Este libro es una crónica. Levanta acta de unos años de pasividad,
indignación y esperanza. Años de economía de guerra, arrasados por la
nueva religión del mercado, en que el expolio se justificaba con el
discurso de lo único posible y los nuevos sermoneadores laicos nos
decían desde sus púlpitos, habla El Roto citado al inicio de un poema:
"Mi trabajo de economista consiste en hacer que parezca necesario lo
intolerable". Miseria real, "eufemismos que matan", lo intolerable como
norma.
Los diferentes apartados del poemario están
jalonados por citas de Piloto de guerra, de Antoine de Saint-Exupéry y
estos textos se integran con una rabiosa y sorprendente actualidad,
dialogan con los poemas y recorren el mismo camino, del consentimiento a
la rebelión, que la poeta, y nosotros con ella, hemos realizado. Porque
este libro, de quien se nombra a sí misma diciendo "yo soy cualquiera",
está escrito escuchando muchas otras voces: las de la Asamblea Popular
del Paseo de Extremadura, la de "los dignos que luchan cada día por la
dignidad de todos": pues, como afirma Mayakovski en la cita final: "La
rotatva de los pasos sobre el papel de las plazas ha impreso esta
edición". Frente a economía de guerra, economía poética. Aquí nada se
excluye, todo es necesario: los textos ajenos, los agradecimientos, cada
verso y cada pausa. Ahora que "la muchedumbre ya no es muchedumbre, es
un pueblo, ¿como no habría de abrigar esperanza?", se pregunta
Saint-Exupéry. Y Ana Pérez Cañamares responde: "Somos pueblo. Hasta aquí
hemos llegado. No aguantamos más". Y sus versos exactos nos transmiten
una certeza: "perderemos la guerra de las mayúsculas/pero la vida está
de nuestra parte".
ANTONIO CRESPO MASSIEU
El alma disponible
El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta
sábado, agosto 01, 2015
miércoles, julio 29, 2015
Reseña de Economía de guerra, por Luis Vea
Economía de guerra
Ana Pérez Cañamares
Ediciones Lupercalia, 2014
125 páginas
13,95 euros
No hace falta ser poeta para
apercibirse de la belleza. Sobre todo cuando hablamos de la belleza de las
pequeñas cosas, hasta de la belleza de lo que se pierde. Cualquier ser humano
es capaz de captar la ternura. Lo difícil es expresarlo. Y eso es lo que hace
Ana Pérez Cañamares. Ya tuve la ocasión de reseñar aquí uno de sus libros, hace
apenas un año: Las sumas y los restos.
En aquel hallábamos un humanismo militante. En este Economía de guerra encontramos una belleza combativa.
Una de las características
fundamentales , y yo diría básica ,que sostiene los textos de este libro son
los finales de los poemas. Poemas que se van desgranando y cuyo epílogo siempre
contiene un mazazo. Un verso que difícilmente se olvida. Algunos ejemplos:
(p.19) “aunque os declaráis
laicos
todavía habláis desde un púlpito”
(p.23) “somos peces fabricando
anzuelos”
(p.25) “Habéis ganado ganasteis
hoy me tragué vuestro futuro
como un jarabe malo”
(p.37)”Soy quien sueña llegar a
la vejez
para dejarse adoptar por gallinas
y vivir en la luz de las mañanas
que ahora abandono en la casa de
empeños”
Ana Pérez Cañamares parte de la
idea de que estamos en guerra. La nuestra es una guerra que continúa día a día
pero que ha de permitirnos seguir contemplando las pocas cosas que tenemos, que
tenemos porque quizás no son de nadie o son de todos.
(p.40) “Yo no entiendo cómo el
cielo
abandonado por las nubes
puede aguantar su tensión azul”
Y ante la dificultad de la lucha
lo único que nos sostiene son esos pequeños espacios de belleza o de victoria:
(p.86)”En mi patio está creciendo
una hiedra
que le arranqué a la Casa de
Campo.
Quizá sobre esa hiedra- o muy cerca-
Cayó el tío Manuel bajo las
balas.
Ahora, mi tío brota en abril
Cuando le llevo agua hasta los
labios”
Y para seguir luchando hay que
denunciar, hay que señalar …
(p.15) “Así sois, capitalistas.
