura.
Estoy segura de que sí.
Respuesta contradictoria.
Es una cuestión de posibilidades, de múltiples elecciones. De diferencias sutiles y vertiginosas entre fondo y forma. De matices y persecuciones. Después de mucho trabajo, a veces, en raras ocasiones, se llega a una verdad. Una de esas verdades que se captan con todo el cuerpo, más allá casi de las palabras. Se quedan ahí, brillando un momento, y puede que nunca más vuelvan a captarse con tal intensidad, o puede que, muy lentamente, vayan filtrándose hasta nuestros huesos. Lástima que lo que mande, en el día a día, sea el carácter.
Inseguro, ramplón, tramposo, reptiliano. El trampolín molesto.
Otros escritores piensan otras cosas:
http://www.escueladeletras.com/weblog/index.php?mode=viewid&post_id=282
1 comentario:
Pues el blog de ese autor me parece espléndido. Leeré más de él. Gracias por el enlace.
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