
La nada
que recorre
entre alambradas
este negociado
como una
c
o
l
u
m
n
a
v
e
r
t
e
b
r
a
l
me intranquiliza
Las cosas van
con calma
hasta que llaman
insistentemente
al timbre.
¿Por qué vine
a trabajar
a este lugar?
¿No pude
encontrar
nada mejor?
Abro la puerta
y un enorme
saltamontes
brinca dentro
reclamando mi atención.
Un pájaro
de mal agüero
se cuela
por la ventana
y me examina
atentamente
desde un archivador.
Se respira
una paz
dulce y tranquila.
Ningún
jefe
a
la
vista.
De modo que
enciendo
la radio
y suena
la primera
trompeta
de mi particular
Apocalipsis.
Miles Davis
Kind of Blue
o sea, Una especie de tristeza.
Me
lo temía.
El ángel
caído
era negro
tanto como el carbón
y ya estuvo aquí antes
entre los oficinistas
leyéndonos
la mano
con el estrepitoso
runrún
de su trompeta.
DAVID BENEDICTE
Del poemario Biblia ilustrada para becarios.
Poema tomado del blog HankOver. Gracias).
3 comentarios:
Me ha gustado la forma casi monosilábica del desarrollo del poema; muy cuco. Has hecho bien en publicarlo.
Un saludo, Jaime.
Inquietante descripción...
Un abrazo ;)
Hay oficinas que terminan siendo una fuente inagotable de poesía.
Muy visual y descriptivo el poema.
Un saludo
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