En el último momento
cuando estamos a punto
de estamparnos contra el suelo
siempre nos echáis una mano.
No para ayudar ni para disimular
sino para acelerar el final de la
caída.
Y que pase el siguiente.
Hay momentos en los que la poeta
parece detenerse, parece congraciarse con el mundo pero al final siempre hay
una injusticia, un motivo de denuncia, una desazón:
(p.122) “Perderemos la guerra de
las mayúsculas
pero la vida está de nuestra
parte:
Lloramos y celebramos la brizna”
(p.113) “Somos pueblo.
Hasta aquí hemos llegado.
No aguantamos más”
La poesía de Ana Pérez Cañamares
- y estos dos últimos libros Las sumas y los restos y Economía de guerra - viene a acercarse a la llamada Poesía de la conciencia crítica cuya punta de lanza es Antonio
Orihuela.
LUIS VEA
Presentación de Economía de guerra, por Chesús Yuste
Presentación de Economía de guerra, de Ana Pérez Cañamares
Por
Chesús Yuste
Cuando
me acerco a la poesía, me viene a la cabeza aquel consejo que escribió Charles
Simic: «Nota a los historiadores del futuro. No lean el New York Times. Lean a
los poetas». Ciertamente, los buenos poetas de nuestro tiempo nos ofrecen
radiografías más cercanas a la realidad que nos toca vivir que muchos sesudos
análisis elaborados de encargo. Por eso, durante mi paso por el Congreso,
cuando subía a la tribuna en los grandes debates, siempre iba bien armado con
versos afilados como espadas de Antonio Orihuela, Jorge Riechmann, Ángel
Guinda, Enrique Falcón, Neorrabioso, Inma Luna o Ana Pérez Cañamares. Nunca
olvidaré la comparecencia de Rajoy para hablar (o no hablar) sobre Bárcenas y
la cara que puso cuando cité a Ana y le disparé estos versos de su poema Capitalismo: «Un día, no sé cuándo, yo
le voy a cobrar / sus cadáveres, las humillaciones / el secuestro de la
inocencia / el expolio de los sueños / yo le voy a cobrar…» Por supuesto, un presidente está preparado
para rebatir un discurso de oposición de manual, pero no para responder a un
poeta cabreado, así que puso su mejor cara de extraterrestre para encajar
aquellos versos que no podía o no quería entender, pero que pretendían
transmitirle el sentimiento indignado de una sociedad empobrecida, desposeída
de derechos, golpeada brutalmente… Como justo castigo por aquel atrevimiento,
Ana me ha pedido que le presente su último libro y yo asumo el desafío como un
honor inmerecido pero que me enorgullece.
Es
un lujo presentar este excelente poemario, Economía
de guerra, porque está lleno de Ana Pérez Cañamares en estado puro. Versos
combativos y lúcidos para tiempos de crisis pero también tiempos de
imprescindible revuelta. Y, como aconseja el buen revolucionario, sin perder la
ternura jamás. Eso encontraremos en este libro, pero también otras muchas
cosas.
Ana
sin complejos asume su yo político como punto de partida, desde el primer poema:
Poética y política, toda una declaración de principios: «Escribo sobre mí /
porque yo / soy cualquiera». Un poemario en primera persona, pero no por
refugiarse en una felicidad íntima ajena al mundo, sino porque el yo de Ana es
cualquiera de nosotros. Podríamos decir que la Ana de Economía de guerra no es solo Ana, es Edmundo Dantés, es Guy
Fawkes, es Alan Moore escribiendo V de
Vendetta. Y es que ese yo individual se vuelve colectivo a lo largo del
libro y, por si aún quedara alguna duda, en la página de agradecimientos toma
cuerpo en la Asamblea Popular del Paseo de Extremadura y en su inteligencia
colectiva. Ese es el yo de Ana Pérez Cañamares, la inteligencia colectiva de un
pueblo que comparte sufrimientos y que quiere ser protagonista de su historia.
Ana
no tiene ninguna duda: Estamos en guerra. Lo dice y lo repite: «Si hay muertos,
esto no es teatro. / Cuando hay muertos, es una guerra.» Lo vemos, si no en los
telediarios, al menos en los periódicos digitales: muertos empujados al suicidio
por desahucios injustos; o muertos de hambre víctimas de la política de
austeridad. Sin duda, nuestra sociedad está en guerra. No sé si de los de
arriba contra los de abajo, o es una guerra de clases, pero es un combate cruento.
El título del poemario no es una exageración, aunque Ana no sepa exactamente
quién combate:
«No
tener bandera que odiar / o saber si soy
una, dos o el 99%. / Comenzar el recuento de víctimas y víveres / y obtener
cada vez un resultado diferente.»
Asistimos
a la guerra a través de los ojos de la autora, que es víctima y que es también protagonista:
«Dentro
de mí, el silencio / de un pueblo evacuado. / Alrededor, bromas / que han
dejado de tener gracia: / los rugidos de la guerra.»
Dice
Ana en uno de sus poemas que «hay dolores que no captan los micrófonos». Para
eso sirve la buena poesía de nuestro tiempo, para recordarnos algo tan
importante como esto. Si nos importa el mundo en el que vivimos, debemos tener
en cuenta siempre que hay gente que no sale en los telediarios, que hay
situaciones injustas que no captan los micrófonos, pero que no por eso dejan de
existir, todo lo contrario. Ana apunta
hacia lo invisible para hacerlo visible. Este libro forma parte de ese mundo
nuevo, ese complejo puzle que nació el 15-M y que estoy convencido de que va a
alumbrar un nuevo ciclo histórico, una nueva forma de ver el mundo, un nuevo
lenguaje también, capaz de poner el micrófono al dolor que antes no se escuchaba.
El
buen poeta ve lo que nadie ve, escucha lo que no se oye. Como Ana, que nos
explica cómo descubrir nuestra sociedad desde la realidad, no desde la
propaganda. «No en el boletín del estado, ni en diarios ni plazas mayores. No
en las novelas ni en los desfiles. La
verdad se ve desde el tren cuando entras
en la ciudad por la puerta trasera». ¿A que ahora cuando viajéis en tren y
lleguéis a una ciudad os acordaréis de estos versos?
Escuchad
este poema, ¿no está hablando de cada uno de nosotros, así tomados de uno en
uno, hasta que nos reunimos en las calles y nuestro silencio se convierte en el
clamor de la marea verde, de la marea blanca, de la marea naranja, de todas las
mareas?
«Milito
en el partido de mi intimidad.
Mi
manifiesto: las conversaciones de los bares.
En
asambleas de dudas y miradas
nos
reunimos mis compañeros y yo.
Camaradas,
os convoco
al
multitudinario congreso de las calles.»
Permitidme
que lea este poema que de alguna forma es la columna vertebral del libro, todo
un manifiesto, probablemente más que una llamada a la revolución se trata de un
grito de reproche contra la excesiva
paciencia de una sociedad adormecida:
«Cuando
desollasteis al gato negro
hubiera
bastado para hacer la revolución.
Cuando
acusasteis de bruja a la anciana
hubiera
bastado para hacer la revolución.
Cuando
quemasteis aquel bosque
hubiera
bastado para hacer la revolución.
Cuando
la mujer abortó por vuestras patadas
hubiera
bastado para hacer la revolución.
Cuando
colgasteis del árbol al negro
hubiera
bastado para hacer la revolución.
Cuando
arrancasteis la uña del meñique
hubiera
bastado para hacer la revolución.
Cuando
os quedasteis mirando la agonía
hubiera
bastado para hacer la revolución.
Cuando
sonreísteis al recibir el soborno
hubiera
bastado para hacer la revolución.
Cuando
lanzasteis la bomba número uno
hubiera
bastado para hacer la revolución
Ahora
el estupor nos impide calcular
cuál
sería vuestro merecido
y
nuestro resarcimiento.»
En
Economía de guerra se entremezclan la
poética y la política. Pero que nadie se asuste, no es un mitin ni habla solo
de política. «Tan importante la militancia como desertar varias veces en un
día.» Por higiene mental hay que desertar de todo lo que nos rodea las veces
que sea necesario, sin dejar de ser al mismo tiempo uno/a misma. En este
sentido, vamos a encontrar hermosos poemas cotidianos, incluso íntimos, pero
impregnados de un lenguaje político. Por ejemplo:
«Mi
patria son los bares / y los patios.» (¿Y quién no diría eso?).
Otro
ejemplo, aún más lírico:
«Un
ejército de mirlos ha tomado mi barrio.
A
ellos me entretengo.
Mi
libertad estriba
en
que me lleven presa.»
Inevitablemente
hay muchos animales salpicando los sucesivos poemas. Ana los observa como
espectadora, otras veces como mística e incluso a veces ella es el animal
mismo. Como los mirlos, o como la ardilla, que es ella misma o que puede ser
cada uno de nosotros en algún momento:
«Nos
miramos / la ardilla y yo / con la complicidad / de los amenazados / por el
mismo enemigo.»
La
revolucionaria que escribe versos no olvida a los animales a la hora de
analizar el mundo: «Cuando alguien inventó las perreras / la vuelta atrás fue
irreversible.»
Pero
en este libro también nos vamos a encontrar con una Ana que mira hacia dentro, que
se vuelve hacia el pasado pero enlazándolo con delicadeza con el futuro. Describe
el dolor que provoca no tener entre nosotros a quienes ya se fueron desde la
inteligencia, desde la belleza, desde el recuerdo, sin caer ni una sola vez en
la nostalgia y mucho menos en la melancolía. Se queda en la frontera, siguiendo
la puerta que abrió en su anterior libro Las
sumas y los restos.
«En
mi patio está creciendo una hiedra
que
le arranqué a la Casa de Campo.
Quizá
sobre esa hiedra -o muy cerca-
cayó
el tío Manuel bajo las balas.
Ahora
mi tío brota en abril
cuando
le llevo agua hasta los labios.»
La
familia va desfilando por unos versos entrañables, pero nada edulcorados. Eso
sí, mezclando lo íntimo y lo público, la felicidad de una persona y la del mundo
entero: «Tarea ineludible / para cambiar el mundo: / darle a mi hermana / una
buena noticia diaria. / Las niñas que fuimos / merecen su merienda.»
¡Qué
bueno! “Las niñas que fuimos merecen su merienda”. Y es verdad, todos
necesitamos volver a esos días sin preocupaciones. Porque la brutalidad de este
mundo no puede ni debe quitarnos nunca la capacidad de amar. Al contrario, venceremos
porque sabremos ser más tiernos que nuestros enemigos. Como diría Bobby Sands, «nuestra
venganza será la risa de nuestros niños».
Nos
pueden despedir del trabajo, pueden reducir nuestros derechos, nos pueden provocar
insomnio, pero que no nos rompan lo que más necesitamos: la capacidad de amar y
la capacidad de defender lo que amamos.
Por
eso me gusta especialmente este poema:
«Esto
era la Crisis: / buscar una sonrisa / no con alegría / sino con desesperación.
/ Guardarla en el pecho / como un mendrugo de pan.»
Pero
quizá el verso más certero, más lúcido, más cruel también, más atroz de todo el
poemario es el siguiente: «Somos peces fabricando anzuelos.»
Sí,
en este estado donde se ha privatizado la sanidad, se ha jugado a la ruleta
rusa con nuestra salud, con la educación, con la cultura, con la justicia;
donde se castiga a la víctima y se premia al verdugo y donde, a pesar de ello,
los responsables siguen encabezando las encuestas, es un lugar lleno de peces
fabricando anzuelos.
Pero
puede que los peces se hayan hartada ya de trabajar para los pescadores. Ojalá.
De hecho, hay un poema en el que Ana Pérez (no sé por qué me la imagino
disfrazada de Edmundo Dantés o con la máscara de Guy Fawkes) prepara su
venganza: «Rezo por que los torturados / revivan en las pesadillas / nocturnas
de sus torturadores. / Que se les aparezcan en ellas / como monstruos con
poderes / más hábiles con garras y
colmillos / que ellos lo fueron con la picana.»
Un
libro escrito en tiempos de crisis, un manual para ganar una guerra perdida, un
poemario que ve la realidad que se oculta tras las cortinas, pero que ve más
allá, que ve el cambio imprescindible que viene, porque la gente ya no aguanta más.
Y aquí viene lo más sorprendente de este libro: que, en su página 113, adelanta
el escrutinio de las próximas elecciones. Los últimos tres versos son
clarísimos: reflejan la voluntad del electorado mejor que el CIS. Pero no lo voy
a leer, léanlo ustedes: página 113, los últimos 3 versos. ¡Impresionante! Y
hasta aquí puedo leer.
Zaragoza, 6/03/2015
miércoles, marzo 25, 2015
Reseña de Economía de guerra en La huella digital, por Javier Vayá Albert
‘Economía de guerra’, rebelión de los cualquiera
Existe
una de esas geniales imágenes o memes que pululan por la red,
desconozco el autor, en la que una persona esgrime un libro contra la
policía antidisturbios provocando el pánico de éstos ante tamaña arma.
Ese libro bien podría ser Economía de guerra, el nuevo
poemario de Ana Pérez Cañamares publicado por Lupercalia. Un poemario
que arroja versos incendiados de dignidad y justicia a quien dispara
balas de goma, órdenes de desahucio y mordazas. Un libro repleto de
rabia y lucha, pero en el que prevalece de manera contundente la ternura
y el amor. Porque precisamente, aparte del abrumador pulso literario de la autora, lo que convierte a Economía de guerra en un libro tan espléndido es que Ana Pérez Cañamares deja muy claro “lo que hay que proteger”.
Dicho de otro modo, la autora recuerda en todo momento el qué y el
porqué de esta lucha, lo vital de enfrentarnos a quien nos agrede desde
un poder salvaje e inhumano.
De este modo la autora compone un poemario extraordinario que comienza con un breve poema que lo dice todo: “Escribo sobre mí/ porque yo/ soy cualquiera”.
En la aparente sencillez de estos versos se contiene la rotundidad de
la intención de este libro, un canto a todos los cualquiera que se
levantaron un día para decir basta. Y todavía siguen en pie, por más que
otros quieran ocultarlo. Economía de guerra se divide en tres partes y un epílogo que comienzan con alguna cita de Piloto de guerra de
Antoine de Saint-Exupéry, consiguiendo con esto dar una continuidad
impecable a la obra. Ana Pérez Cañamares recrea a la perfección la
atmósfera de conflicto a la vez que de manera sumamente difícil es capaz
de huir en todo momento de resultar panfletaria u obvia, algo que suele
ocurrir cuando se tratan estos temas y que la autora resuelve sin duda
gracias a su inmenso talento como poeta. No es fácil para nada
decir tanto y decirlo tan bien, utilizar siempre la metáfora, la imagen,
la métrica, la palabra, de manera exacta y perfecta sin olvidar o desviarse de lo que se quiere contar.
En este sentido tiene mucho que ver también la honradez de la autora al plasmar sus dudas; “Desnudarte, emperador. También cuando yo sea parte de tus ropajes…” o
también la culpa o indolencia común de todos nosotros al permitir que
nos hicieran tanto, que llegaran tan lejos, como en ese otro prodigioso
poema que enumera con versos de contundente lirismo lo que “hubiera bastado para hacer la revolución”. En
cada una de las partes del libro la poeta va desgranando distintas
fases: el desconcierto, la denuncia, la duda, la ira, la intimidad de su
universo privado como castillo a proteger y la lucha o resistencia ante
el atroz sistema. Una resistencia siempre construida desde ese
íntimo lugar en el que nace la poesía, desde un yo que deviene en un
nosotros, en esa última, hermosa, y descomunal última parte titulada Hay que ser incendio.
Economía de guerra es
un maravilloso e indispensable poemario, un parte de guerra o diario de
batalla construido con las armas de la palabra precisa, con la munición
certera de la justicia y la humanidad arrojadas como ramos de flores de dignidad lacerante al rostro sin rostro del monstruo del capitalismo.
martes, marzo 17, 2015
Miles de tierra, antología homenaje a las Brigadas Internacionales
Los poemas que forman esta Antología, motivada en el 75
aniversario de la creación de las Brigadas Internacionales, se
hicieron voz en el recital que tuvo lugar el 15 de mayo de 2011 en
el Ateneo de Madrid, siempre abierto a la poesía y al
conocimiento de la historia. Su diversidad se fundamenta en el
valor, humanidad, heroísmo y sobre todo dignidad que tenían
aquellos luchadores capaces de entregar lo mejor de sí, su
propia vida, para que otro mundo fuera posible.
Lista de autores:
BEGOÑA ABAD DE LA PARTE; JESÚS VICENTE AGUIRRE ; ABEL
APARICIO GONZÁLEZ; GSÚS BONILLA; LAURA CASIELLES; MARÍA
LUISA DE LA PEÑA; ANTONIO DÍEZ FERNÁNDEZ; DAVID ELOY
RODRÍGUEZ; MATÍAS ESCALERA CORDERO; MARÍA ÁNGELES
FERNÁNDEZ JORDÁN; SONIA FIDES; MIGUEL ÁNGEL GARCÍA
ARGÜEZ; CELIA GARCÍA LÓPEZ; ALBERTO GARCÍA-TERESA; DAVID
GONZÁLEZ; ÁNGEL GONZÁLEZ GONZÁLEZ; ÁNGEL GUINDA;
GUIDO GUIDI; ESTHER LAPEÑA ALTABÁS; LUIS LUNA; IVÁN
MARISCAL; MIKEL MÉNDEZ; MIRTA NÚÑEZ DÍAZ-BALART;
MIGUEL PASTRANA; ANA PÉREZ CAÑAMARES; LLUÍS PONS MORA;
FRANCISCO REDONDO; NURIA ROVIRA AYUSO; FERNANDO
SABIDO SÁNCHEZ; J.JORGE SÁNCHEZ; CARLOS SALEM; MARÍA
JESÚS SILVA GARCÍA; ANA VEGA
http://www.bubok.es/libros/239359/Miles-de-tierras
aniversario de la creación de las Brigadas Internacionales, se
hicieron voz en el recital que tuvo lugar el 15 de mayo de 2011 en
el Ateneo de Madrid, siempre abierto a la poesía y al
conocimiento de la historia. Su diversidad se fundamenta en el
valor, humanidad, heroísmo y sobre todo dignidad que tenían
aquellos luchadores capaces de entregar lo mejor de sí, su
propia vida, para que otro mundo fuera posible.
Lista de autores:
BEGOÑA ABAD DE LA PARTE; JESÚS VICENTE AGUIRRE ; ABEL
APARICIO GONZÁLEZ; GSÚS BONILLA; LAURA CASIELLES; MARÍA
LUISA DE LA PEÑA; ANTONIO DÍEZ FERNÁNDEZ; DAVID ELOY
RODRÍGUEZ; MATÍAS ESCALERA CORDERO; MARÍA ÁNGELES
FERNÁNDEZ JORDÁN; SONIA FIDES; MIGUEL ÁNGEL GARCÍA
ARGÜEZ; CELIA GARCÍA LÓPEZ; ALBERTO GARCÍA-TERESA; DAVID
GONZÁLEZ; ÁNGEL GONZÁLEZ GONZÁLEZ; ÁNGEL GUINDA;
GUIDO GUIDI; ESTHER LAPEÑA ALTABÁS; LUIS LUNA; IVÁN
MARISCAL; MIKEL MÉNDEZ; MIRTA NÚÑEZ DÍAZ-BALART;
MIGUEL PASTRANA; ANA PÉREZ CAÑAMARES; LLUÍS PONS MORA;
FRANCISCO REDONDO; NURIA ROVIRA AYUSO; FERNANDO
SABIDO SÁNCHEZ; J.JORGE SÁNCHEZ; CARLOS SALEM; MARÍA
JESÚS SILVA GARCÍA; ANA VEGA
http://www.bubok.es/libros/239359/Miles-de-tierras
miércoles, febrero 25, 2015
Reseñas y entrevistas aparecidas hasta el momento sobre Economía de guerra (Editorial Lupercalia)
Reseña de ECONOMÍA DE GUERRA, en Tarantula, Revista Cultural, por Javier Cristóbal
http://revistatarantula.com/economia-de-guerra-ana-perez-canamares/
ECONOMÍA DE GUERRA, en El Cultural (30/01/2015)
http://edicioneslupercalia.blogspot.com.es/2015/01/economia-de-guerra-en-el-cultural.html
ECONOMÍA DE GUERRA, en el blog de la librería A pie de página
http://libreriaapiedepagina.blogspot.com.es/2015/01/y-ana-perez-canamares-estuvo-aqui.html
Fotos de la presentación de ECONOMÍA DE GUERRA en la librería A pie de página, Valladolid
http://edicioneslupercalia.blogspot.com.es/2015/01/economia-de-guerra-y-ana-perez.html
ECONOMÍA DE GUERRA y Ana Pérez Cañamares en El Norte de Castilla.es
http://www.elnortedecastilla.es/culturas/201501/23/perez-canamares-llama-enfrentar-20150123214354.html
Vídeo de la presentación de ECONOMÍA DE GUERRA, Ana Pérez Cañamares, en la librería A pie de página, Valladolid, gracias a Ultimo Cero
https://www.youtube.com/watch?v=aOYy5Oz-jgQ&feature=youtu.be
Vídeo de la presentación de ECONOMÍA DE GUERRA, por Jorge M. Molinero, en la librería A pie de página
https://www.youtube.com/watch?v=fIg-sInmxl0&feature=youtu.be
ECONOMÍA DE GUERRA, en Últimocero
http://www.ultimocero.com/articulo/ana-p%C3%A9rez-ca%C3%B1amares-apela-la-importancia-las-luchas-colectivas-su-econom%C3%ADa-guerra%C2%B4
Reseña de ECONOMÍA DE GUERRA, en Mondosonoro, por Santos Perandones
http://issuu.com/mondosonoro-gal_cyl/docs/224msogal?e=2217010%2F10839332
ECONOMÍA DE GUERRA, en La República Cultural.es., por Inma Luna
http://www.larepublicacultural.es/article9706.html
Entrevista a Ana Pérez Cañamares, por ECONOMÍA DE GUERRA, en Literaturas.com, por Miguel Baquero
http://www.literaturas.info/Revista/2014/12/ana-perez-canamares/
ECONOMÍA DE GUERRA, en el blog de Eva R. Picazo
https://evarpicazo.wordpress.com/tag/ana-perez-canamares/
ECONOMÍA DE GUERRA, en Voces del extremo
http://vocesdelextremopoesia.blogspot.com.es/2014/11/economia-de-guerra-7-poemas-de-ana.html
Reseña ECONOMÍA DE GUERRA, en La tormenta en un vaso, por Miguel Baquero
http://latormentaenunvaso.blogspot.com.es/2014/11/economia-de-guerra-ana-perez-canamares.html
ECONOMÍA DE GUERRA (3), en el blog de David González
http://ellenguajedelospunos.blogspot.com.es/2014/11/ana-perez-canamares-economia-de-guerra.html
ECONOMÍA DE GUERRA, en el blog de David González
http://ellenguajedelospunos.blogspot.com.es/2014/11/ana-perez-canamares-economia-de-guerra-2.html
ECONOMÍA DE GUERRA, en El diario.es, por Ruth Toledano
http://www.eldiario.es/zonacritica/bastado-hacer-revolucion_6_325177498.html
ECONOMÍA DE GUERRA, en el blog hankover
http://hankover.blogspot.com.es/2014/10/economia-de-guerra-ana-perez-canamares.html?spref=fb
ECONOMÍA DE GUERRA, en el blog Escritores sucios
http://escritoressucios.blogspot.com.es/2014/10/ana-perez-canamares-economia-de-guerra.html
EONOMÍA DE GUERRA, en el blog Asperezas, de Pepe Pereza
http://pepepereza.blogspot.com.es/2014/10/economia-de-guerra-ana-perez-canamares.html
jueves, noviembre 27, 2014
Presentación de Economía de guerra, por Ruth Toledano
Ana Pérez Cañamares es poética y
política, es yo y es cualquiera, es piloto de guerra, si ese piloto es Saint-Exupéry,
es conciencia y es campo de batalla (la conciencia como campo de batalla).
Ana Pérez Cañamares es yo y es cualquiera
porque es los desahuciados, los hacinados, la mendiga, es la infancia como
traza última de la inocencia de los culpables, es los animales que son yo, que
son cualquiera, la lentitud de sus pies al entrar al matadero, es cada
poema-bomba, cada razón que “hubiera bastado para hacer la revolución”, es la
revolución, la que mira a este país a los ojos, cara a cara, como cuando
follamos o cuando nos retamos.
Y es también el esplendor de junio, el
sol, el baile, el árbol, los perros, el mirlo y su clase magistral, la hamaca,
la respiración, el humo de los cigarros -sus señales-, una llamada para pedir
perdón, la curiosidad que se pregunta por el nombre de la flores que crecen en
su tumba, la risa de un bebé que celebra la sorpresa de estar vivo, es la
belleza de un libro que quema entre las manos, la que sueña con llegar a la
vejez para que la adopten las gallinas, la que es cómplice de una ardilla. Es
una sonrisa que es un mendrugo de pan. Es las gotas de miedo en la frente de
una madre, la belleza como una herida que desangra.
Y es la incertidumbre de no saber si el
pecado es hacer o no hacer, la huida o la rendición. Es el derecho y la condena
de los días que pesan como piedras en la espalda, la migrante interior, la que
milita y deserta, la que es precaria como toda conquista. La excepción en la
estructura, la ruptura de la armonía, un lugar entre la impotencia y el
heroísmo. Es los trenes que entran a las ciudades por la puerta trasera, entre
ruinas, cascotes, matorrales y niños que saludan a los desconocidos. Es la
pregunta: ¿regamos la fe o la arrancamos de cuajo? Es, dentro de sí, el
silencio de un pueblo evacuado, es el vacío, los rugidos de la guerra. Es los
muertos.
Pues estamos en guerra. Si hay muertos -el
poema nos advierte-, esto no es un teatro: cuando hay muertos, es guerra.
Ana Pérez Cañamares está en guerra, como
yo, como cualquiera, contra el Banco de Santander y la enajenación de la Abajo
Firmante, contra los púlpitos laicos, contra el capitalismo y contra la
economía, imbéciles, la economía, contra la burocracia y las pantallas. En
guerra contra los que odian lo que no se les parece, contra la afrenta que para
ellos constituye toda costumbre, toda raza, todo pensamiento extraño, contra
los pasos del matarife cuando entra al matadero, contra el jarabe malo que nos
hacen beber los ganadores. Contra los enemigos, suyos y de la ardilla, contra
las cadenas ingrávidas, los cargos y las cargas, los disfraces y los
eufemismos. En guerra contra los inventores de perreras, asesinos de ángeles. Contra
el sueño de los torturadores.
Ana Pérez Cañamares es la honestidad de saberse
parte del sistema y es la valentía de despojarse desnudando al tirano. La
honestidad de saber que nos boicoteamos mientras ellos maquinan, los enemigos
de la ardilla y del mirlo. Es la honestidad de reconocer nuestro cansancio,
nuestra ansiedad, nuestra responsabilidad de peces que fabrican anzuelos.
Ana Pérez Cañamares esgrime un lirio del
valle, un simple lápiz, las ondas sobre la piel del caballo, la blancura de las
manos sobre los teclados, para ordenar las heridas que producen los que arrasan
las verdes praderas, los que torturan en nombre de la ciencia, los que violan y
esclavizan. Ella es la que invierte en amor, la que nos devuelve la poesía, la
conciencia y la poesía de la conciencia. La que en esta guerra nos reparte las
armas cargadas y el futuro. Con ella dimitimos de la actualidad (hace muchos
días que dejamos de leer El País) y con ella nos interesamos solo por la
historia de la dignidad.
Tú no eres tú, Ana, no solo tú. Ahora
eres yo, eres cualquiera. Porque después de tus poemas, antes también, yo,
cualquiera, ya soy, somos, tú. Un ejército de mirlos. El partido de la
intimidad. Vidas desnudas, almas clandestinas. Todo relacionado con todo. Y la
poesía como un ángel fieramente humano, como un redoble de conciencia. Te
sorprenderá: soy la fe con la que ardes. Soy nosotras. Porque, como tú, blando
un amor que aún sería más grande si no temiera mirar al matarife y al cordero.
Porque me has recordado, mientras dura el asedio, que ganaremos esta guerra
perdida porque amamos a los perros mestizos y las palabras nos arrancan
orgasmos.
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